Una desgarradora lagrima
resbaló por tu camisa;
yo miraba al suelo,
miraba las cortinas;
y nos decimos mutuamente
“Madonna ha sacado un nuevo video”
y es todo
ya no hay nada, te decía:
sobra tanto hielo en la cocina,
tanto hielo en el baño del bar;
tantas lagrimas recogidas
en el cenicero, en el desván;
las lechugas están frescas en la ensalada César
y parece todo tan excelente
que nada más podría desear
sólo rueda el aire frío
en las cornisas
las cortinas danzan, viven, vienen y van.
Un mudo grito
filtraba tus pupilas
creando tormentas;
lo noté, en tus parpados se batían
la dialéctica del “ya no puedo”, “¿¡por qué me miras!?”
y encendí un cigarrillo
y miraba las cortinas
se asomaba el olvido
en forma de ventisca.
Donde se exige el fuego
ya no siento agonía
ya no siento ganas
ya no siento ni risa.
En las rocas derretidas
se reflejaba mi sonrisa;
derramaba el vaso una sola gota,
resbalando por tu camisa
hasta que dije por siempre
“¡¡ya no te quería!!”.