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Slumdog Millionaire: el pragmático mea culpa de Hollywood hacia Bollywood

¿Por qué “Slumdog Millionaire” triunfó en la noche del Oscar? Opción A: para estrechar los lazos de Hollywood con Bollywood, a objeto de combatir la recesión. Opción B: debido a la intachable calidad de su libreto. Opción C: la idea es levantar nuestra autoestima en un período de crisis. Opción D: todas las anteriores, aunado al hecho de saldar una antigua deuda moral de Occidente con Asia, tras el fin de la era colonial.

Sea como sea, la mesa queda servida para comenzar a jugar el equivalente hindú de “¿Quién Quiere Ser Millonario?”, con la moderación de Anil Kapoor en el puesto del “Doctor Eladio”.

 

A su lado, la joven promesa de Dev Patel hace las veces del afortunado ganador de la partida, alrededor de una trama vertiginosa y posmoderna en claro tributo a la estética kistch proveniente del país de la cocina curry.

 

Por eso, nadie debe molestarse por las innumerables libertades y exageraciones desarrolladas por el argumento, pues ellas son incluidas de manera conciente para rendir una suerte de homenaje irónico al edulcorado, puritano y aclichetado sabor de la gastronomía masala.

A Danny Boyle corresponde, entonces, la ardua tarea de procesar los condimentos disímiles, para ofrecer una exquisita degustación de “Ciudad de Dios” al calor de los fogones de la tradicional fórmula del chico encuentra chica, fusionada con el resto de los géneros de explotación, made in Mumbay.

En dos platos, un delicioso mea culpa de un hijo de la corona británica, siempre preocupado por el asunto de la alteridad, el darwinismo social y la oposición del materialismo versus la espiritualidad. Los dilemas y las paradojas no sólo del despertar económico de la nación de Gandhi, sino también de la aldea global.


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