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El Amor en los Tiempos del Cólera: El Plan Colombia de Hollywood

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Durante años, Gabriel García Márquez se negó a vender los derechos de “El Amor en los Tiempos del Cólera” al productor Scott Steindorff de Stone Village Pictures, por razones obvias. Según la prensa especializada, el Nóbel rechazaba la propuesta de adaptación, porque temía lo peor de los creadores de “Turistas”.Es decir, una simple “versión hollywodense” del amor imposible entre Florentino Ariza y Fermina Daza. Hoy su premonición cobra relevancia a la luz del lanzamiento de “Love in the Time of Cholera”, hablada en el idioma de “El Cantante”, musicalizada por Shakira y sujeta a los estándares esquizofrénicos del mercado internacional. Cualquier similitud con “Ugly Betty” no es mera coincidencia. En inglés es más fea. Por algo, la meca siempre consideró “tabú” el texto original del escritor colombiano, cuya extrapolación a la pantalla vuelve a incomodar a sus incondicionales. A continuación, intentaremos desglosar las causas del descontento.

La Ficha Técnica

El principal problema radica en la figura del director Mike Newell, importado desde las altas esferas del academicismo británico. Suyas son “Four Weddings and a Funeral” y “Harry Potter and the Goblet of Fire”. Por tanto, no lucía como el candidato ideal para traducir el aliento costumbrista y localista de la pluma del precursor del realismo mágico. De ahí el  aire de acartonamiento qualité comprimido en cada fotograma kistch de la  película.

A ello contribuye la escogencia de la italiana Giovanna Mezzogiorno para incorporar al fetiche, al objeto de deseo, a la Julieta del melodrama.El acento nunca la favorece y tampoco ayuda su eterna mueca de angustia desangelada. Por eso, cuesta entender la devoción del muchacho de la partida hacia ella. Ni hablar de su increíble metamorfosis en la tercera edad, a base de maquillaje, pelucas y tintes.Análogamente, los hombres, como Benjamín Bratt, ostentan de viejos el look del Doctor Chapatín.Por su parte, John Leguizamo lleva el arte de la sobreactuación a extremos insospechados. Verlo es recordar su caricatura  de Toulouse-Lautrec para “Moulin Rouge”.Por el contrario, la brasileña Fernanda Montenegro y el español Javier Bardem funcionan a la perfección como madre e hijo, rescatando del precipicio al plantel estelar, a la luz de los roles asignados.  

   En específico, él sabe transmitir el dolor del abandono y la espera, con miradas melancólicas encuadradas en planos generales colindantes con el sentimiento de orfandad de “El Coronel no tiene Quien le Escriba” de Arturo Ripstein, el mejor derivado de la prosa del Gabo. El libreto del redactor de “El Pianista”, se limita a consumar el método de la trascripción literal, al redundar en la relación enfermedad-romance impresa en la obra cumbre.   

En resumen, “El Amor en los tiempos del Cólera” hace poca justicia a su fuente de origen, al reducirla a la condición de un folletín lacrimógeno y sensiblero ,fuera de época, decantado por el filtro del exotismo con calidad de exportación.Una culebra gigante, cual “Anaconda 2”, condenada a morderse la cola.                                                             

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