Poesía

A Xavier.   ¡Ay, caída del ave vertiginosa! ¡Ay, arranque bestial del aeroplano militar! En tus alas sientes el aire libre del cielo; en tu cabeza llevas al hijo feliz de las armas y el fuego; en tu vientre cargas las bombas come-hombres, que darás a luz mañana en medio del grito viril que pide la guerra, la furia, la sangre a chorros, el arranque, la emoción. Vas rápido por los techos del mundo hundido en la guerra, arrastras contigo a todo enemigo, sea hombre débil, niño inocente        o mujer abominable, odiosa.           No temes las heridas de…       …las palomas,             tú, buitre raudo, de pico explosivo, destructivo;            de sonrisa siniestra y gritos petrificantes, duros; de plumas de plomo y garras de caucho, como el carro de los mil kilómetros por hora, de la velocidad del trueno   estruendoso de la noche de tormenta, cuando el mar se pica       por los misiles submarinos que explotan contra los             buques enemigos, matando al instante a todos los               hombres del pasado, las pestes pasadistas.            No es la paz la salida del futuro, sino la lucha,    la guerra eterna por la belleza…                … del motor. ¡Que resuenen las balas del ardor como resuena la voz de nuestro Líder! ¡Que vuelen rápidas y recias como los arpegios frenéticos de mi guitarra patriótica! El vértigo de las alturas, desde donde leo el futuro, alimenta la audacia, las rebeliones y el coraje. No temo a la muerte justa, a morir sudando, sangrando, siempre que pueda alzarme en lo alto de la tierra y retar al mismo cielo que dejó descender a las mujeres, despreciables. Que siempre triunfe el hombre que pronto vendrá.   Animus a Nemo, 16 de junio de 2008

Lo difícil no es conocerse uno mismo sino asumirse como tal ante uno mismo ante los demás ante el mundo Lo extraño no es darse la cara a uno mismo es darle la espalda a...

De la insignificancia Distráeme noche que pasas, que tu silencio me oscurece. Quítame la identidad y en tu hastío apagado relucirá escasa, la luz reflejada en mis lágrimas. Vuélvete y tórnate blanca, enciéndete. Quiebra el aire que...

La nana del metro Nana la nana la nana del metro Que corre que anda Que corre y que calla Nana, nanita La nana y la vía Que corre que anda Se duerme de día Si eres pequeño Y...

Tengo ganas de verte... por entero, de verte sincero, vulnerable y hasta ingenuo... de verte como nadie lo ha hecho; sintiendo tu miedo y quemándome en tu fuego.

Le hablo a la audiencia ¿Qué desean preguntar? “Un libro”, responden, “Ya nuestra experiencia nos ha dado el don de libertad”. Dicen “Ahora es tiempo de explorar verdades y...

Tan sólo somos números, unas veces sumanos, otras restamos, pero nunca dejamos de ser números. Somos números de carne y hueso, somos un número azul en un espejismo, otras números rojos en la cruda...

La siguiente es una selección de poemas del libro Un poeta es un satélite en constante caída, editado por Mario Torres Duarte y publicado por Senderos Editores (Bogotá, 2015)      ***     El fuego...

    Poemas con cartografía del país imaginario     “Las montañas, los valles, los ríos y los mares se llaman Cementerio. ¿Cómo orientarnos?, ¿Cómo?”                                                                              Flóbert Zapata       DÍA TRAS DÍA     Día tras día, el maestro deja vasos...

Parecía su cofre una cataplana. Pasó la garúa de la madrugada con los ojos dentro de la caja.

Inclinada con amor de mi trompeta saltan cuando soplo sombras incendiarias que se aglomeran en bocas invisibles mordisqueando el aire terribles amigas y amigos míos el aire demorado en todas las grietas de sus cuerpos Entonces...

Duele mucho recordarla. Esa noche la vi extinguirse como una vela en medio de la oscuridad. Mostraba el cabello suelto, como una niña que acaba de comer un chocolate....

Todo Indignado es un Arrepentido. La simultaneidad no existe. Somos frutos del deber y de la ignorancia. El camino a la Fe es circular, por ello necesitaremos de guías...

Ninguno vio sus rostros, bajaron por el boulevard. Calles mojadas, reflejo del mundo. Hubo amainado sin paraguas. Pesaban los bombines sobre sus cabezas remojadas. Humeaban eternamente las tazas. La ciudad persistía. Todavía tanteaban las conteras y...