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La última fiesta de la Unidad Popular, en Caracas

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La última fiesta de la Unidad Popular, en Caracas
Alexander Vivas

Fue en la tarde ya tarde que me entere que esta obra teatral se presentaba en la Sala Rajatabla, me fui agazapado y sin muchas expectativas, y fui porque adoro a Pedro Lemebel y su pluma desmedida que siempre cae bien después de un largo día de colas interminables, mentadas de madres y empujones en el metro, en fin Lemebel siempre te abofetea a tiempo y te despierta sin hacerte daño.

Alexander Vivas
Alexander Vivas

Entrando e inmediatamente viendo a un actor en el suelo con todo su mundo u objetos encima de el, de inmediato pensé » Esto es un dramon-novelero», pero a medida que el actor acomodaba la escenografía me iba adentrando en una puesta en escena limpia, justa, con un ritmo neto de una magnifica puesta en escena, con detalles acertados y sencillos que a la vez entretejían la mordaz verborragia del texto, con humor punzante y con una nostalgia a flor de piel, de cosas que aunque no las haya vivido las recordé (Quizás, la última fiesta de la Unidad Popular) , y eso para mi delata una dirección ajustada y calibrada.

Una Actuación acoplada y con un sentido lúdico perverso, articulan y desarticulan imágenes que impactan. El logro de Alexander Vivas  (Actor Venezolano radicado en Bruselas) , demuestra en su quehacer que  es un maestro en su esencial técnica, porque sabe como debe manejar la voz , la expresividad y sobre todo, porque es capaz de saberse dosificar para mostrar, insinuar y proyectar desde lo orgánico, a los personajes que interpreta, aveces sutil , amanerado y  otras veces  avieso, cruel y desmedido, demostrando su dominio técnico en lo corporal y en lo expresivo, atento a sus tiempos internos y en lo que debía mostrar de forma multidensional, sintonizado en lo que se debía proyectar, sin excesos, pulcro, imbuido de ese sentido de gozo con lo que era construir papeles creíbles, hicieron que este montaje sacudiese por su desparpajo ya que sabe colocar las íes donde debe ser y dejarle al espectador esa sensación de »cielo vacío» tal como lo dice el mismo actor ya casi al final de su monologo.

1 Comentario

  1. No soy de mucho ir al teatro justamente porque en una ciudad y un país donde el drama se vive a cada hora después de salir de casa prefiero algo mas divertido que hombres y mujeres luchando por un amor, lágrimas y gritos que ya han hecho famosa a Venezuela y que se pueden ver en una TV que se ha venido a menos. Vi un «Loco Afán» en su estreno en Caracas y me parecía que el actor estaba hablando de la situación política venezolana con textos y acentos sureños y no entendí muy bien el entramado de la puesta en escena no obstante la habilidad de Alexánder Vivas de atravesar por una metamorfosis de diversos personajes muy distintos unos de otros y seguir siendo él mismo me atrapó. No tuve alternativa y hice lo imposible y me adapté al tiempo de la ciudad alocada y caótica en la que se a convertido Caracas y volví a verla, esta vez en Rajatabla, donde entré en contacto con el diálogo y seguí la sincronía de los textos y los movimientos del maestro en ciernes en que se ha convertido aquel muchacho que jugaba a ser actor cuando éramos muchachos. Disfruté la obra y luego busqué a Lemebel en la web para escucharlo y me di cuenta de que él y Alexander se la hubieran llevado muy bien. Yo me ví reflejado en ese viejo loco, a veces verde y a veces rosa que fue Lemebel, será por eso que quiero tanto a mi amigo Alex.

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