Eso que llaman arte contemporáneo

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cathedra_by_barnett_newman

Un trozo de queso seco con cabellos negros largos pegados alrededor, sobre una bandeja de plástico rojo. Una cabeza de maniquí atravesado por una barra por el cráneo que va a dar sobre un monociclo. Un cubo de acrílico transparente y dentro una canica.

No, no son objetos dejados al azar en un ático, es la exposición de arte en una galería de la localidad.

Debo admitirlo, no entiendo el arte contemporáneo. Unos tipos gritando una frase repetidamente, convulsionando como por un ataque de epilepsia, con sacos y corbatas, bajo luces cenitales, y que eso se llame «arte accional», no sé, realmente no sé.

Espero que me perdonen esos chicos delgados, barbudos, con lentes de pasta, y aretes gruesos en las orejas, que frecuentan las inauguraciones de arte (y recitales de poesía, pero ese es otro tema), y las chicas que parecen salidas de un video de música indie. Lo siento, pero algo me dice Renoir, por ahí va los tiros con Van Gogh, con o sin oreja, pero cuando ya Duchamp y su urinario, ahí sí que me quedo perplejo.

¿Qué será? ¿Insensibilidad? O debo admitir que soy bruto para el tema. No sé, que los chicos barbudos y las chicas indie se queden viendo tanto una instalación, es porque algo les dice, y yo no veo, ¿no? Quizá la brecha generacional, quién sabe.

Ah, porque si luego trato de entender mejor leyendo los trípticos de la exposición, a ver si la visión de alguien que sabe más que yo de qué va el asunto, me da luces de qué carrizo estoy viendo; pero no, lo que escribe es más incomprensible aún.

Espero que algún lector se identifique con mi incapacidad de entender el arte contemporáneo, y si es posible, que me lo explique con manzanitas.

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Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

2 Comentarios

  1. Puro postureo y post-modernidad, sin embargo, el tema es amplio y el debate estético da para mucho.Y si, Duschamp re reveló contra el arte Hyper-retinal, pero de ahí a una instalación con una escoba recostada de la pared con un desodorante a 15 cm bautizada como: Sin título, que va.

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