Puerto abajo

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Que tus dedos toquen mis dedos
y olvidar
que el país es un pastel
cortado a cuatro partes,
dormir a tu lado
llenarme de tu olor,
y en el intervalo que no estás
olvidar
que mi vecino es asesino
premiado con máster en Santa Ana,
que mi colega de trabajo
también es verdugo
y cuando bebe
se llena de agujas
y canta con orgullo,
pero estoy tranquilo
a mi bar preferido
lo protege el conejo,
allí donde curiosa te sentaste a mi lado
donde quería contarte mi sueño
donde eras inmensa
y mordía tus labios
y en un rincón acariciaba tu vagina
húmeda nacarada,
no mirabas a mis ojos
yo sonreía de puro nervio
luego en casa
te emociono mi colección de huesos
y en un segundo
la vida nos pareció un regalo.
Nos despedimos con un beso
para reencontrarnos como desconocidos,
para volver a la cola
y comprar harina
entre gritos
y cuchillos.

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