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¡Qué bolas Leopoldo!

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¡Qué bolas Leopoldo que te entregaste así no más! Hay que ser bien valiente para someterse voluntariamente a un sistema de justicia tan viciado como el nuestro.

¡Qué bolas Leopoldo la cantidad de gente que asistió a tu convocatoria! Esa capacidad de movilización es exclusiva de los pocos que se pueden llamar líderes políticos.

¡Qué bolas Leopoldo que diste la cara! Yo hace rato hubiese escogido irme del país, agachar la cabeza, o la clandestinidad en vez de arriesgar mi seguridad personal, mi futuro y el futuro de mi familia.

¡Qué bolas Leopoldo tu capacidad de oratoria! Mientras a unos se les escapa un “Capuskicapubul” desde la comodidad del autoritarismo (que no la autoridad) tú, sabiéndote presa fácil de una dictadura, te lanzas un discurso digno de manuales de retórica.

¡Qué bolas Leopoldo tu manejo de la imagen y tu impacto en la opinión pública! Tu foto desde la tanqueta de la GNB con flor y bandera en mano hoy adorna la portada de periódicos alrededor del mundo y en Venezuela de uno que otro sitio Web y millares de cuentas de Twitter.

¡Qué bolas Leopoldo tu capacidad de descarrilar la atención de las luchas de los estudiantes! Porque estamos claros que ahora la consigna va a ser “liberen a Leopoldo” y no “basta de violencia, basta de inflación, basta de escasez, basta de malos servicios de salud”. “Liberen a Leopoldo” en vez de una lista larga de problemas que de verdad conectan con la mayoría de la sociedad venezolana.

¡Qué bolas Leopoldo tu ego! ¿Con quién discutiste tú tu decisión de convocar esa marcha el martes? ¿Con los estudiantes? ¿Con los demás partidos? ¿Con las ONG? ¿Con los que marcharon contigo? Tú eres un tipo estudiado y con calle. Tenías que saber que el 18F iba a tener repercusiones no solo en tu vida política y en la de tu partido sino en la de todos los sectores que se oponen al gobierno. Y ahora tu lucha va a ser la lucha de todos los que estamos en contra de este gobierno. Querámoslo así o no.

¡Qué bolas Leopoldo! Que ahora vamos a tener que gastar energías, medios y recursos (que no tenemos) en una lucha que no pedimos pero que igual se nos impuso. Es decir, en tu liberación. Y no me vengan con vainas de que “si tu encarcelamiento vale para un despertar del pueblo valdrá la pena” porque eso es paja. Para llegar al gobierno de manera democrática hay que conectar con las mayorías, y con todo respeto, tu encarcelamiento le sabe a casabe a gran parte de la sociedad venezolana. De lo contrario, hace rato que a Simonovis, a Afiuni y a un sinfín de presos políticos los hubiese liberado el clamor de un pueblo que se preocupa más por la escasez, la inflación y la inseguridad.

¡Qué bolas Leopoldo tu irresponsabilidad! Todavía está por verse, pero estoy casi convencido que los últimos 12 años se perdieron por tu aventura de ayer. Y parece que no aprendimos nada. Y desde El Rosal (porque esa vaina no era ni siquiera Chacaíto) evocas imágenes de otros tiempos: de la Plaza Altamira, del paro petrolero, de las guarimbas… en fin, de un modo de lucha que lejos de ayudar a la oposición, le dio más fuerza al chavismo. Yo eso se lo perdono a un radical del Cafetal, alguien que no haya pateado barrios y que no se conozca Venezuela. ¿Pero a ti? O no has aprendido nada o lo hiciste sabiendo que tu solito nos estabas catapultando a todos hacia el pasado. En cualquiera de los dos casos, cuestiono tus motivos.

¡Qué bolas Leopoldo que te prestes a estas aventuras! Y que con tu acción les des razón a aquellos venezolanos que creen que lo que hace falta es sencillamente mantenerse en la calle y “La Salida” de este gobierno. Les des razón a aquellos que nos acusan de golpistas, anti-democráticos, disociados… Viejo, (todavía) no somos mayoría. Duélale a quien le duela. Y cuando te precipitas como lo hiciste ayer, más nos alejamos de ser esa mayoría. El trabajo político es lento, aburrido, de pocas glorias y menos protagonismos. Es a largo plazo y conectando con la gente hasta que de verdad representes el sentir de una proporción suficientemente mayoritaria del país como para equiparar tu liberación personal con la de todo un país.

En fin. ¡Qué bolas Leopoldo! Porque me parece que lo de ayer fue una aventura muy personal (ciertamente valiente pero también errada y egoísta). Una aventura que podrá significarte el título de “líder de oposición… de turno” pero no avanzará en lo más mínimo la lucha de un pueblo que lo que quiere es buscar soluciones a sus problemas.

Atentamente,

Un venezolano convencido que para arreglar esta situación hace falta menos y no más bolas.

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