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¡Hasta nunca, Comandante!

Ojos

 

Tenía 8 años cuando el 6 de Diciembre del 98 Hugo Chávez se alzó por vez primera en unas elecciones presidenciales. Desde allí, no hemos conocido otra directriz desde la presidencia de la república que no haya estado orientada a violentar las más elementales libertades del individuo y a mancillar los más básicos valores de respeto entre iguales.

Mi vida, como la de muchos, transcurrió lentamente ante el voraz avance de la revolución bolivariana. Me vi salir de la niñez y entrar en las tribulaciones de la adolescencia, hasta llegar a la adultez, bajo el yugo de un solo hombre, bajo un mismo régimen. Me hice bachiller y a escasos meses de egresar como ingeniero sin perspectivas de desarrollo profesional, observó como el hombre que marcó la vida política del país por las últimas dos décadas fenece ante el estupor nacional.

Con 12 años vi como otros venezolanos disparaban a otros tan sólo por la ambición desmedida de un tirano que no dudo, tan sólo meses después, pasar por encima del trabajo de décadas de miles de individuos dedicados a la primera industria nacional. Fuimos testigos de múltiples violaciones a la constitución, y ante la pasividad de los mal llamados líderes de la oposición, los que le adversamos quedamos huérfanos ante sus embestidas totalitarias: procesos electorales irregulares, un poder judicial perverso al servicio de la revolución y sobretodo el quebranto de los espacios de debate.

No puedo sentir lástima por la muerte de un tirano. Hugo Chávez no fue más que un delincuente, no fue más que un asesino, no fue más que un simple malandro: el primer malandro de la República. Hugo Chávez nos marcó durante catorce años, nos arruinó nuestro presente y casi se lleva nuestro futuro, sino es que lo logró. Nos dejó un legado de violencia, de caos económico, de inestabilidad social y de incertidumbre. No será fácil nuestro porvenir, y hoy resulta más incierto que nunca, pero celebro la oportunidad de salir de la catástrofe que nos ha heredado. El tiempo dirá si el Chavismo seguirá la estela del Peronismo argentino o descansará junto a los restos mortales de Hugo Chávez. Esperando que se cumpla:

¡Hasta nunca Comandante!

 

 

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