Semblanza de dos personajes extremos y polarizantes

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El Sr. L. C., periodista y anfitrión de un conocido programa de información y opinión política en la televisión y que no ostenta cargo público alguno padece cáncer del recto. Esta persona, que tendría derecho a no dar detalles de su enfermedad ya que no ostenta cargo público alguno (ni poder coercitivo de ningún tipo) informa a su público acerca de la enfermedad que padece. Decide recibir tratamiento en su propio país – y podría recibirlo en cualquier otro sitio – porque no tiene secretos a ocultar de sus compatriotas. El Sr. L. C. se retira y toma un permiso indefinido de su programa con el fin de recuperarse con éxito.  No se oye a ninguno de sus «seguidores» decir que deba hacer otra cosa. Primero esta la vida y la salud y si uno trabaja tiene que hacerlo en plena capacidad y con plenas facultades. Nada de ficciones ni de teatro.

Veamos la situación del líder indiscutible y único de su propia y original revolución, H.C.F. El es Presidente. De la misma nación donde L. C. tiene su programa, bajo amenaza del gobierno de H.C.F. que propugna una «hegemonía» en la cual debe mandar hasta el 2021 y en la cual no caben personajes polarizantes a no ser que estén alineados con H.C.F. Esta persona oculta cuanto puede de sus condiciones de salud hasta donde y cuando puede. Se sabe que es «cáncer»  pero para la precisión eso es lo mismo que «una infección». Decide tratarse en secreto en los dominios de un anciano dictador, amigo y mentor suyo, cuyos médicos prefiere con mucho a sus compatriotas. Por supuesto, H.C.F. no puede dejar la administración de la República ni la continuación de su obra política a ninguno de sus colaboradores, de hecho todos ellos insisten a viva voz que H.C.F. es el único al mando no importa cómo, basta que respire. Solo puede haber Uno. Sus seguidores aplauden a rabiar, este hombre debe ser el Mesías y el Mahdi, no se va a echar atrás por un sencillo tumor canceroso. Incluso fue por la reelección y ganó. Para él y sus seguidores el cáncer no es mas grave que una infección de estreptococos…

Uno de ellos (muy probablemente) morirá después de varias recaídas y en medio de fuertes dolores, exacerbados por las actividades que debió abandonar apenas informado que tenía cáncer.

Uno de ellos vivirá y se recuperara (muy probablemente) porque tomo las cosas racionalmente y con seriedad desde el inicio.

Adivinen. Cuál es cuál. Mas asombroso y aun aterrador, adivinen cuál es el que tiene una influencia decisiva sobre los destinos y vidas de sus compatriotas.

2 Comentarios

  1. Después de que ellos mismos le faltaron el respeto a la enfermedad, ahora nos piden que la respetemos, cuando no les quedó más remedio que admitirla.

    Aún así, tenían el cinismo de decir que era «una lesión», cuando hasta el perro de mi casa ladraba que era cáncer.

    Después se erigen como la única fuente confiable de información: Todos los demás medios y periodistas son unas marionetas del Imperio con claro afán manipulador.

  2. He ahí la cuestión: el problema no son los comportamientos (aunque sean relevantes), sino el poder sin balances que está detrás de determinado comportamiento.

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