Navidades de paro (1era entrega)

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1era entrega (De La Hallaca Encartada)
Fotografía de Manuel Rugeles
1era entrega (De La Hallaca Encartada)
Fotografía de Manuel Rugeles

Cuando el paro petrolero en el 2002-2003, fue ferozmente afectada la navidad de Juan Carlos Benevento, un señor jubilado de la antigua PDVSA, quien jamás creyó que las navidades podrían ser iguales a otras, después de semejante contratiempo.

Entre todas las pericias que tuvo que hacer, una de las más recordadas fue comprar cervezas en mil quinientos bolívares cuando estas costaban trescientos cincuenta Bs débiles; paradoja que los colombianos estaban alegres al ver su profecía cumplida “algún día hijueputa, le venderemos cerveza y petróleo a Venezuela”.

Durante esta locura de secuestro social J.C.B. tuvo que echarle gasolina al carro un par de veces, y sacársela para surtir la moto, que había comprado en Maracaibo hacía unos años atrás.

Lo común del caso fue que muchas familias venezolanas se quedaron sin hallacas porque las esposas no permitían que se hicieran gasto extras, ni para pasarla bien, ni para pasarla mal. Durante aquella navidad, los fuegos artificiales se resumían a fósforos.

Benavento era padre de tres hijos, dos de ellos pasados de 25 años y su hija menor de 17.  Todos estaban resignados a pasar la navidad y el año nuevo si diversión, a pesar de tener una buena colección de discos de Sandro y Piero, que resultó la salvación en los momentos de tragos, tomando en cuenta que sacó un par de botellas de la reserva de güisqui que le habían regalado unos inversionistas panameños.

Las calles estaban sin gandolas; sin camiones de regalos, sin aceitunas, sin alcaparras, sin ganas de pasarla bien porque el ambiente era un croche en mal estado y se necesitaba de disco, prensa y collarín, para volver a la vida.

En las noches bajo reflexiones profundas y sin tener mucho ánimo Juan Carlos se desvivía por irse del país, al parecer no veía su continuidad económica, y pensar vivir  bajo esa dictadura era mejor irse para Miami, al cuarto de un apartamento que su prima le había ofrecido en su último viaje.

En la casa de la Familia Benevento todos comulgaban con el cambio costara lo que costara. Las luces del pesebre estaban estáticas mostrando el único símbolo de navidad en un rincón olvidado de la casa. El arbolito lo dejaron en cajas entreabiertas. San Nicolás también estaba de paro. No había sino la luz propia de un país.

                                                                                                                                          (De la Hallaca Encartada: 1era entrega)

 

3 Comentarios

  1. Hacia alla vamos, paro o no paro. Miren las noticias del 2012. Las del 2013 seran aun mas… interesantes.

    Y OT (Fuera del Tema): Mas la ñapa de 120000 muertos adicionales por el hampa, escasez de todo lo necesario para las hallacas.

    Mas (relevante para el tema): Amuay, accidentes, derrames y desastres ambientales. Mas la caida de la produccion petrolera. Mas Francisco Ilarramendi y 500 millones desfalcados.

    Mas un gobierno militar. Mas un cadaver (exquisito!) de Presidente, al que nadie se atreve a remover, con escenas dignas de la muerte de Stalin.

    Como que los «elitistas» de PDVSA trataban de decirnos algo. Que la jurungada que les estaban dando durante todo el 2001-2 era solo un preludio.

  2. @loroferoz:

    la semblanza de esa microhistoria no justifica el presente y las otras realidades que han sucedido en el país, esas son cosas de un presente cercano, y a mi me interesó recrear desde mi percepción el clima de aquella época, de ese paro petrolero devastador que hundió y quiso ser el «arma democrática» para salir del presidente, cosa que salió al revés.
    Me parece atractivo pensar en esos otros pretextos que sugieres, pero para la época todavía se seguía empecinado en sacar al «enemigo». y han pasado 10 años y todavía no han podido.

  3. @luisman: El «enemigo» estaba, para quien aun no quiera creerlo, metiendole un ariete literal a los de PDVSA por donde el sol no brilla, mas o menos desde el 2001. Es decir microgerenciando la empresa, introduciendo a sus propios tenientes y sargentos en cargos ejecutivos, etc. etc. etc… Haciendo cosas que los adecos y copeyanos no se habian soñado en toda su historia de clientelismo, burocracia, politizacion burrera y corrupcion.

    No eran la meritocracia que ellos mismos dibujaban. Pero hubo un salto de calidad (hacia abajo).

    El «devastador» paro y el «sabotaje» son una interesante invencion de la propaganda roja rojita. Los unicos en hundirse fueron los de PDVSA. Si hubieran saboteado algo o detenido las cosas con otro criterio que no fuera de no provocar accidentes, dichos accidentes no se habrian hecho esperar. Pero no te preocupes, desde el 2004, para estar seguro que no fueron los feroces saboteadores, tenemos un registro de accidentes y daño ambiental realmente impresionante.

    Pero podriamos preguntarnos sobre la buena fe del Teniente Coronel Presidente que convirtio una disputa laboral de una industria en un conflicto a muerte y luego en un «juego de gallina» dos veces en el 2002. Por su total incapacidad para ceder y negociar.

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