«You know what you are? You’re an ex-pat.»

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Si no vives en Venezuela, no tienes la misma moral para opinar que alguien que sí. Es una de esas injusticias psicológicas que, en verdad, es mucho más obscura e indescifrable de lo que lo hacen ver quienes dicen campantes «¡tú no vives aquí!»

. . .

Hay una página de política Venezolana antichavista que visito a veces donde hay un famoso troll chavista. Él siempre viene con comentarios que, aunque son burdos, duelen; no son exactamente mentira. Un buen día, se le salió que es un gringo y que nunca ha pisado Suramérica.

¿Sabes que? Sus comentarios ya no me duelen tanto.

No es que uno sea gringo, entiendan. Es un caso extremo de lo que nos aflige: ¿acaso ese gringo no tenía derecho a opinar sobre un evento político que queda ideológicamente cerca de su corazón?

No te pido que te calles, camarada desplazad@, entre otras cosas porque no hay nada como el exilio para darle sofisticación a las opiniones. Mas sí nos toca una humildad que no les toca a los que se quedaron.

Les tenemos hasta una responsabilidad, de negociar esa cuerda floja, de aceptar que nos resientan un poco sin resentirles a ellos, de cumplir útilmente con el rol de dar perspectiva sin montarnos en una tarima.

 

 

No será fácil, pero tampoco es exactamente difícil.

(puntos extra para el snob agringado que sepa de donde saqué el título)

4 Comentarios

  1. Tengo varios problemas con el rollo de «estar acá / no estar acá». De hecho, en el 2004, había escrito sobre ello, acá:
    http://www.elnuevocojo.com/venezuela/item/318-dos-falacias-venezolanas
    Porque yo entiendo que la parte fenomenológica, de la experiencia, de «tú no sabes lo que es sufrir en una cola», está estrictamente reservada a la gente que padece X o Y problema. Obvio. Jamás hablaré en términos emocionales, de «lo contento que está el pueblo» o «lo que se siente al ser robado», porque sería, como dices tú, una falta de respeto y de humildad.
    Pero eso no excluye hablar de *política* venezolana, tratar de hacer argumentos, analizar leyes, etc. No es por nada que los mejores artículos, blogs y reportajes, están hechos en el extranjero (véase el «Extreme Venezuela» de Ross Kemp).
    Porque lo que yo decía en el otro artículo me parece que sigue siendo cierto. ¿Dónde, exactamente, hay que «estar» para hablar de «la realidad» venezolana? Que yo sepa, es igual de disparatado que mis panas del Este, que se mueven de la Católica al San Ignacio y si acaso a la playa, hablen de «lo que quiere el pueblo del llano», a que lo haga un tipo que vive en UK o Australia.
    En fin, me parece que en la parte vivencial se puede tener razón. Porque lo demás es destruir toda argumentación: no puedes opinar del conflicto israelo-palestino, de la economía en España, de la guerra en Irak, de la islamización en Irán, porque «no estás allí»…
    A ese paso, sólo podrías opinar de tu edificio, de tu recorrido al trabajo y de tu sala de cine favorita. Una especie de Funes el memorioso, en lo político-social…
    Saludos

  2. Lo que sucede es que las visiones de quienes estamos en Venezuela, y quienes no, más que diferentes son complementarias. Yo viviendo en Venezuela sé que necesito la visión de afuera, y por eso leo artículos escritos desde afuera. Uno está demasiado metido en el árbol, como para entender el bosque. Al contrario sucede parecido. Mucho de lo que uno lee desde afuera, choca con la realidad diaria que uno tiene, y entonces requiere ser complementada. Estoy seguro que desde afuera (sobre todo los venezolanos) se lee bastante prensa Venezolana, y discute mucho con panas en Venezuela para poder entender mejor lo que pasa.

    Lo importante, como siempre, es no negar ninguno de los contenidos, sino saber extraer la información importante de ambas visiones.

  3. Vinz, estoy totalmente de acuerdo con la idea principal de tu comentario (si entendí bien), en el fondo mi argumento es que estar en el exterior no es excusa para no opinar.

    Ahora, en cuanto a «. . . no puedes opinar del conflicto israelo-palestino, de la economía en España, de la guerra en Irak, de la islamización en Irán, porque “no estás allí,»» me parece que entre las lecciones que aprendí por la humildad de la que hablo en el artículo es que muchas de esas cosas, con toda seriedad, no son peo mío. Vale preguntar, ¿por qué me importa la situación de los derechos humanos de la mujer en un sitio tan específico como el territorio talibán? De nuevo, ¿Qui bono?

    Irónicamente, lo más interesante de tu comentario me parece que fue la idea de preocuparse exclusivamente por la calle de uno. Sería una verdadera revolución extremista.

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