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Innocence of Muslims: La Película del Nuevo Choque de Civilizaciones


Después de la matanza de Colorado al calor de “Caballero de la Noche Asciende”, otro largometraje sacude a la comunidad internacional, después de liberarse su trailer de 14 minutos y desatar la furia inclemente de la cultura musulmana alrededor del mundo, en un choque de civilizaciones digno de una película dirigida por Samuel Huntintong.

Como resultado trágico, el consulado de Bengasi en Libia fue atacado, mientras la intolerancia cobró la vida del embajador americano, Chris Stevens. Un hecho absurdo, sin justificación alguna.
Existen derechos humanos y aquí hubo violación de dos: el de la expresión y el de la existencia. De igual modo, hubo protestas en el resto de la región dominada por el Islam.
La cinta se mofa de Mahoma y lo cuestiona, desde la perspectiva de un director israelí, quien recibió 5 millones de dólares para realizar el film, cuya transmisión es ahora bloqueada por youtube y google en parte del medio oriente.
Caso de censura preocupante.

Abajo comparto el video silenciado en Egipto, donde se pueden entender los paralelismos con la muerte sufrida por el autor Theo van Gogh, tras estrenar una pieza de corte similar.

Al respecto, queda mucha tela por cortar, según la óptica de la crítica. ¿Es válido reírse de la religión de los demás y no hacer lo propio con la de uno? ¿Se trata de un asunto de doble moral? ¿Era necesario echar más leña al fuego?
Sea como sea, se cruzaron límites a ambos lados del espectro y los inocentes pagaron por los platos rotos. Un saldo triste para el cine.

La caricatura teológica es un asunto delicado. Se usó para condenar a los judíos en la era de Hitler.
Hoy se emplea para desacralizar a Mahoma con el efecto antes descrito. Parece un escenario superado, como del medioevo o la época de las cruzadas.

Todavía somos sensibles ante las imágenes de la pantalla, al extremo de llegar al asesinato físico de seres humanos. Malos síntomas de la barbarie posmoderna.
Por cierto, la factura del trabajo audiovisual es como de telenovela árabe. Su calidad estética brilla por su ausencia. La dirección, las actuaciones, el sonido, la música y la producción son pésimas.
Ni hablar del libreto, limitado a una lectura superficial y etnocéntrica sobre el Corán, carente de matices.

Puros personajes planos y tramas de nula dimensión escenificadas como un teatro de marionetas. Villanos incorporados como salvajes sedientos de venganza, sangre y apetito de lujuria.
Comenzamos a extrañar a un creador como Sacha Baron Cohen.
“The Dictador” es una joya de cara al escaso contenido de “Innocence of Muslims”. Pero aun así, merece verse al margen de prejuicios y reduccionismos antropológicos.
Su incorrección política y su tosquedad, tienden a redimirlo como un objeto de adoración en círculos alternativos, de fanáticos de excentricidades y parodias interpretadas por gente no profesional, como de un alumno 2.0 de los promotores de “South Park”.
Lo dejo por aquí en aras de continuar con el debate.
Es el fenómeno viral de la semana.
Sus daños colaterales estremecen a todo el planeta.
También marcará la agenda de la campaña interna en Estados Unidos.
No es curiosa su cercanía con el 11 de septiembre.
Es el “Kony 2012” de la temporada.
Las redes sociales fungen de plataforma de la polémica.
¿Ustedes qué opinan?

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