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Yo sí voy a votar

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Yo sí voy a votar

Que bueno es cuando un dilema moral se resuelve de la manera más simple y salomónica: distribuyendo la carga de basura a ambos lados del espectro, para poder decir que no se está con uno ni con otro. Es muy de pinga montarse en un estrado y decir: “yo no estoy con ninguno de los dos bandos”, como quién dice que está por encima de todos. O dicho en criollo: que este peo no tiene nada que ver con ellos.

Pareciera ser el sueño de muchos venezolanos, entender el conflicto político del país como un hecho aislado, como algo que no tiene nada que ver con nosotros, como si los políticos no fueran un reflejo de la sociedad en la que se desenvuelven. Me recuerda un poco a ciertos sectores de la clase media, que celebran la gesta de ese buen muchacho llamado Maickel Melamed, y luego, al día siguiente, salen a la calle a comerse la luz, a echarle el carro encima a los demás, a sobornar funcionarios policiales, a maltratar a sus subordinados y, en resumen, a contribuir con su actitud a la podredumbre de país en el que vivimos. A este divorcio entre lo que se dice y se hace, se le llama incoherencia.

Desde hace semanas hay una discusión en el país, o mejor dicho, en el país opositor, que tiene como eje la participación o no en las elecciones venideras. Algunos grupos declaran su intención de abstenerse, porque “nadie vale la pena”. Vale decir que hay una enorme confusión, como si quienes hablan de abstenerse no entendieran que son dos los procesos electorales que se avecinan. El primero, es el de las primarias opositoras; y el segundo, la elección presidencial.

Las primarias son —aquí y en todos los países del mundo— un proceso interno de una facción política. En ellas no suelen votar, ni siquiera, la mayoría de los simpatizantes de ese grupo. En realidad quienes votan en primarias son una minoría, la más comprometida, y a veces, la más radical. Las primarias de la M.U.D. son el proceso mediante el cual se elegirá, entre cinco precandidatos, quién representará a los partidos políticos allí agrupados (casi la totalidad de partidos opositores al gobierno) en la elección presidencial de octubre del año que viene. Soy de la idea de que quienes crean que no vale la pena votar en las primarias, pues no deben hacerlo.

En cambio, las elecciones presidenciales, pautadas para octubre del próximo año, son otra cosa. Son el proceso en el que decidiremos si Hugo Chávez, quién ya para ese entonces se aproximará a los catorce años de gobierno, puede continuar o no en el gobierno; si lo sucederá otra persona, o seguirá hasta convertirse en el segundo gobernante venezolano más longevo en el poder, superando así a todas nuestras dictaduras, incluida la última que sufrimos los venezolanos, la del General Marcos Pérez Jiménez; siendo superado sólo por la cruel tiranía de Juan Vicente Gómez, que estuvo casi 21 años en el poder. ¿De verdad hay gente tan mediocre como para permitir eso? Soy de la idea de que es imposible abstenerse en esos comicios.

De entrada, no entiendo las posturas abstencionistas de quienes comentan, con una cierta superioridad moral, que no votarán porque no se identificaban con ninguno de los precandidatos. ¿No votarán dónde?, ¿en las primarias o en las presidenciales? Y no lo harán ¿por qué? ¿Por falta de candidato ideal, o porque no se identifican con ninguno? ¿Qué tendría que tener el candidato ideal, esa especie de Frankestein político, para convencerlos a ustedes, exigentes electores, dispuestos a exigir a la oposición algo que, lo saben muy bien, es imposible? Porque saben que es imposible que luego de una crisis tan honda aparezcan soluciones mágicas e instantáneas.

Hay algo profundamente masoquista en esa (im)postura, similar a aquel cuento moralista del hombre que se está ahogando, pero que sin embargo desprecia tres lanchas que le ofrecen salvarlo, porque el desea que el mismo Dios en persona acuda a su auxilio.

Este pensamiento coloca al mismo nivel a la oposición y al gobierno, como si tuvieran el mismo poder y la misma capacidad de influencia en nuestras vidas. Parece, pues, que no llevamos trece largos años sufriendo, no sólo la peor gestión de gobierno de nuestra democracia, bañada de corrupción y una incompetencia que hasta parece premeditada. Sino también un largo y sostenido proceso de disminución de nuestros derechos, de persecución ideológica, de exclusiones y abusos del peor tipo. Estos años nos han legado, no sólo un crecimiento sostenido de nuestra pobreza, desempleo, corrupción y criminalidad, también una profunda fractura social entre los venezolanos, que nos ha modificado los afectos, que ha creado una nueva forma de relacionarnos entre nosotros, en la que primero nos categorizarnos políticamente, antes de pode relacionarnos.

Otra falacia que he escuchado en boca de muchos abstencionistas, son las comparaciones con el pasado, con esos gobiernos que “son la misma vaina”. “¿O es que los adecos no violaron Derechos Humanos también?”, se preguntan. Creo que es muy tramposo recordar los abusos a los Derechos Humanos de gobiernos anteriores omitiendo olímpicamente las graves y brutales violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante este periodo, que le han costado la vida a civiles muertos en manifestaciones públicas. Parece que algunos olvidan que reelegir a Chávez, no es sólo convertirlo, como lo es desde hace mucho, en un dictador electo, sino también es votar por los asesinos de Maritza Ron y del señor Vilas (asesinado de un disparo en el cráneo aquí mismo, a dos cuadras de donde vivo, mientras protestaba por los resultados del referéndum). Por sólo nombrar dos casos.

Los abstencionistas salen a equiparar a opositores y oficialistas como “la misma mierda”. No, lamento decir que no es la misma mierda. No es la misma mierda asistir periódicamente a elecciones donde, de verdad, vas a elegir. No es la misma mierda votar por unos políticos deficientes que nos garantizan, al menos, el respeto a nuestros derechos civiles, que seguir votando por la casta militar que desde 1999 ha disminuido hasta casi hacer desaparecer esos derechos.

Yo he visto, con franca tristeza y amargura, como las personas más talentosas que he conocido han debido emigrar a otros países, porque aquí una banda pillos y cuatreros les han robado los puestos de trabajo, y encima, tienen el tupé de insultarlos por “burgueses” y “contrarrevolucionarios”.

He visto como las instituciones culturales del estado se han convertido en verdaderos antros para el saqueo de los recursos públicos, para la exclusión de gente realmente talentosa que es sustituida por comisarios políticos que discriminan, excluyen, despiden y obligan a los que no se pueden ir a callar para garantizarse su subsistencia.

También he visto como el estado ha mostrado un enorme desdén ante la violencia y criminalidad desatada, que ha hecho de nuestras ciudades unas verdaderas carnicerías donde la vida vale cada vez menos y dónde los ciudadanos viven en un estado de permanente paranoia y aislamiento.

En este contexto, no tengo tiempo ni paciencia para exquisiteces de ningún tipo.

Anatomía de un neutral.

En una de las mejores escenas de No man’s land, la magnífica película de Danis Tanovic, un soldado de los cascos azules de la ONU, dice: “cuando se presencia una injusticia y no se hace nada para detenerla ya se ha asumido una postura”. Esa postura es, obviamente, a favor del que comete la injusticia.

Hay algo que distingue al neutral del resto, y es la certeza de haber visto algo que los demás ignoran. Son como Moisés cuando, privilegiado por Dios, pudo ver la tierra prometida y luego regresó a su tierra a contarle a los demás y convencerlos de peregrinar. Como es normal, muchos se negaron porque —permítanme otra referencia bíblica— hay que ver para creer. Es natural que el que ha visto algo que los demás no pueden, se llene una creciente soberbia. Esa arrogancia que demuestran también los conversos, aquellos que saben una verdad, sintiéndose salvados, y por tanto miran con desprecio a los que la ignoran, sabiéndolos condenados.

¿Han notado ese sentimiento en esas personas que hablan de Venezuela refiriéndose a “los dos bandos que son la misma mierda”?

Aprovecho estas líneas para preguntar, queridos neutrales, ¿qué es lo que ustedes saben que yo no sé? ¡Échenme el cuento! ¿Qué es lo que han visto para que nos tomen por idiotas a los que no lo hemos visto aún? ¿Será que Diego Arria es un político añejo, representante de quienes con sus corruptelas llevaron a Chávez al poder? ¿Qué María Corina Machado es representante del ala más conservadora y antiliberal de la derecha, y que además, tiene una formación de raigambre religiosa, por momentos abiertamente reaccionaria? ¿Qué la campaña de Leopoldo López parece hecha por los productores de El Club de los Tigritos o Gatorade, y que da vergüenza ver propagandas así? ¿Qué Pablo Pérez y Henrique Capriles Radonsky son dos tibios socialdemócratas que echan manos del populismo para buscar el voto de la mayoría, a sabiendas de que eso es lo que quiere el elector promedio? ¿Qué los políticos siempre anteponen sus intereses personales por sobre los del colectivo?

¡¡¡NO!!! ¡¡¿En serio?!! ¿Esos son los secretos que ustedes conocen y que los llevan a abstenerse? ¿Es eso lo que ignoro y me hace más estúpido, sólo porque no me subo al carrito abstencionista? ¡Caramba!, yo pensé que era algo más serio, que de verdad sabían algo que yo ignoraba porque soy muy bruto.

Les cuento que todo eso lo sé, que lo sabía desde hace mucho y que conciente de ello iré a votar, no sólo en las presidenciales, sino también en las primarias. En las primarias no sé por quién lo haré, hasta ahora ninguno de los candidatos me convence. En las presidenciales, por quien sea el candidato opositor, sencillamente porque así como ustedes saben esas cosas, yo sé otras. Sé, por ejemplo, que nos merecemos algo más que militares, exclusión, abuso de poder y criminalidad desatada. Y sé que también nos meremos mirar a los dos millones de venezolanos que se han ido del país en los últimos años y decirles que, al menos, aquí lo intentamos en vez de cruzarnos de brazos a regodearnos en nuestra exquisitez. Hay días en los que hay como comer una exquisitez, pero también hay días en que sale comerse un sándwich hecho con canilla y mortadela.

No quiero terminar sin comentar otra cosa. Algo que impresiona de estas posturas, es que quienes las defienden se hacen llamar a sí mismos “librepensadores”ó “independientes”. Pero la realidad es muy distinta, quienes creen que el voto opositor es un voto inconsciente y conformistas, repiten como loros la letanía convertida en ley por parte de la cúpula militar que nos gobierna, según la cual la masa opositora está conformada por una montón de borregos irreflexivos que odian a Venezuela, movidos por el materialismo, fanáticos ciegos de los Estados Unidos, comedores de hamburguesas y descerebrados que, además, siguen a una mafia de políticos que representan los más oscuros intereses económicos de las trasnacionales y los gobiernos extranjeros.

Quitarle al militante opositor la capacidad de votar por esa opción, desde la conciencia y la autocrítica, es repetir como zombies el discurso de La Hojilla y de Diosdado Cabello. En la oposición, somos muchos los que votamos sistemáticamente por una opción que no nos representa, pero al menos nos garantiza nuestra sobrevivencia. Muchos estamos dispuestos a ejercer la disidencia interna, tan mal vista en estos tiempos. El que se nos reduzca a una masa ciega es de esperar por parte de los milicos, pero que lo hagan quienes presumen de su inteligencia y superioridad moral, es lamentable y lastimoso.

Ya habrá tiempo, robándome las palabras de José Urriola: “Eso sí, al día siguiente de las elecciones, querido león (o leona, si es el caso), ten la seguridad que la mayoría de nosotros volveremos a las filas de la oposición (dignos militantes del POP: Partido de Oposición Permanente) y te vamos a estar vigilando de cerca, te vamos a estar criticando y presionando para que lo hagas bien y para garantizarnos que una vez se te acabe el quinquenio (sí, 5 nada más; porque 7 años es un exabrupto) tú vas a salir de Miraflores para volver a tu jaula del Pinar.”. Y entonces sí: reclamar, exigir, contrariar y estar frente al poder, que es donde yo estaré SIEMPRE. Si alguien me quiere mirar por encima del hombro por eso, adelante, que lo haga, si a algo me he acostumbrado (y espero desacostumbrarme), en estos años de militarismo ultraizquierdista, es a que me traten con desprecio.

25 Comentarios

  1. Ahmadinejad llegó de tercero en las elecciones, según todos los observadores internacionales serios. Dijo que ganó. Los jóvenes protestaron por semanas. Se rasparon a varios. Se violaron a 4 mil mientras estaban presos. Y se calmó la vaina.

    Yo votaré, en Venezuela, porque es lo correcto. Pero es absurdo. No por la falta de calidad de los opositores sino porque estamos ante una dictadura militar. Votar solo tiene sentido porque obliga al enfermo a un trote que lo puede terminar de matar.

  2. Excelente artículo… Muy bien dicho… Pero te comento que hay un pequeño error… Gómez no mandó por 21 años sino por 27… Saludos…

  3. Estuvo muy bueno este análisis, John, me deja pensando varias cosas que debo masticar bien y así no estar tan desanimada con este tema de votar. Me gustó la parte del político Frankenstein, esa especie de «mesías» que complazca a todos , ya basta de esas cosas proféticas.

    Sin embargo, desde que puedo ir a votar (2006) lo he hecho, siempre «en contra» del gobierno. Mi motivación para votar ha sido las misma: no quiero a Chávez ni a su gabinete, ni me agrada cómo ejecuta lo que propone. Particularmente el problema no ha sido la acción de votar sino a quién le doy mi voto.

    A estas alturas parece que mi único partido político es la «decepción». Voy a votar pero sin confiar algún candidato, voy a votar «por el de oposición» sea cual sea (inclusive si no estoy de acuerdo con la radicalización, o no me gusta la campaña del club de tigritos; aunque me atraiga el «capitalismo» pero me asuste lo de «popular», etc).

    Y justo por eso, mis preguntas:

    Te has preguntado qué tan sano es esto en la ciudadanía, eso de ir a votar sin propia convicción; ¿me convierto en un borreguito por ir a votar «en contra de Chávez» en vez de «a favor de Sutano»?. Hasta he pensado que votar sin convicción podría ser una forma de «apatía» porque en última instancia no defiendes nada de lo que propone tu candidato, no crees en él y éste no cuenta con tu apoyo más adelante, sólo quieres sacar al cáncer de Miraflores.

    Entonces ¿Cómo lidias con el desgaste real de ir una y otra vez a las urnas a votar «por quien sea» sin acusar que es una cagada votar así?; ¿será, entonces, un problema particular de quien escribe, seré muy fatalista?.

    La otra pregunta, ¿cómo ves el tema del CNE? Ese otro bastión que me desanima, quizás por el oscurantismo que rodea a los organismos gubernamentales en general, quizás por las típicas historias de «me tocó votar en mi pueblo, vi cómo la gente votaba una y otra vez con su camisa roja». ¿Cómo haces entonces para no ir de una derrotado a votar?

    Parecen preguntas retóricas pero son sinceras.

    El post me aclaró algunas ideas del neutralismo y la superioridad, y todo eso lo agradezco, pero me gustaría una respuesta a lo demás.

    Saludos.

  4. Esto está para imprimir y repartir.
    Ayer dormí muy mal, tuve más pesadillas que cuando vi A Serbian Film después de terminar con mi novio. En serio.
    Bueno es que pensé que si esta gente tan inteligente, gente a la que leo para instruirme, no está convencida de ir a votar, ¿como coño voy a hacer para convencer a mis amigos más materialistas? (los de «si no trabajo no como»), por no decir cabezas huecas.
    Nos es que esté llena de esperanzas por las elecciones, pero lo que leí anoche me provocó un ataque de pánico. Parece que hay mucha gente que tiene la opción de irse ¿pero y los que estamos atrapados aquí?

  5. John Manuel yo lo llamaría incongruencia …algo que nos aqueja desde hace mucho tiempo como habitantes de esta nación. Me parece que allí está la diferencia entre un ciudadano comprometido y un simple seguidor.

    Buena reflexión, gracias por compartirla.

    Saludos!

  6. Gabo y Mirco Gracias por sus comentarios.

    Diego Ciertamente, un lapsus. ¡Gracias por la corrección!

    JJ y Elena: Ese es precisamente el problema, que creas que votar es un acto de borreguismo. Un acto de borreguismo es tener las santas de bolas de calarnos a un presidente por 19, repito 19 años. Y más borreguismo aún es creer que el voto es algo mágico que cambia las cosas. Realmente, Elena, aún en las mejores democracias, el voto es sólo parte del proceso democrático, no su esencia, porque a los políticos no sólo hay que votarlos, hay que exigirles, reclamarles, presionarlos, cuestionarlos y estar siempre frente a ellos controlándolos. Si tu decepción viene de que votas por un opositor y luego las cosas no cambian, te cuento que es la misma decepción que podría tener un votante de Obama, o los que hace siete años votaron por Zapatero y, hace días, votaron por Rajoy.

    Lo que también es un acto de borreguismo es no entender que estas no son circunstancias ordinarias, que, por si no lo has notado, más de la mitad de tu vida ha transcurrido con un periodo de gobierno, y en las circunstancias extraordinarias, las soluciones también lo son. Me gusta que uses la metáfora del cáncer, porque precisamente, para superar un cáncer no es toma una píldora mágica, sino que se pasa por un largo y penoso proceso de quimioterapia, y luego por un largo periodo de recuperación. El voto, en este caso, no es más que un primer paso; y claro, acuso que es “una mierda” votar así, tan mierda como someterse a ciertos desagradables tratamientos para salvarse la vida. Es una mierda, pero necesaria, porque si no, te mueres.

    Finalmente, como me dijo una amiga en FB hace rato: “Entre políticos y militares, me quedo con los políticos, porque a los políticos se les vota, a los milicos, no”

    Respecto al CNE yo tengo que ser muy claro: tengo algunas dudas en torno a algunos resultados en las elecciones municipales; también siento un desprecio muy grande por el obvio ventajismo oficial, pero también, debo decir, que no creo que el chavismo haya hecho fraude, ni en el referéndum revocatorio, ni en las presidenciales de 2006. Seguir alentando la idea de que el chavismo es minoría y de que está en el poder a base de fraudes electorales, le hace un flaco favor a la participación de la gente
    Además, ¿qué acaso no venimos de una elección regional en la que ganamos las gobernaciones más importantes del país (Miranda, Zulia, Carabobo, etc.), por qué no nos robaron esas elecciones? Yo lo siento, pero ésa es la verdad, y hay muchos que se niegan a aceptarla, e insisten que Chávez se ha robado las elecciones.

    Esto lo digo, por cierto, como observador que fui de varios de los procesos electorales que se han hecho desde 2006 para acá.

    Saludos a ambos.

    Gyubari: A esos no se les puede convencer. Los oportunistas son eso, oportunistas. En todo caso, si de verdad hay alguien que piensa que en una economía controlada e inoperativa podrán trabajar y comer, pues hazle saber que tan pendejos son, pregúntales cuántos trabajan y comen en Cuba, o lo hacían en la RDA, en la URSS, etc.

    Gracias a todos por sus lecturas y acertados comentarios. Saludos!!!!

  7. El problema de Venezuela no se resuelve votando por la oposición o por Chávez el problema es desconcertrar todas las decisiones al estado y dejar de depender del petroleo. El que cree que Chávez perdiendo o ganando habra paz en el país esta muy equivocado ya que ninguno bando permitira que el otro gobierne a no ser que Chávez y la oposición hagan otro Pacto de Punto Fijo. Veremos.

  8. De acuerdo contigo, John. Hay que echar el resto.

    Sucede que, a veces, la abstención es, digamos, una opinión o decisión valida. (Personalemnte, nunca he estado de acuerdo con la abstención, pero respeto la decisión)

    La oposición ganó las elecciones del referendo en 2007 porque 3 millones de “chavistas” se abstuvieron y la oposición fue unida. En esos tres millones están los ninis y el chavismo light, quienes son los que deciden las elecciones en Venezuela (duélale a quien le duela). Ha sido una de las pocas elecciones conscientes que hemos tenido. Esos tres millones no quería votar en contra de Chávez pero tampoco le gustaba la reforma a la constitución, y se abstuvieron.

    Después en el 2008 nos choriaron, pero ya esa historia la conocemos…

    Pero este caso es totalmente distinto, además, han pasado 4 años. Tal vez en otro escenario, ok, pero para estas elecciones me parece absurdo abstenerse, al único que beneficiaría esa acción es a Chávez y sus pranes.

    Ésta es una emergencia, grave, cada día que pasa las cosas empeoran en este país.

    Yo votaría por una licuadora, si llega a ser el candidato de la unidad. Pero el problema no es gente como yo. El gran reto es que el candidato de la unidad se conecte con el descontento generalizado, eso es lo que más me preocupa.

    Y creo que lo más grave que nos pueda pasar, no es que gane un candidato de oposición mediocre, sino que el chavismo continúe (nos van a volver polvo cósmico)

    See you people around (la llevo con la caja que va a brindar Luis ;)

  9. No es fraude, son millones de Cubanos, Chinos e Iraníes inscritos, es un ventajismo mediático absurdo, es aterrorizar a los votantes con listas, ofertas de casas, etc, es mandar al exilio e inabilitar candidatos…

    Y con todo y eso se han ganado espacios, pues el fraude tiene sus límites, hasta que se trata del líder supremo. En Líbia, en Irán, en Síria, en Zimbabue, en Cuba, en Irak, en Tunisia, en Yemen, también son legítimas las elecciones? Lo eran, hasta que dejaron de serlo porque los líderes perdieron la mayoría.

    Lo que nunca perdieron es el poder. Y el nuestro ha aprendido de los errores de los demás. Se está trayendo las reservas, aprendiendo del error de Gadafi, que quedó sin dinero en plena guerra civil, por habérselo confiado a Europa. Se está trayendo a los Chinos, aprendiendo del acierto de Ahmadinejad, que al tener apoyo Chino impidió cualquier intervención de la OTAN. Se ha cuadrado con la industria de armas rusa, aprendiendo de Assad, que tiene una base naval Rusa que le permite masacrar a la población sin que la opción de la intervención se esté siquiera discutiendo en la ONU.

    La primavera árabe ha sido una escuelita de errores y aciertos de los cuales aprender. Y la reacción del nuestro ha sido inmediata y acertada (para sus objetivos). Venezuela se ha convertido en una pieza demasiado clave en el ajedrez del poder mundial, como para que los poderes mencionados la pierdan.

    Es la realidad que nadie ha terminado de entender. Este peo es serio, cada vez más serio. Sin duda hay que votar, porque no queda otra, y porque la campaña lo puede matar.

  10. Pana excelente articulo!, de verdad creo que resume todo lo que pienso y he querido decir cada vez que alguien me comenta que piensa en no votar, por que no hay candidato de la oposicion que valga la pena.

  11. Muy buen artículo, y muy valioso en estos tiempos.
    A los muy estimables y dignos amigos que todavía piensan en abstenerse, les recomiendo que vean en estos mismos días las razzias que están protagonizando las tropas de asalto del gobierno en ejecución de la «Ley de Costos y Precios Justos», vean el horror burocrático y el espanto de perder la propiedad familiar que están sufriendo los arrendadores de viviendas, esto es solamente el comienzo de lo que espera a Venezuela si el que te conté sale reelecto, no se olviden del paquetazo legislativo inconstitucional que va a cumplir un año y que está latente para ser aplicado a rajatabla en la hipótesis anterior, amén de la nueva constitución que anunciaría el Führer el mismo dia de su reelección.
    Ante este panorama y la eventualidad de votar por políticos grises y mediocres pero que al menos garantizan el respeto mínimo por los derechos fundamentales de las personas, y de paso con garantía de que no se eternizarán en el poder, no dudo en la opción por votar por el candidato de unidad.
    Como a todos ustedes, a mi me parece aborrecible el circo electorero, desde los asquerosos encuestadores hasta los oportunistas de toda laya que rodean los restos que quedan de los partidos políticos, pero ¡coño¡ ¿vamos a darnos el lujo de permitir que se consolide todo el tinglado totalitario mientras esperamos a que aparezca nuestro político de ensueño?.
    Por supuesto que está pendiente el tema de fondo: la sustitución del modelo rentista consolidado a partir de los años 1940, pero creo que este proceso estructural es infinitamente mejor conducirlo desde una democracia que desde un régimen estalinista post moderno, que en unos diez años más dejará Venezuela convertida en un desecho que se repartirán brasileños y chinos.

  12. Y debo agregar algo mas, a diferencia del articulo anterior «No a la Abstención», este es mucho mas intelengente sin ninguna postura reaccionaria, radical y ciega…
    E igualmente, de ganar la oposicion los próximos comicios presidenciales (y espero que así sea) volveré a la oposición del nuevo gobierno.

    Saludos!

  13. Pobrecito Hablador: Gracias a ti por la lectura y por comentar.

    César: ¡Claro! Pero no se puede disminuir la presencia del estado ni el rentismo petrolero si seguimos gobernados por la casta militar que nos gobierna desde el 99, ¿no crees? Y eso de que el otro bando “no permitirá que el otro gobierne” Mhmmm, en realidad, el otro bando, es decir quienes están en la oposición, no han impedido mayor cosa, ¿o sí?

    Adriana: Excelente, suscribo plenamente tu comentario. Nos vemos.

    JJ: Yo también iré a votar a sabiendas de que el problema no es tan simple como votar y ya. Pero, mi punto es que no votar es peor. No sé explicarlo mejor, sólo así.

    Napoleón: Lo mismo que le respondí a César, el modelo rentista no puede desmontarse si la cúpula militar sigue en el poder. Y ojo, estoy perfectamente consciente de que los candidatos de oposición son también populistas. De hecho, una de las peores cosas del debate fue ver como peleaban por ver quién ofrecía el plan más demagógico, sustentado, precisamente, en el rentismo petrolero.

  14. Este artículo está tan bien logrado, que no fue necesario conocer a fondo la problemática social, económica y política de Venezuela para entender y suscribir el adecuado análisis que haces sobre lo que representa para Venezuela (y para cualquier país que celebre elecciones) el abstencionismo. Bastaría cambiar los nombres propios y algunas fechas, para aplicarlo de lleno a cualquier país que para el 2012 tenga elecciones presidenciales, entre ellos México.
    Ahora me queda una duda ¿qué con el voto nulo? ese que es un voto útil para la ciudadanía y no el que plantearon como casi sinónimo de la abstención. En México las elecciones pasadas tuvieron un 3% (alrededor de 6 millones)de votos nulos, lo cual generó que se pusiera en la mesa de discusión una Reforma Política para considerar las candidaturas ciudadanas. Si bien es cierto que el Congreso no logró ponerse de acuerdo a tiempo para estas próximas elecciones del 2012 con respecto a la aprobación de las candidaturas ciudadanas, también es cierto que ya no hay marcha atrás con ellas para después del 2012.
    Saludo

  15. Sueño con el dia en que la abstinencia sea total. Cuando se den cuenta de que no son absolutamente nada mas que el resto. Pero por como van las cosas, supongo que lo mejor es votar por el que uno crea conveniente, o menos malo, o… Bah, voto nulo (y creativo) for the win!

  16. Excelente artículo, apenas lo vengo leyendo ahora, definitivamente lo voy a difundir.

    Digo esto porque tengo conocidos que dicen que no votarán porque la MUD no les convence, les digo una cosa, a mi tampoco me convence del todo, pero en el contexto actual tenemos que elegir entre seguir con Chávez y la miseria en que está convirtiendo el país o darle la oportunidad a una opción diferente. También es importante destacar (y creo que esta es la razón oculta de los abstencionistas) que estamos eligiendo a un funcionario público, no a un mesías o a un Dios ¿Qué quiero decir con esto? Si Capriles hace algo mal por más que apoyemos su proyecto debemos ser críticos y decirle un rotundo NO.

    A los abstencionistas sólo les puedo decir que se pregunten a ellos mismos ¿Te gusta el país como está? ¿Te gusta tener que esconder tu celular o no comprarte el que quieras por miedo a que te roben? ¿Te gusta que cada vez que vas a hacer mercado tengas que comprar menos cosas porque el dinero no te alcanzó? Porque eso es a lo que nos ha llevado la administración actual, es como que si cada día alguien te esperara en la misma esquina para golpearte y no hicieras nada para que deje de suceder.

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