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EN VENEZUELA NO QUEREMOS MAS INEPTITUD… ¡Debemos Crear Escuelas de Gobierno!

Hace ya un tiempo, con motivo de celebrar la vida y obra de Carlos Tulio Matus Romo, se me encomendó realizar un análisis sobre sus enseñanzas y bases teóricas. En este sentido y dado los innumerables momentos de descontento, ingobernabilidad y mala gestión pública por parte de la mayoría de nuestros gobernantes, lo que ha llevado a que la sociedad venezolana padezca inexorablemente de un gran síntoma de desafección política, es lo que me motiva y por lo que me veo en la imperiosa necesidad de traer a colación esta modesta reflexión.

          El tema central de la siguiente interpretación con voluntad de estilo, gira en torno a la comprensión de lo que significa una Escuela de Gobierno, para así fomentar su desarrollo a lo largo y ancho del territorio Nacional debido a los grandes problemas de desempeño y validez que presenta la Gerencia Pública Venezolana.

          En concordancia con lo expuesto por Carlos Matus y a la luz de sus ideas; debo expresar que actualmente el aparato público venezolano (Gobierno e Instituciones) están en crisis, en el sentido que pareciera que nuestros gobernantes y servidores públicos no poseen ni el más mínimo grado de contaminación de inteligencia para gerenciar al país, es decir, que no tienen ni la más remota idea de lo que significa estrategia, técnica y planificación pública gubernamental y política.

          Aunado a esto, desde este punto de vista tenemos necesariamente el deber de reseñar que todo este problema se debe gracias a la mala o muy baja formación académica e intelectual de nuestros gobernantes y funcionarios públicos tanto de carrera como de libre nombramiento y remoción; como también gracias a los mecanismos de ingreso existentes a dichos cargos de carrera, junto con los de alto nivel y de confianza, porque en lugar de admitir y seleccionar personas ilustradas, competentes, actas y capaces; lo que mayormente seleccionan es a personas ineptas y oportunistas políticos, porque lamentablemente los parámetros de escogencia se han desvirtuado (al punto que pareciere por dar un ejemplo, que los concursos de oposición dejaron de existir); ya no hay que cumplir con los requisitos y procedimientos que establece la ley y el debido proceso, vasta tan solo con estudiar en especifica universidad, formar parte de determinado partido político, llamarte revolucionario y gritar a los cuatro vientos ¡Patria, Socialismo o Muerte. Venceremos! para formar parte del entramado público institucional. (Así no se construye un país y menos uno que dícese llamar socialista); por tanto, el amiguismo, el partidismo, el clientelismo, la burocracia (en sentido peyorativo) y la politización, son los patrones reguladores preponderantes para ser parte del aparato público.

          Desde esta perspectiva es ahora y más que nunca necesario formar gente capaz de razonar, culta, con ética, valores y principios, porque no basta ya contar con un buen juicio político para hacer las cosas bien; ineludiblemente quien dirige el gobierno, el dirigente político, el servidor público de cualquier nivel debe gozar de un conocimiento teórico, metódico y práctico, acerca del diseño de proyectos políticos, planificación estratégica, sobre la gestión y las políticas públicas, gerencia, negociación, administración y a demás debería ser apta de entender cómo se configuran las distintas dinámicas del poder público y la actividad política.

          Por ende, esto solo se puede lograr con una buena formación cognitiva, tanto de media diversificada como a nivel universitario y más efectivamente a través de la Escuela de Gobierno la cual engloba académicamente cada uno de los puntos antes señalados y que tiene como propósito esencial contribuir a mejorar la calidad y capacidad de la gestión gubernamental en todas sus vertientes, de aquí que dicha escuela este dirigida a toda la sociedad; porque somos de los que compartimos la tesis “de que hay que capacitar a todos quienes aspiren gobernar” y en consecuencia por adición a todo aquel que pretenda formar parte de la Administración Pública, porque como dijo el padre de la patria Simón Bolívar “Moral y Luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades”.

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