El país de los pequeños seres

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Norberto apenas tarde. Director: Daniel Hendler
Norberto apenas tarde. Director: Daniel Hendler

Hay un país de sueños frustrados y monotonía; un país detenido, silencioso. Hombres grises e inadvertidos lo habitan. Sus cuerpos robustos son la imagen de la inacción en un campo de batalla reducido a hazañas cotidianas. No hay espacio para la grandilocuencia o lo memorable.

Tuve noticias de aquel país sentada en una butaca de cine. No fueron las primeras pero sí, en todo caso, las más perdurables por sensibles. Y a veces, para cumplir con el rol de un buen espectador, es necesario fingir ausencia de sentido común, como ésta que me lleva a afirmarles que gracias al visionado de tres películas yo he estado en Uruguay sin haber pisado jamás suelo uruguayo. Y Uruguay -según mi método más que subjetivo e irresponsable- es el verdadero país de los pequeños seres.

Podrían llegar si gustan de mirar con atención (al espejo o alrededor). Tal vez lo han hecho y entonces podríamos compartir la experiencia. Los pequeños seres están en muchas cuadras; en tantas, que han poblado el mundo. Han fracasado y en ocasiones, lo ignoran. Viven con sus padres a una edad vergonzosa para reconocerlo; duermen con el enemigo: otro cuerpo que también existe por inercia. Cargan maletines, pantalones, chaquetas, peinados, extremidades, que han pasado de moda sin siquiera haber ingresado por una vez al circuito del patrón estético dominante. Así de desapercibidos para la grandeza van.

Gigante. Director: Adrián Biniez

Hasta que una cámara les hace el juego, como si de una operación al estilo Rosa Púrpura del Cairo se tratase. Pero al detenerse para mirarlas y narrarlas, sus vidas no mutan en epopeyas, sólo siguen siendo reflejo del gesto del hombre común: un gigante enamorado de una chica de limpieza; Norberto, un hombre tímido que decide probar suerte en el teatro; Jorge, un empleado de Cinemateca y nula vida social que ahora se queda sin empleo.

Es en el último caso donde, creo, la belleza cinematográfica corona lo sublime. Jorge vive del cine, es lo único que ha hecho en 45 años de vida. Vida útil: la que perdemos mientras los sueños se desdibujan; la que se va en oficinas, en horarios. Vaya ironía. Vida útil, también, la que comienza cuando nuestro diminuto e insulso universo colapsa y nos quedamos a merced del desempleo y la soledad y, entonces sí, hay que inventar un plan, tal como hace Jorge, quien telefonea a sus padres para decir: No me esperan para cenar, tengo cosas que hacer.

La Vida Útil. Director: Federico Veiroj

Y hay que hacer cosas, como Jorge: invitar a una chica a un café, cortarse el pelo, bailar en unas escaleras. Jugar a actuar la vida, que vivirla es menos que poco para todos nosotros, pequeños seres grises. Menos minúsculos si se nos filmase con tamaña sensibilidad y belleza.

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