Proyecto de Reglamento de Cinematografía Nacional:Mi Desmontaje en Tres Tiempos

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Segunda entrega:La Conjura de los Necios

Los rompe huelgas del Chavismo duro no nos harán desistir de nuestros empeños y esfuerzos. Desde aquí los invito a renunciar a su estilo faccioso e inquisidor, condenado al fracaso. Nada se gana con atacar al mensajero en lugar del mensaje. Por tal motivo, ahórrense con nosotros las descalificaciones personales,del tipo Carlos Bolívar Díaz,quien nos responde sin argumentos de base:
Lo que no se entiende es si Leonardo habla de la ley o del reglamento, creo que ni Sergio lo ha leído puesto se alarma pero no nos dice que artículo(s) son los que le quitan el sueño

Posteriormente, yo publicaría mi artículo y le demostraría a Carlos Bolívar su equivocación. De forma arrogante y por orgullo, jamás se retractó de sus palabras.
Con el estimado Leonardo D’Espósito quisieron practicar otra forma de cacería de brujas, pero también salieron perdiendo con su tono xenofóbico.
Por si acaso no lo saben, Leonardo es considerado un periodista intachable y un mejor crítico, con experiencia de cobertura en Festivales y montones de artículos publicados. Por tanto, su opinión no sólo es revelante, sino de agradecer por tomarse un tiempo de su valiosa agenda, para analizar el Reglamento. Me gustaría ver semejante compromiso de parte de Carlos Bolívar. De cualquier modo, voy a citar el texto de Leonardo para situar la discusión en contexto:
No, soy argentino y conozco al dedillo la ley de cine de aquí. Sé que es un reglamento de ley, pero veo la misma debilidad en el armado burocrático que existe en la ley argentina, que es de 1995 y corregida varias veces.
Básicamente crea las condiciones para que unos pocos regulen y manejen todo el mercado de acuerdo con su interés. No está claro cómo se financia el fondo ni cuáles son los procedimientos para acceder a él. Si queda claro que un film que no pase por el CNAC para ser certificado no tendrá posibilidad de distribución.
También abre un pingüe negocio para la coproducción, que comenzarán a arreciar. Creo que lo más grave es que muchos de los criterios establecidos para que un film reciba apoyo estatal son muy difusos y están sujetos a la voluntad política de las personas que forman parte de los diferentes comités. Por el lado de la regulación de salas, me parece que la ley es correcta. Pero hay algún punto negro en el parágrafo que define la obra cinematográfica: no se excluye explícitamente el telefilme, con lo que es probable que mucho de este dinero vaya a parar no al cine propiamente dicho sino a la televisión.
Lo que se considera relevante y pasible de ser apoyado (es gracioso lo de los «films biográficos») propende al culto a la personalidad, lo que va a dar como consecuencia que quien haga un film que se llame «Hugo mío de mi vida» va a recibir un subsidio inmediato. De todos modos, tiene una disposición para que un film terminado sea juzgado, y hay mecanismos para que quienes tienen intereses industriales queden fuera de la discusión de subsidios, lo que no está del todo mal (aunque los testaferros son una buena solución ante esto y no garantiza el pago en negro de algún sobre para que fulanito vote en favor de una película, pero eso tampoco lo garantiza ninguna ley). Por último, es nefasto lo de los comités de espectadores, porque van a ser utilizados para la censura y la propaganda. No sé cuál es el promedio educacional de los venezolanos o su grado de participación fuera del oficialismo como para que se garantice transparencia y discusión democrática.

Al respecto, suscribo las palabras del colega y las tomaré como sustento para reiniciar mi análisis del Proyecto. Toca el turno al Capítulo VII del presupuesto anual, donde hay un número para la discordia y el sano debate. Al menos 60 % de la cuenta y la caja chica de Fonprocine se debe asignar al fomento de la producción nacional. Me parece un porcentaje bajo y alto para favorecer los negocios extracinematográficos de la macolla. Yo lo subiría a 70 como mínimo.
El Capítulo IX de las Comisiones, es uno de mis favoritos por su cantidad de despropósitos y engaños. A grandes rasgos, también garantiza la victoria de los apóstoles del Gobierno en las elecciones para beneficiar o discriminar proyectos.
Solo le rescato el parágrafo segundo, donde se prohíbe la corrupción y el tráfico de influencias a la hora de integrar y trabajar para las juntas, al “inhibir” a los integrantes de las comisiones con intereses personales y familiares en proyectos a someter a la discusión.
Recomiendo conservar el espíritu del segundo parágrafo, sin cambiarle una sola letra. Veremos si los sospechosos habituales aprenden la lección de ética para Amador.
En el artículo 42 del mismo capítulo, retornamos al terreno del Congreso Bipolar digitado y dividido por ley. El Chavismo se reserva,al menos, dos sillas de seis en las comisiones de guión. Como diría Leonardo, seis son pocos. Yo lo elevaría a diez para eludir posibles arreglos por debajo de la mesa. La costumbre nacional.
Verbigracia,la comisión de “Estudios para Proyectos Cinematográficos” se constituye de 12 integrantes. Pero lo demás es predecible como un largometraje de la Villa. Seis de los cambures del guacal pertenecen a la secta del árbol de las tres raíces, de la camarilla estalinista.Por ende, tampoco esquivamos el bendito olor a guiso boliburgúes.Se requiere diluirlo, disolverlo y licuarlo con sabores y aromas diferentes.
Lo propio sucede en el artículo 51 con las comisiones de certificación de Salas Artísticas o Independientes. Los bolcheviques aseguran, como mínimo, una victoria de tres a dos. Son jueces, árbitros, dueños de la pelota y novios de la madrina, como en el CNE. La confabulación es tan evidente como afrentosa. Definitivamente nos subestiman. Quieren usar a los opositores como coartadas morales, testimonios de la participación ciudadana,potes de humo y tapaderas de sus burdas arbitrariedades y excesos.
En el 54, la comisión de estudio de proyectos de Investigación es la estafa más grave con dos contra uno. Un espejo del 3 a 1 del artículo 57 de Proyectos de Divulgación.
Y todavía nos faltan 30 páginas.
Aguántense porque viene lo bueno,el lomito.
Pronto continuaremos develando el fraude del Proyecto de Reglamento.
Una conspiración bufa.
La conjura de los necios.
Es imperativo detenerla.

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