Shrek 4: La venganza de Twitter contra la franquicia del Ogro Verde

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A continuación, haremos una crítica en formato de 140 caracteres. Es un ejercicio de síntesis y abstracción, para no aburrirlos y facilitarles la lectura, por hoy.

Por cierto, en el desenlace de la cuarta parte, Fiona agarra un pajarito azul, lo sopla y lo explota como una bombita de hule.Aquí nosotros haremos lo mismo pero con ella.

Hollywood siente miedo del crecimiento de las redes sociales.De hecho, se presta a conjurar su pánico con una serie de películas y guiños sobre el tema.

De tal modo, como dice Carlanga, la meca busca vampirizar la audiencia de Facebook en beneficio de su negocio. Cerrado el punto, vayamos al grano.

Argumento:Ogro en crisis matrimonial se sumerge en un sueño y despierta renovado, porque «uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde».

En estado de vigilia es como «My wife and kids»+»Los Simpson»+»Los Picapiedras» en una fiestecita de cumpleaños.

Durante la pesadilla del hechizo, la película se pone guerrera y épica, al estilo de «Avatar», «Cómo entrenar a tu Dragón» y «Star Wars».

En algún momento se habla de «revolución» y estalla la carcajada general.En otro, hay una cadena del rey sin corona y la gente también ríe.

Los venezolanos somos así: asimilamos cualquier película a nuestro contexto y la interpretamos desde nuestro folklore.Remember La Hojilla.Cuidado.

Irónicamente, los propagandistas del culto a la personalidad, como Mario Silva, no salen bien parados en «Shrek 4». Se les satiriza y se les condena por su egocentrismo.

En efecto, los dos villanos resumen las artes de la manipulación política:son histriónicos y utilizan los medios de comunicación para alcanzar sus fines.

Uno es Rumpelstiltskin, el enano acomplejado y desterrado del reino. Derroca al monarca e implanta la cacería de brujas. No acepta la disidencia.

El otro es el flautista de Hamelin. Como Jorge Rodríguez con Calamaro, impone su música para doblegar la voluntad de resistencia del pueblo.

Al final, ambos reciben una dosis de su propio chocolate, gracias a la guerrilla clandestina de «La Clase de los Titanes» disfuncionales.Atención,son los bolcheviques del tercer milenio.

Vista así, la pieza se reivindica como una parodia del género bélico posmoderno, con sus castillos y dragones, en respuesta a «Alicia en el País de las Maravillas».

Sin embargo, el subtexto amplifica el metamensaje de la reciente catástrofe de Burton, al abogar por el cambio de una monarquía mala por una buena.

Típica doble moral, de raigambre conservadora, propia de filmes contemporáneos como «Green Zone» y «Toy Story 3».

Existe una conspiración fascista en marcha,y los héroes de la clase proletaria salvan a la patria del vacío del poder, cuando retornan al viejo jerarca a su trono.

Colorín Colorado, Obama goza un imperio.Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Es la ley bipolar de George Lucas en su forma infantil de comprender los complejos asuntos de la república.

Parece una interpretación de la historia según lo descrito e ilustrado por una cajita feliz de McDonalds.Por algo,los muñequitos de la serie se venden(por separado) en la famosa cadena de fast food.

Paradójicamente, el estado venezolano se maneja en función de criterios y categorías similares, al disociar al país en dos segmentos inmutables.

El maniqueísmo puede resultar justificable para «Sherk 4». En el socialismo del siglo XXI, constituye un síntoma preocupante y degradante.

De cualquier modo, la animación sigue siendo un terreno esquizofrénico, dividido entre la integración y el apocalipsis. Así es «Shrek 4».

No en balde, su guión consuma la máxima estrategia populista de la fantasía demagógica: unir mayo del 68 con el mercado de consumo.Fusionar el hippismo con el yuppismo.

Acoplar a la vanguardia queer con el status de la dominación másculina, a objeto de canalizar la homofobia dominante.

Es decir, una incongruencia como adaptar la resistencia terrorista de «La Batalla de Argel», al servicio de un éxito de taquilla para grandes y chicos.

La teoría de «Rebelarse vende» es la moda en tiempos de furia reprimida contra la máquina, por el deslave de Wall Street.

Ya lo vimos en «9» y es la condición del libreto de «Sherk 4». La doctrina del «Robin Hood» del Festival de Cannes 2010, se consolida: quítale a los pobres para darle a los ricos.Pan y circo.

Por ende, los Quijotes y Sanchos de PUDREVAL celebrarían de pie el contenido del plot.

La dirige un tal Mike Mitchell y da igual si se llama Señor X.Antes hizo el desastre:» Deuce Bigalow: Male Gigolo».Por lo visto, le gusta la comedia,aunque la gracia le sea esquiva.

Las verdaderas estrellas de la charada son: Mike Myers,Cameron Díaz y Eddy Murphy, siempre y cuando la disfrutemos en versión original.

Pero como no es el caso, los invitamos a padecer la voz en off de los colegas de Erika de La Vega.Toda una burocracia, una dictadura, la del doblaje en América Látina.

Nunca faltará un colega cursi de la prensa, dispuesto a aplaudir a la tiranía de marras. Su trabajo es callar y desvivirse por las salidas o los arranques de los famosos.

Les pagan por cubrir alfombras rojas y estrenos prêt-à-porter, alrededor del globo. Son los aereomozos complacientes de las líneas de vuelo y de embarque de los estudios.

Actualmente, encabezan el lobby caraqueño por los tanques de sus jefes corporativos. Su alienación es severa al punto de dar la cara y el pecho de los bodrios del verano.

Algunos llegan a un grado de intolerancia caricaturesco. Te miran feo por criticar y te acosan por internet a través de mensajes anónimos. Imposible tomárselos en serio.

Yo les recomendaría relajarse y aceptar las reglas del juego en democracia. La libertad de expresión es un derecho, no una concesión de ellos.

Por defecto,las diferencias de Dreamworks con Pixar y Disney, son cada vez menores.Sus chistes y dramas son predecibles. El humor luce programado,telegrafiado y mecanizado.

Hace tiempo perdieron frescura y espontaneidad. Ahora se conforman con trastocar el molde para ofrecer el mismo sabor edulcorado.

Es como un video loop o como un capítulo de repetición en diferido de los mejores momentos de la serie.Se hubiesen ahorrado la plata.

El gato engorda, el burro pierde la memoria, Fiona y Sherk se separan.¿Hasta cuándo van a seguir inventando?

No veo mayor futuro por ahí. Continuamos atados al pasado, por siempre. En todo sentido,la tesis de la película es un canto al conformismo.

Para mí ya fue suficiente. Mi paciencia se agotó con los creadores de la franquicia.Es tiempo de pasar la página o quemar etapas.

Con «Shrek 4», quisieron repotenciar un legado. Apenas consiguieron enterrarlo en el baúl de los recuerdos olvidados de la generación 3D.

Será difícil resucitarlo en el mañana. Al menos, «Toy Story 3» supo garantizar, con inteligencia, su trascedencia a corto plazo.

En cambio, el Ogro Verde se aplicó el Hara-Kiri mediático en un cierre poco afortunado, redundante y reaccionario. Tal como su happy ending en el calor del hogar dulce hogar.

Último refugio subjetivo de un mundo fuera de balance y de una industria al borde del abismo.

Su burbuja estallará pronto.

No se lo pierda en su sala de confianza.

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