Un Seductor Irresistible:American Gigolo meets Punk’d

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La fuimos a ver por descarte,sin ninguna esperanza.Llegamos temprano e hicimos la imposible cola para comprar las cotufas en Cinex de San Ignacio(¿habrá manera de mejorar el servicio?), le dimos largas al asunto,conversamos sobre la absurda invasión de la publicidad “Pop-up” al estilo retro de “La Guerra de las Galaxias”,organizamos la escaleta del guión del programa de radio y finalmente nos incorporamos a la sala con desgano,cuando estaba a punto de terminar la horrenda cuña animada de la compañía. La misma de “aquel siempre luce como tal y ella siempre luce como tal, y el otro cae de pie y no se despeina”.¿Puede existir algo más anacrónico y reaccionario?

Por lo visto,según la cuña en cuestión,el cine es un simple ritual de consumo,carece de futuro y parece condenado a morderse la cola,bajo las fórmulas de costumbre.Por fortuna,la proyección de “Un Seductor Irresistible”(a destiempo)no le daría la razón a la tesis precedente,aunque en parte brinde la impostura de ser una reafirmación de ella.

No en balde,la protagoniza Ashton Kuthcher,el chico de “Punk’d” y el esposo de Demi More.Ya veremos cómo el director se aprovecha de la imagen de su estrella para darle la vuelta y deconstruirla.En parte,el actor es consciente de la jugada.Pero también el asunto se le escapa de las manos y acaba por desnudarlo de forma iconoclasta.

Es y no es un traje a la medida.

Para entendernos mejor,la película es una sátira despiadada sobre los buscavidas de Los Ángeles.Por ello, puede lucir como una autobiografía descarnada del personaje a la luz de su relación intergeneracional con la ex de Bruce Willis.

En la cinta,por ejemplo, el mal llamado “Seductor Irresistible” goza de lo lindo al chulearse a una señora de las cuatro décadas en plena forma, interpretada de manera sobria y solvente por la irreconocible Anne Heche.Segundo guiño sarcástico del reparto.¿Recuerdan su drama con Harrison Ford y su romance con Ellen DeGeneres? Ahora destaca por su cuerpo atlético de supermujer, dispuesta a acoger en su seno al “boy toy”,al niño terrible a cambio de favores sexuales y lo demás no importa.

Por supuesto,él no tiene donde caerse muerto y apenas le queda por ejercer el oficio de rompecorazones entre damas de sociedad, rubias tontas y aspirantes a famosas.

A través de la nostálgica y elegante técnica del plano secuencia,la película nos va sumergiendo,poco a poco, en el abismo paralelo de un mundo vacío y plástico de emociones efímeras,delirios de grandeza,piscinas,fiestas,cócteles,restaurantes de lujo,sitios top,compras nerviosas,egocentrismos,decorados chic,ambientes esnob y amores líquidos de una sola noche.La amistad brilla por su ausencia y el interés mutuo prevalece.

Sería entonces un reflejo de las teorías de Bauman y Lipovetsky alrededor de las glorias y miserias del hombre posmoderno,a la usanza del individualismo y la competencia desleal de «La Red Social».

Incluso,el realizador se permite incomodar al espectador con la incorrección política de confrontarlo con el sexo puro y simple, al margen de cualquier coartada sentimental e intelectual.Es el regreso a un erotismo soft core desaparecido en acción por culpa de las ligas de la decencia.

Advertencia:tampoco se emocionen demasiado porque hay autocensura.

El tercer chiste implícito de la propuesta radica en presentar un cameo de la diva latina por excelencia, “nuestra” María Conchita Alonso,venida a menos,de capa caída,en horas bajas y trastocada por igual,cual hermana gemela de «La Tigresa del Oriente».Incomprensible el hecho de dejarla pasar por alto como una carnada para la campaña de mercadeo del largometraje en Venezuela.Sea como sea, su look de mutante de edad madura y MILF de las fantasías del estimado Alexis Correia,le sienta bien al trabajo del autor,quien en su condición de forastero puede entender el fenómeno desde la distancia del humor negro.

Lamentablemente,su talón de Aquiles es el guión,cuyo argumento expone dos lugares comunes.Número uno, satanizar y estereotipar a los caracteres femeninos.Ninguna se salva del infierno y la hoguera de la letra escarlata.

Hollywood sigue en guerra contra la mujer.

Por defecto,el número dos es redimir al Casanova en un desenlace forzado y agridulce,al recibir una cucharada de su propia medicina de manos de un espejo femenino de su materialismo histérico,de su deshumanización,de su prostitución.Un oscuro objeto de deseo listo para traicionarlo y abandonarlo en el momento cumbre de la historia, cuando lo rechacen por otro al pedir la mano de su prometida.

Por fortuna,se invierte el significado del happy ending falso y demagógico de “Titanic”,donde el chico pobre lograba conquistar el corazón de la niña rica. Acá sucede al revés. El pobre es rebotado por la escaladora,solo preocupada por encontrar a un marido millonario capaz brindarle seguridad,estabilidad y bonanza.

En adelante,los resortes del drama le buscarán el sentido moral a la trama,al concluirla con una lección de humildad aprendida a los trancazos y porrazos.

Por tanto, el “American Gigolo” cerrará la función como un inverosímil repartidor a domilicio a lo “Lover Boy”.¿Todavía un niño de overol y chaqueta al acecho de las “baracunatanas” de Beverly Hills?El epílogo elude la respuesta dogmática.

Cierto público se siente defraudado y pone cara de circunstancia.El niño de “Punk’d” vuelve a gastarnos una broma pesada,con todo y voz en off. Su mayor incoherencia,retratarse como un símbolo de la crisis,cuando en realidad nada y surfea en olas de millones de dólares como Rico McPato.Sin embargo,el resultado merece discutirse y hasta reivindicarse,más allá de los prejuicios.

Por algo,su última imagen debe figurar en el altar de las grandes metáforas audiovisuales de la temporada.

De retorno al origen,el vaquerito de medianoche sale a trabajar con su uniforme en un departamento de soltero,no sin antes dar de comer a su mascota,un sapo.En una toma fija,agarra un ratoncillo,abre una pecera y el reptil engulle al roedor de golpe.La colita queda por fuera y bajan los créditos,mientras el sapo sigue mirándonos e increpándonos.Ustedes son como yo,nos dice.Encima soy una especie en extinción,inspirada en las naturalezas salvajes de Herzog.

Bienvenidos a la pesadilla de Darwin,donde reina la ley del más fuerte.

Brutal alegoría de la fauna y el bestiario pop de la meca.

Para mí,una increíble sorpresa con aliento errante y desenfadado de free cinema,de underground,de película desprolija de Warhol y Paul Morrisey con Joe Dallesandro.La diferencia estriba en la sofisticación cool y el empaque de lujo del tercer milenio.

Recomendable para sesiones de culto en home video.

1 Comentario

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