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Globos de Oro 2011:El Crepúsculo de los Dioses


De ahora en adelante,El Globo de Oro 2011 deberá llevar un asterisco cuando se haga referencia a su lista de ganadores,como en los mundiales de fútbol intervenidos y manipulados por el dictador de turno.
De hecho,por primera vez en la historia, las denuncias de fraude contra el premio llegan a la corte judicial, de la mano de Michael Russell, ex publicista de la institución quien acaba de desnudarla al estilo de Julian Assange y Daniel Elsberg. Para algunos,es un caso de filtración digno de Wikileaks.
Según la información oficial,Russel fue despedido por negarse a seguir aceptando las reglas tácitas de corrupción de la compañía. Por ende, una vez fuera de ella, decidió destapar la caja de Pandora al revelar el lado oscuro del galardón. Entre sus acusaciones figuran cuatro anomalías:
4) “Los miembros que votan para nominar a los Globos de Oro venden credenciales de medios de prensa a fin de sacar provecho con un espacio en la alfombra roja, que le es otorgada a medios de escasa o nula presencia que cubren dicha ceremonia.”
3) “Los miembros de la HFPA reciben jugosos pagos de estudios y productores por representar a películas y hacer cabildeos en favor de nominaciones y premios en los Globos de Oro.”
2) “Los miembros de la HFPA no son periodistas de tiempo completo y sus ingresos principales se derivan de prácticas cuestionables como éstas.”
1) “Los miembros de la asociación aceptan el pago de vacaciones cubiertas, hospedaje para dar cobertura a eventos de promoción de lanzamiento de películas y obsequios otorgados por estudios a cambio de apoyar la nominación de largometrajes.”
Al respecto, se esperaba anoche un comentario jocoso o un chiste por parte del presentador,Ricky Gervais,para aligerar la tensión y dar por zanjada la querella.Sin embargo, reinó la autocensura y apenas la moderación políticamente incorrecta del comediante quiso tocar el tema.
El resto de la ceremonia iba a erigirse,entonces, en otra pantalla manierista y pomposa de encubrimiento de la realidad de crisis, donde el boato,el lujo,la cultura del derroche y el artificio de la victoria buscaron fungir de pote de humo, a fin de eludir las innumerables problemáticas de la agenda contemporánea:la depresión económica, la guerra y ahora los asuntos internos de la industria.
De un tiempo para acá, Los Globos se conforman y contentan con ser una “antesala informal de Los Oscar”,cuyos principios y postulados también carecen de transparencia.Por tanto, su legitimidad es puesta en duda,desde ayer hasta hoy.
A su modo, la mencionada prensa extranjera y la academia representan dos puntas aceradas del juego de Hollywood.En pocas palabras, constituyen la cara visible de una forma anticuada y anacrónica de entender el cine,para encima consagrarlo sin derecho a replica.
En lo personal, no considero a los Globos de Oro un barómetro o un termómetro apropiado para medir absolutamente nada dentro del campo del séptimo arte.Si acaso sirve para tomarle el pulso y la temperatura a las fiebres inventadas por la meca, a efecto de curar sus financias en salud.
Todo lo interesante,lo divergente y lo diverso del panorama audiovisual, queda arrinconado y relegado de la competencia, en beneficio exclusivo del mercado cautivo alentado por el monopolio de la producción y la distribución. Por ello, ahí no hay espacio y cabida para la exaltación de las verdaderas tendencias renovadoras del lenguaje de las imágenes en movimiento.Menos para la glorificación de los auténticos autores de interés a futuro.
En su lugar, Los Globos de Oro vuelven a encarnar una vitrina fashion del mainstream, del trendy, del indie-dependiente,del qualité y del artie más anquilosado.
Ni siquiera se preocupan por integrar fenómenos en alza como el género documental, en sus diferentes variantes de ficción y no ficción. De ahí la marginación de Banksy,de los chicos malos del mumblecore,de las generaciones de relevo, de los viejos zorros del underground,de las vanguardias emergentes y de las escuelas alternativas de medio mundo.
En consecuencia y de entrada, el Globo nos miente con su aura esférica y universal, porque solo distingue y celebra una pequeña porción de la enorme oferta del planeta tierra,ubicada entre los ejes de poder y control de la torta de los estudios,bajo sus respectivas áreas de influencia.El triunfo de “Carlos”,al margen de sus méritos, pasa por allí. Es la divisa internacional de un negocio del espectáculo televisivo. Ni hablar de los demás artistas y largometrajes reconocidos.
A vuelo de pájaro, la de ayer era la batalla corporativa del gigante Sony-Columbia(Red Social) con las demás sucursales del sistema tradicional de medios.
Irónicamente, votaron o compraron la beatificación de la cinta de David Fincher, para ilustrar su fobia y animadversión por Facebook,mal encarnado,pecado original y el apéndice de “Seven” a la luz del gusto instrumental de los electores y promotores de la iniciativa.Aquí radica la principal contradicción de la velada. La “Red Social” se eleva en el altar de los semidioses, al costo de condenarla al infierno de lo mismo,del reduccionismo,del estereotipo.
Para rematar, Los Globos silenciaron de su agenda de tópicos cualquier mención a Twitter,Youtube y compañía,a pesar de aprovecharlo como canales de propaganda. Pero en el fondo, incorporaban un tabú.
Hipocresías aparte, el evento se desarrolló con monotonía,represión a la libertad de expresión y un increíble aire de deja vu.
Se trataba de una trama predecible, redundante,descafeinada y cursi por culpa de los pésimos discursos de los reyes y reinas coronados. Únicas excepciones a la norma: el elocuente Christian Bale, la desgreñada Annette Bening y el irónico Robert De Niro.
A la postre, “Toro Salvaje” salvaría con su carisma,inteligencia y sentido del humor negro, el precario vacío de contenido del programa.
En general, ganaron los favoritos de las apuestas, casi por defecto, y las quinielas se cayeron con las derrotas de “Biutiful” y Jhonney Deep.
Con John Manuel Silva por vía del formato de los 140 caracteres, festejamos el fracaso de Alejandro González Iñarritú en la categoría extranjera, y asimismo, elevamos los pulgares por Giamatti.
Irreversibles las condecoraciones a Colin Firth,a Natalie Portam,a Sorkin, a “Toy Story 3” y a Melisa Leo. Merecido el honor a Trent Reznor por la banda sonora de la película aclamada de la jornada.Discutible el título a Fincher como director del 2010, por una pieza conservadora y reaccionaria.
Conmovedora la presentación de Michael Douglas,de regreso tras una recuperación milagrosa.
Emocionante ver a un compatriota subir a retirar su premio en conjunto con los creadores de “Carlos”. Naturalmente, la tenía difícil para imponerse a Al Pacino. Será para después.
La nota ridícula la pusieron quienes pidieron la cabeza de “Caracortada” por Twitter,ante la caída del venezolano.Insisto,Los Globos de Oro no son una extensión del Miss Universo y Édgar Ramírez no es un pupilo de Osmel Souza. Por consiguiente, dejen el drama.
En resumen, el balance es negativo. No hubo mayor sorpresa, mayor muestra de espontaneidad y el tono lo definió Fincher con su cara de sobrado y fastidiado al recibir el premio,dando agradecimientos y leyendo garabatos preparados con antelación.Cada uno sacaba sus servilletas y empezaba a repartir halagos a diestra y siniestra,en detrimento de lo fundamental.
Los Globos de Oro 2011 reflejan el estancamiento,la deriva y la decadencia del cine llamado comercial, en su lucha por opacar a los mutantes, bárbaros y comanches de la resistencia.
Es el crepúsculo de los dioses en 2D frente a la hegemonía del 3D.
Paz a sus restos.

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