El fin de la duda

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Hace poco un amigo de Facebook dijo que ya había dejado de dudar y que sabia que seguía el camino correcto, ante eso le respondí.

nunca es bueno dejar de dudar, dejar de buscar otros caminos, y nunca nuestras certezas son ciertas. La mayoría de los fanáticos no dudan y no buscan ya que tienen la verdad, eso implica tácitamente que todos los demás están equivocados y lleva a la superioridad moral. El día que deje de dudar de todo, ese será el día de mi muerte”

Pero lo comprendo, la mayoría de las personas quieren saber quienes son, tener certezas que lo que están haciendo es lo correcto, y se cierran a todo lo demás.

A lo largo de vida lo he visto cientos de veces. No me recuerdo si fue Arthur C Clarke o I Asimov quien dijo que si un científico viejo se opone a una idea nueva, por lo regular la idea nueva es mas correcta que la anterior, o algo parecido.

 Ya que esa necesidad de certezas afecta tanto a los tontos como a los sabios. El ejemplo casi paradigmático fue el de Einstein, que a pesar que el fue quien puso los cimientos de la teoría cuántica, cuando joven, apenas envejeció la negó, he incluso hasta el fin de su vida se negó a ver la evidencia que estaba equivocado.

Esa búsqueda de certezas es la culpable de los conflictos ideológicos,  ya que ambas partes tienen la certeza y si alguien esta en lo correcto, el otro esta equivocado, y por lo regular, a lo largo de la historia, a llevado a la eliminación de ese otro que genera dudas sobre nuestras certezas.

En el caso de mi amigo, jamás llegara a esos extremos. No tengo dudas sobre ello.

Pero tiene el germen de las luchas religiosas del pasado y por supuesto del presente; “todos aquellos que no crean en Ala, deben ser exterminados”.

Eso pasa que ya que nuestra misma civilización nos ha llevado a pensar que tenemos que tener objetivos, metas, que tenemos que generar ganancias, como si los seres humanos fuésemos una empresa, un ejercito o simples robot y el sentido de la vida esta en lograr esas metas.

Si no tenemos objetivos, metas, certezas somos unos fracasados, esa quizás es la razón por la cual tantos sabios se encierran en sus creencias y niegan todo lo demás como falso El mayor científico de todos los tiempos Newton, también sufrió eso, al final dejo de buscar de ver la evidencia en contra de sus creencias (la naturaleza de la luz de newton era bastante loca) y llego a perseguir a quienes pensaban lo contrario.

¿Qué nos queda a nosotros si hasta los gigantes sucumben a la tentación de la certeza?

La vida limitada de un ser consciente, no puede ser algo tan prosaico, si no en indagar, dudar de nuestras certezas y disfrutar el viaje, no por un solo camino, sino por todos los que podamos encontrar, no es llegar a una meta, el fin es el viaje.

Saber que siempre podemos estar equivocados (y por lo regular lo estamos) Y que eso no es malo, tampoco bueno, es como deberían de ser las cosas.

Pero en un mundo lleno de incertidumbres, en una sociedad agonizante tratamos de aferrarnos a algo, o ha alguien, es por esa razón el auge de las religiones, cultos, sectas, ideologías de todo tipo, que por lo menos ofrecen, la tranquilidad de ofrecernos el oasis de una certeza, que nuestra vida no es un desperdicio, que nuestras creencias son las únicas que valen la pena defender y luchar por ellas.

Y si vivimos conformes a ellas, nuestras vidas tendrá un sentido trascendente, será mas valiosa que la de un venado o un mosquito.

Por eso es, que a veces pienso que la conciencia es un virus maligno que nos infecto para separarnos de la manera que los demás seres vivientes llevan sus vidas.

Solo viviéndolas, lo mejor que se pueda.

La duda es un pozo sin fondo, el agujero negro de la conciencia.

Sin embargo, jamás he aprendido a creer.

Me parece que es como fosilizar un cerebro que aun funciona. La mayoría de las personas creen lo contrario.

Si dudas, eres débil, no eres un ser “definido” y por lo tanto no eres digno de respeto. Dios no tiene dudas. Los grandes líderes no dudan, saben que tienen la razón y por eso no les importo o les importa el daño que sus acciones causen, saben cual es su camino, y ese el único.

Claro que comprendo a todos los piensen de esa manera, es liberadora, es el saber que no tienes que buscar mas, y de cierta manera eso produce la paz espiritual, aunque signifique encarcelarse, en tener visión de túnel para evitar ver los arboles del camino, o un rio donde nadar, el camino lo es todo.

Aunque.También puedo estar equivocado. Y la inquietud que produce la duda hay que erradicarla.

Quizás toda mi vida sea un error, la única certeza que tengo es que desapareceré.

 

7 Comentarios

  1. Estoy de acuerdo en que nunca hay que dejar de dudar. Siempre hay que preguntarse si la opción contraria, u otro matiz de gris es mejor que la opción que estas considerando en el momento como correcta. Sin embargo sí creo que debemos vivir con cierto nivel de certidumbre, es parte del mapa de la realidad y es necesario para sobrevivir en un estado de paz mental. Esos está explicado por la Programación Neurolinguistica. Por otro lado también estoy de acuerdo con tu punto acerca del estado «zen» de no consciencia. Pero es la duda precisamente la que atenta contra ese estado, no la certeza. El estado de «no consciencia», es la certeza de que puedes vivir sin certeza, pero hay una certeza inicial. Psicologicamente y neurofisiologicamente, el cerebro en duda es un cerebro estresado, por lo tanto creo que en lugar de buscar la duda, debes buscar la verificación, la revisión, la reflexión o mejor dicho, el cuestionamiento. Gracias por el artículo

  2. De ninguna manera, muchas gracias a ti por aclararme las ideas, estoy de acuerdo con «debes buscar la verificación, la revisión, la reflexión o mejor dicho, el cuestionamiento. «

  3. Mi egocentrismo me dice que ese amigo de facebook al que te refieres es a este sevidor.

    Entiendo perfectamente que en lo que se refiere a la ciencia es necesaria e indispensable la duda, que no se puede, ni debe, dar nada por hecho. Ahora bien, la no-duda de la que me refería es con respecto a algo más «místico» o «religioso».

    En otras oportunidades he escrito en esta misma página acerca de lo pernicioso que resulta el New Age, de una mescolanza de tradiciones, enseñanzas, prácticas, que no tienen relación, Zen con ángeles, Osho con espíritu de la navidad, tarot con budismo… y todo eso se mezcla como una merengada, y lo que se hace es un patuque que es más dañino que beneficioso.

    Ese supermercado espiritual es el que uno se consigue en las tiendas «espirituales», en la entrada esa figura gorda y china, que según si uno le soba la barriga… en los estantes esencias para el amor, el dinero, más abajo cajitas con muñequitos para hacer vudú, en otro estante campanas tibetanas, péndulos, figuras del negro primero… Y así, va la gente de aquí para allá, probando aquí, probando acá, y sin profundizar en nada.

    Cuando digo que no tengo duda del camino que he escogido, es porque ya no estoy probando en ese supermecado espiritual, me quedo con uno, en este caso con la enseñanza del Buda, y ahí profundizo, escojo un solo maestro, para evitar confusiones, y asumo una sola práctica, y ahí profundizo, y desde luego es una profundización interna, personal, acomodada a mí, a mi personalidad, a mi estilo de vida, sin pretender que otros también la asuman, ni pretender «convertir» a nadie, que cada quien haga lo que mejor me parezca.

    Ahora bien, que aunque no sigo el linaje del Dalai Lama, soy su profundo admirador, y él mismo ha dicho que si la ciencia es capaz de refutar sin dudas una enseñanza del Buda, hay que cambiar esa enseñanza del Buda por lo que propone la ciencia. De hecho, el mismo Buda pidió que no le creyéramos a nadie, ni a él mismo, que cada uno constara por sí mismo lo que él dice, y que si determinábamos que él estaba equivocado, que lo rechazáramos.

    Resumiendo, mi no-duda, es que sé que el camino que he escogido es el correcto.

  4. Creo que la naturaleza, o más general la realidad, esta condicionada para los que buscan respuestas. Basta ver cuánto hemos descubierto en un tiempo cósmico relativamente insignificante. La aparición de las mismas idea o teorías en lugares tan disímiles casi que al mismo tiempo en tiempos donde no había ni internet ni medios de comunicación electrónicos ilustra, dicho en criollo, que el que busca, encuentra. Y si muchos buscan lo mismo terminaran encontrando lo mismo así sea por distintos métodos y así no se comuniquen entre ellos.

    El germen de esta búsqueda solo es posible gracias a la duda la cual que genera curiosidad pero no pocas veces insatisfacción. Es la envidia del futuro, porque tanto la ciencia o la religión lidian es con cosas que no existen en el presente sino en el futuro lejano. La ciencia trata de traer esa cura del cáncer al presente lo más rápido posible. La religión, cuando ya no queda nada por hacer, nos explica con lujo de detalles que nos pasara después de la muerte. Más que la conciencia el verdadero virus maligno es nuestra incapacidad de vivir en el presente siempre ansiosos con respecto al futuro.

    Evolutivamente entonces estamos condicionados para dudar y el medio ambiente que nos rodea responderá positivamente a esto. El fin de la duda implicaría el fin de eso que nos hace humanos, no solo eso sino tendríamos a la evolución en contra. Por el bien de la especie hay que dudar, así nos cueste la vida. Que viejos científicos de todas las épocas con teorías establecidas duden de nuevos argumentos que desafíen sus propuestas es más un reflejo del ego de éstos que el que hayan desechado seguir dudando. No dudan porque no les conviene.

    Creo que más que el fin de la duda, vivimos en un momento en donde se dudan de las mismas cosas. La duda se ha homogeneizado a un extremo nunca antes visto. No es que se dude menos, lo que pasa es que la diversidad es muy pobre quizás como producto del pensamiento único imperante. Hay dudas que son aceptadas socialmente y muchas otras que no y que son rápidamente desestimadas bajo distintas etiquetas, por ejemplo la nefasta “alternativo”. Sucede en todos los ámbitos inclusive en la ciencia. Estimo yo sin embargo que esto será una cuestión temporal y que el espíritu renacentista, aquel que bajo el manto de la Gran Duda desmitificó al mundo, volverá a surgir entre los hombres.

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