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Venezolanos, Chávez ha muerto: Gracias Hugo

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Por meses he imaginado que Chávez se muere, algunas veces, confieso que con una esperanza mezquina de que muerto el perro se acabara la rabia y sin embargo, heme acá, con un sabor amargo en la boca, con un temblor en el cuerpo como si quisiera llorar incluso, y recuerdo a Cabrujas contando que él también lloró cuando se murió Betancourt a pesar de ser su enemigo, salvando distancias, claro. Y no es que esté triste por su muerte, estoy triste porque nos deja un país destruido y en manos de una camarilla de la peor clase de idiotas: los poderosos. La mezcla de emociones es complicada, toda mi vida adulta mi único odio constante ha sido hacia Hugo Chávez y su gobierno, ahora que no está, no sé qué hacer con ese odio tan virulento por él, pero sobre todo por lo que representaba. Se me hace raro incluso hablar del tipo en pasado. Mi sueño era verlo juzgado por alguna corte y repudiado por sus seguidores.

Chávez llegó al poder en medio de una gran decepción nacional, producto del secuestro de poderes por unos partidos caducos que se negaron a modernizarse y dar paso a las generaciones de relevo que ellos mismos se encargaron de formar, y sin embargo, fueron capaces de enjuiciar a un presidente en ejercicio, algo impensable el día de hoy. En todo caso, el enquistamiento de Adecos y Copeyanos, nos dio a Chávez. Y Chávez supo capitalizar ese descontento para llegar al poder, para enquistarse él, para hacer el gobierno más adeco que haya conocido el país, un gobierno donde el despilfarro, la violencia y el irrespeto total a la constitución (redactada por ellos mismos, dicho sea de paso).

En vista que ya Hugo está muerto, le reconoceré dos logros, el primero que supo conectar y dar voz a todo un sector de la población que fue vejado y utilizado sin recibir nada a cambio durante años. Chávez les dio médicos, les dio comida, les dio universidades y sobre todo, les dio esperanza. Independientemente de que sean medidas populistas o no, o si son efectivas o no, para ese sector que nunca recibió nada es bastante. Su otro gran logro, darle relevancia internacional a Venezuela y peso a la región. Y si no lo creen, lean los obituarios mañana en toda la prensa para saber si el tipo era importante o no. Y con esto concluyo mi pequeño elogio a Chávez.

Sin embargo, el legado real de Chávez ha sido exacerbar todo lo malo de nuestra idiosincrasia: el nuevo riquismo, el complejo de inferioridad, la viveza criolla, el irrespeto por la ley y la violencia, la única ley que Chávez hizo cumplir en Venezuela fue la del más fuerte.

Para afuera Chávez podrá ser un gran líder, para mí, su gobierno permitió una cantidad de atropellos a la justicia a costa de la lealtad, permitió la creación de una nueva casta de políticos que se enriquecieron bajo su ala y dilapidaron la mayor fortuna que haya entrado al país desde su fundación. El gobierno de Chávez se encargó de endeudarnos con los chinos, de empeñar el país y el futuro con tal de sacar a flote su proyecto personal, a costa de la economía venezolana, dejándonos una moneda que vale menos que el papel en que se imprime.

Pero la mayor deuda que deja Chávez es la impunidad y su nefasta consecuencia, la violencia. Durante el gobierno de Hugo han muerto según las cifras oficiales, cerca de 120 mil personas. Nada más el año pasado murieron casi 20 mil. En Venezuela hay una cantidad absurda de crímenes sin resolver, mezclada con otro tanto de armas en manos de civiles. La justicia sólo aplica para los enemigos de Chávez, contra quiénes los tribunales se ensañan como ha sido el caso de la detención ilegal de María Afuini o el juicio viciado de Simonovis. Esta es la herencia de Hugo Chávez, todo lo demás se hace agua y sal en comparación a esto.

Chávez al dejar de existir se volvió pasado, ahora mi preocupación es el futuro, que se ve negro. Por muchos años en el chavismo flotaba la idea de que Chávez estaba engañado, que él no sabía nada de los desmanes de sus acólitos, que esos eran unos buitres; bueno, hoy son esos los que se quedaron con el poder. Maduro, Cabello, Ramírez, Giordani et al. son los que «tienen engañado al presidente».

Yo iría más lejos aún, diría que ellos, junto a los hermanos Castro, mataron a Chávez. Es evidente que sabían que no podría gobernar, escasamente podía llegar a las elecciones en diciembre como estaban pautadas y aún así lo obligaron a presentarse, a recibir un tratamiento médico en un país de curanderos como lo es Cuba y a forzarse hasta la muerte. Chávez es en sí mismo la mejor analogía entre la relación de Cuba con Venezuela, los Castro lo exprimieron hasta matarlo.

Acusan a la oposición de necrófila pero realmente quiénes se han alimentado del cadáver de Chávez ha sido la cúpula del PSUV y el gobierno cubano, lo subieron cual Cid Campeador a las tarimas y a los mitines para obtener un triunfo contundente que les garantizara la continuidad en el poder. Tan es así, que el mismo Chávez dejó instrucciones clara de lo que tenían que hacer si no se podía juramentar y luego, probablemente cuando ya el Presidente estaba fuera de combate.

Estos mismos que están usurpando el poder porque nadie los ha ratificado en el cargo, se están inventando un complot para darle matices épicos a la muerte de Chávez y seguir sembrando la discordia en el país, pero cuando las aguas bajen, espero la gente sepa entender que Chávez es la épica que no fue, de cáncer se muere cualquiera.

Ahora no es el momento de andar celebrando, la oposición haría bien en respetar el duelo de quiénes lo querían, esa conexión es muy fuerte y peligrosa. Cabeza fría debería ser el lema. Pero también es hora de pasar a la acción, la dirigencia opositora ha pasado toda la enfermedad de Chávez viendo al techo sin saber bien cómo manejar la situación. Ya que el presidente ha muerto, lo mínimo es dedicarse a denunciar todas las ilegalidades que ha cometido la dupla Maduro-Cabello.

Chávez ha muerto y una parte de mí se niega a creerlo, una parte de mí tiene miedo incluso que resucite o que no muera jamás, que siga vivo en cada atropello, en cada abuso, en cada crimen impune, en cada enfermo ruleteado por Caracas y en cada uno de nosotros a través de nuestras mezquindades y nuestras vivezas criollas. Quizá ahora tengamos la oportunidad de pasar la página para empezar una etapa mejor, quizá ahora que se fue, Venezuela se de cuenta que no necesita más maridos abusadores que le peguen porque la quiere. Quizá algún día podamos decir: Gracias por todo Hugo, en especial por irte.

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