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M-28: La historia de un trasnocho.

Miércoles después de las elecciones. Hay una situacion violenta en FaCES. No hemos digerido el golpe electoral del domingo. Hay que pasar el trago amargo, pásame la tasita de anís. Reconocemos la derrota, ustedes son mayoría. Hay que tener la frente en alto en las derrotas, pero hay que administrar la victoria.

Divide y vencerás, dice un dicho. Pero lo que está dividida hasta las entrañas es la sociedad. Somos un Frankeistein cojo. Creer que tener un celular último modelo para echar una pinta o tener un mucho para mostrar no se traduce en modernismo o vanguardia. En buena parte, se explica por la bonanza de los últimos tiempos. El consumo mantiene en constante movimiento nuestra economía. Pero no producimos y es por eso que estamos sacando la chequera y dando trabajo a los demás países.

A lo que veníamos. He estado interesado en las autorregulaciones, el Panfleto es perfecto ejemplo de ello. Estudiar en la Central te da ese roce, que nos permite comprender el peo que tenemos. Sin embargo nos regala momentos de mucha lucidez humana. Reclamar en su justa medida, no dejar pisotearnos ni domesticarnos. Hay derechos que no se pueden negociar. Por eso el estudiantado reacciono ante el abuso de los muchachos del M-28.

Ellos tienen su espacio dentro de la universidad, pero tampoco le meen en la cara a la gente. Celebren la victoria pero con el patrimonio no la pagues, mira que ya está bien deteriorado. Defenderé tu libertad pero no cercenes la mía. Contradicción que desemboca en censuradores. ¿Símbolos? ¿Creen que están logrando muchas reivindicaciones pintando una cara de Chavez y el Che? ¿O dañando el reloj, uno de nuestros verdaderos símbolos universitarios? Si dicen amar a nuestra casa de estudios no estarían cometiendo este daño a nuestra querida universidad.

Yo creo que solo quieren figurar, y hacer bulla. Para que los burócratas los pillen y los apoyen. Les pichen algo pues. A lo mejor terminan de Viceministros del Ministerio del Interior. Enhorabuena Camarada Ávila.
No ganan nada con una pared pintada de rojo. Basta de violencia e intimidación. Un estudiante de economía fue herido con un cachazo en la cabeza, una compañera me espetó: «Tenemos que ser tolerantes y respetar la opinión, pero eso ya no forma parte de ningún logro, se están comportando como unos simples trogloditas». Tenemos que apegarnos a nuestros principios, no somos violentos. Ademas ¿qué hace uno cuando te sacan una pistola? Los desarmados no podemos hacer nada frente a eso.

¿Ese es su debate de ideas? Hablemos pero vamos a respetarnos, demos el ejemplo de que podemos convivir, entendamos el rol histórico de la universidad. Dejemos los prejuicios, de lado y lado.
A veces peco de optimista. Hay que intentarlo una vez más.

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