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I

Persiste, en algunos, la triste idea de que saber otro idioma es símbolo de estatus, algo reservado para quien puede pagar un curso, algo snob e innecesario, utilería, cosa de “gente culta”, sifrino y elitesco, y nada puede estar más lejos de la verdad. Quien piensa así, no sólo es un acomplejado, es que, simplemente, no sabe lo que se pierde. Está el aspecto de que tu currículo mejora considerablemente si sabes otros idiomas, pero, lo mejor, lo mejor, en últimas instancias, es que saber otros idiomas te da la posibilidad de conocer otros mundos a los cuales no tendrías acceso si no conocieras la lengua que los conjuga. Y ni hablar de las posibilidades de comunicación. Saber otros idiomas es un privilegio, es riqueza, es una gran suerte, hace que tu paso por el mundo sea mucho mejor. Aquel que colecciona idiomas sabe de lo que hablo. Cuando este país sea políglota es porque ya habremos superado muchas taras que “traban la puerta”.

Mi lengua materna es el español, y soy muy afortunada, pero yo amo el inglés. Me enamora su practicidad, sus estructuras, su buen humor, su desparpajo, a veces, su cinismo. En este idioma hay música increíble, escritores imprescindibles, humoristas gigantescos, y nada superará la experiencia de leerlos o escucharlos en su idioma. Hay cosas que yo podría decir, perfectamente, en español, pero prefiero decirlas en inglés, porque me gusta. Cuando yo me puedo comunicar con alguien en inglés soy feliz.

Hay un escritor venezolano de culto que se llama Jonuel Brigue. El ha dedicado toda su vida a estudiar el lenguaje y a aprender idiomas, habla: Griego antiguo, inglés, persa, francés, hebreo, ruso, latín, alemán, egipcio, italiano…

Él dice:

“Los nombres de colores me enseñaron una manera de percibir; ya adulto aprendí un idioma con menos nombres de colores que el español; si esa hubiera sido mi lengua materna, el mundo supuestamente no verbal hubiera sido menos polícromo. Otro idioma tiene ochenta palabras para designar diversos tipos de arena y ninguna para designar la arena en general. Si esa hubiera sido mi lengua materna, el amor mío por las playas habría tenido dedos más numerosos y sutiles para acariciarlas minuciosamente desde ojos expertísimos.”

Amor y terror de las palabras pág. 14

II

Tú puedes llegar a querer, genuinamente, a una persona sólo leyéndola, y no haberla conocido nunca. Siento que, a veces, conozco mejor a una persona que leo que a otra con la que tengo contacto físico regularmente. La primera vez que yo escuché hablar a Cortázar se me salieron las lágrimas, por fin esa persona que yo quiero tanto tenía una voz. Me pasa cuando conozco por primera vez a los amigos que he hecho en esta página, en esta comunidad. Cuando nos conocemos personalmente no hay silencios incómodos ni extrañeza, leyéndonos hemos recorrido ya un camino.

Renny Ottolina decía algo que cada vez se me hace más evidente: El amor nace de la admiración.

III

Uno de mis capítulos favoritos de Friends es aquél donde Monica y Rachel apuestan el apartamento con Joy y Chandler. Ross hace un juego para ver quién conoce más a quién. Una de las preguntas es: “Rachel dice que su película favorita es__________, pero, en realidad, su película favorita es __________. Así me pasa a mí con mi serie de televisión favorita. Si me preguntas cuál es te responderé Seinfield, pero en realidad mi serie favorita es Friends. Si yo estoy haciendo zapping y cae un capítulo de Friends, el resto de los canales desaparecen para mí. Es más fuerte que yo. He visto las diez temporadas incontables veces y me sigo riendo de los mismos chistes que me sé de memoria. Así que ya saben, les mentiré, pero ustedes y yo sabemos a cuál serie pertenece mi corazón.

IV

Forrest Gump es odiada y amada en partes iguales. Hay quienes ven una oda a la gran nación Norteamericana, a otros les parece ñoña, y otros las consideran la mejor película que han visto en su vida. No hay medias tintas con esta pelí. A mí, sin embargo, no es la película sino Forrest como personaje el que me parece grandioso. Eso tiene mucho que ver con la increíble actuación de Tom Hanks, pero sobre toda las cosas, a mi me fascina como habla Forrest, su acento.

Forrest Gump dice una gran verdad: Stupid is what stupid does, y así logró cosas por la que mueren los perfectos imbéciles. Pero Forrest es un hombre de detalles. Le lleva helado a alguien que está peleado con dios, le cumple una promesa a su mejor amigo, se lanza al mar y corre por el estado de Alabama para visitar a su madre enferma, bautiza a los barcos con el nombre de la mujer que ama. Forrest Gump nos muestra, con suficiente elocuencia, que los detalles son la pega loca del amor.

V

El 99% de los artistas, de todas las disciplinas, que yo admiro son hombres, el 90% de mis amigos son hombres. Yo me llevo muy bien con los hombres, a mí nunca me verás en plan de Sex and de city o montada con seis mujeres en un carro. Claro, tengo amigas, muy buenas aunque pocas, y haré más en el futuro, pero a mí me encantan los hombres, son menos enrollados, y aunque algunos me han roto el corazón de la manera más vil, no les guardo rencor, les admiro.

Esto lo digo, porque, aunque no parezca, yo si tengo una heroína: Tina Fey

Ya quisiera tener yo un gramo del talento de esa mujer. La amo. Es mi ídolo. La mujer maravilla. 30 rocks podría tumbarle el puesto a Friends, pero primero me tengo que ver todas las temporadas.

Tina Fey hace las cosas bien, no como una “mujer” y por eso es tan buena en lo que hace

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