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Todo un Parto: ¿Renacimiento o Aborto?

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Todo un Parto: ¿Renacimiento o Aborto?


Judd Apatow puede irse tranquilo a tomar unas vacaciones.“Todo un Parto” le imparte una lección de humildad y de ocurrencia a sus películas sobrevaloradas por la crítica. ¿Se recuerdan de la aburrida segunda hora de “Funny People”?No era nada divertida.
Por el contrario, “Due Date” hace reír a propios y extraños con su agilidad para el diálogo certero, su rocambolesca puesta en escena y su pericia tanto para la comedia física como para la acción verbal de su perfecta pareja protagónica,donde uno y otro jamás bajan la guardia.La química funciona.
Zack es una metralleta de fabricar chistes y gags liberadores con lo mínimo. De entrada, parece un humor ingenuo pero no lo es. En realidad,encubre un profundo descontento social y político, mientras desnuda las contradicciones del narciso posmoderno,encarnado por Robert Downey Junior, quien se redime en el encuentro con el otro.Sancho lo rescata del vacío y de la deshumanización, a lo largo y ancho de un viaje de descubrimiento personal con ecos y resonancias quijotescas.
Por ende, si Cervantes arremetió contra la novela de caballería para superarla desde su mismo esquema, Tod Phillips toma el modelo cerrado de la “buddy movie” con el objeto de deconstruirlo,parodiarlo, pulverizarlo y resucitarlo según el espíritu de la parodia,la ironía y el distanciamiento. Se trata entonces de un film de estructura clásica, pero subvertido por la impronta del genio iconoclasta.
Por ello,la secuencia menos convincente de la película, la de la frontera a merced de los policías chicanos de la migra, también se disfruta como parte del juego, de la farsa y de la proyección de los miedos latentes del americano promedio.Por lógica binaria, puede resultar ofensiva para los guardianes de la corrección política. No obstante,su abierto desenfado caricaturesco tiende a justificarla.
De hecho, a partir de cierto momento, la pieza te llega a confundir, porque los límites entre la objetividad y la subjetividad del relato comienzan a difuminarse al punto de lucir como un escape lisérgico tramado por la mente narcotizada de Hunter S. Thompson.De inmediato, es normal y posible compararla con “Miedo y Asco en las Vegas”, cuyo aire surrealista definía por igual a la anterior obra maestra del autor,“Hangover”,marcada por el absurdo existencial de una generación perdida y encerrada dentro de la burbuja plástica del parque temático de Las Vegas, al acecho de leones,animales y secundarios bizarros como de Lynch,Buñuel,Wilder y el Blake Edwards de “The Party”.
En paralelo, el gran referente de “Due Date” se llama “Planes,Trains and Automoviles” del fallecido John Hughes en el año 1987.Dos décadas después, su influencia es notable y evidente.Con todo,no es el único antecedente para juzgar,valorar,condenar y criticar a la pieza del 2010. Naturalmente, “Todo un Parto” carece de originalidad en su formato, porque es cine de género del inicio al desenlace.
Aun así, merece reivindicarse por su facultad y su capacidad de adoptar una fórmula, para repotenciarla,regenerarla y ofrecer un entretenimiento digno sobre la base de un cimiento de la meca.
Por consiguiente, ello nos enfrenta a un dilema universal: el de continuar o salir del círculo trazado por el programa de la historia de Hollywood, de su pasado industrial.
Aquí sí, “Todo un Parto” se muestra limitada para proponer una evolución, si consideramos su trasfondo conservador y su obvia reafirmación de los patrones de la meca, del tema de la paternidad responsable al happy ending consolador.
El epílogo de la función llega para tranquilizarnos, luego del derrumbe, el descontrol y el calvario al borde del abismo, de la muerte.
En el cierre, triunfa el compromiso con la taquilla y el pacto de no agresión con los dueños del negocio. Es decir, ocurre lo inverso a “Easy Ryder” y “Vaquero de Medianoche”, dos títulos en común con “Todo un Parto”,a pesar de sus diferencias en la manera de acometer sus respectivas conclusiones.
El gordo conseguirá su fama anhelada y deseada.El flaco cosechará los frutos de su esfuerzo individual, familiar y laboral. Ambos,en resumen,encarnarán la falsedad y la verdad de la persistencia de un mito.
Ahí reside el problema de la nueva comedia americana. Por un lado, te promete la máxima ruptura con la norma,al calor de las tentaciones y de los vicios reprimidos.Por el otro, te termina por encadenar a un presente y a un futuro de conformismo. Es como una terapia de alivio para hombres frustrados.
No se preocupen, váyanse de farra con los amigos, y regresen con la perspectiva cambiada, para seguir en la rutina.Luego de la rumba, el ratón moral,la resaca con complejo de culpa.
Pregunta incómoda: ¿“Todo un Parto” es un retroceso, un estancamiento o un avance ligero?
Al margen de la intelectualidad, yo la goce a rabiar.Me encantó su banda sonora y su selección de temas.Ni hablar de la secuencia cuando ponen “Hey You” de Pink Floyd. De lo mejor del siglo.Acá el trabajo audiovisual cobra la consistencia y la coherencia de un ejercicio de experimentación con la estética y la ética heterodoxa. Cachetada y bofetada a los cultores del preciosismo y la escrupulosidad de la imagen en movimiento.
Voy ya a comprarme una máscara de oso para escuchar de “The Wall”.
PD:Prohibido olvidar el hilarante ritual de despedida del padre,tras bebérselo como café. Respuesta al cliché edípico de costumbre.
Atención con el cameo de Juliette Lewis convertida en un despojo.Guarda correspondencia con la Rosanna Arquette de «Pulp Fiction».
En tiempos de solemnidad choronga,“Todo un Parto” nos insufla y nos propina una bocanada de aliento fresco.

1 Comentario

  1. Inmersos en el tedio inducido por el asueto, anoche volvimos a verla. A pesar de su formato de película-de-viaje-de-pareja-dispareja, ya explotado anteriormente por la dupla John Candy-Steve Martin, que se sostiene a punta de estracanadas y situaciones lamentables, en esta película la labor actoral es sobresaliente, y los diálogos hilarantes. Mención aparte se merece la banda sonora, la escena en donde suena la pinkfloidiana «Hey you» es memorable.

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