El peligro de lo extraño

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En estos días me prestaron el libro de los Guinness record, era una versión del 2006, pero no importaba, nadie me podía sacar de ver esos fenómenos, ni las cosas que algunas personas o comunidades hacen para aparecer en ese libro; La pizza mas grande, las mas pequeña, la bola de cordel mas grande, las uñas mas largas y todo el resto de loqueras que alguien pueda imaginar.
Me imagino a un ser de otro planeta que venga y lea ese libro, pensara que  que estamos irremediablemente locos. Una especie inteligente que ponga su esfuerzo en crear el mayor sándwich del mundo como un logro insuperable, tiene que estar loca.
Pero ¿De donde nos nace fijarnos en lo extraño?
Cada cierto tiempo, aparece una noticia n los periódicos, que cierto zoólogo, etólogo o paleontólogo afirma que nuestros ancestros eran carroñeros.
Es hasta lógico que digan eso y lo argumenten a veces con una cantidad de datos que abruma a cualquiera. Es evidente que no podemos cazar un conejo sin lanzas, o flechas ¿Qué comían antes de realizar esos inventos? De hecho si nos vemos críticamente, somos mas bien la presa perfecta, sin mucha fuerza para defendernos, pobres de oídos y olfato, lentos al correr teníamos mas características de presa fácil que de cazadores y nuestro único alimento era la carroña y forrajear.
A pesar de eso estoy en desacuerdo y una de las razones es precisamente nuestra respuesta selectiva a la rareza y al contraste, ese fenómeno es llamado realce de contraste y es característico de las especies predadoras.
Una de las características del realce de contraste es que si  si estamos mucho tiempo oyendo el mismo ruido, como un aire acondicionado llega un punto que no lo oímos, igual pasa con los olores, pero si dejamos de irlo nuestro sistema sensorial súbitamente responde, ya que vuelve activarse y muchas veces exagera la respuesta.
Y también sirve para la conducta predadora, por ejemplo, los leones elijen a su presa debido a las características que posee, que renquea, o que es mas pequeña que el resto utilizando la búsqueda visual de los aislado y luego se lanza al ataque.
En la década de los 70 un etólogo muy inteligente estaba estudiando a los Ñu en el Serengeti, pero se encontró con un problema; todos los ñu nos parecen iguales, pero como era un etólogo muy inteligente, se le ocurrió hacerles marcas, y para ello utilizo un jeep que iba a la misma velocidad que el animal     y lo pintaba de manera aleatoria con pintura blanca. Era alguien muy inteligente. Lo que paso es que a los pocos días todos los ñu que había pintado fueron victimas de los depredadores. Eso se llama efecto rareza. Un depredador que no tenga mas ninguna información de la salud de la victima, se basa en la diferencia que tienen entre ellos.
Nosotros también poseemos eso. Cualquiera que coleccione o las colecte mariposas sabe que es mas fácil atrapar una mariposa amarilla en un enjambre de marrones que atrapar a una sola marrón.
Es parte, para mi de nuestra conducta depredadora, claro eso no explica la razón de  que lo raro nos intriga tan profundamente. Y tampoco nos dice nada a lo extremo raro de ideas, y hechos mas que a sensaciones un violín antiguo es raro, pero lo hace extremamente raro, saber que ese violín era el que tocaba Paganini.

Ese problema es fascinante y filósofos y sicólogos han escrito mucho sobre eso, y sabemos que nos ha resultado muy útil, estamos aquí y no extintos. Pero esa cualidad que poseemos  es muy mala para el medio ambiente, y eso se debe  que no somos buenos para detectar pequeños cambios, solo somos buenos detectando un patrón que difiere de varios otros, pero no tenemos la misma capacidad para ver los procesos.
Por ejemplo hace unos 10 años era imposible tomarse un café en la calle sin que vinieran varias abejas a velarnos y a veces a meterse en el café, para cuando nos dimos cuenta que habían pocas era tarde, la enfermedad que aqueja a las abejas ya había hecho su trabajo.
En USA paso algo similar con los robles, estos árboles pueden vivir cientos de años, pero no tenían retoños, cuando se dieron cuenta que no habian arboles jóvenes una plaga que afecta a ese árbol se había extendido por todo el noreste de USA, la cual se pudo contener si era detectada a tiempo.
Eso mismo pasa con el calentamiento global, nos dimos cuenta cuando ya era tarde.
Nuestro sistema nervioso fue diseñado para detectar los cambios súbitos.
Otro problema es emocionalmente respondemos mejor a unas señales de rarezas que a otras.  Muchos amantes de la naturaleza se sienten atraidos por  “los últimos mejores lugares” como llaman a los ecosistemas, respondemos mejor a los animales, podemos ir a las cataratas de Iguazú y sorprendernos con la caída del agua, pero si vemos un monito en una rama cerca e las cataratas nos atrae la atención mas, que el paisaje impresionante.
Por esa razón la World Wildlife Fund  utiliza el oso panda como su emblema en vez de utilizar el bambú que los alimenta y si este desaparece, se extigue los panda y ahora esta desapareciendo. Ya que no podemos salvar a los panda sin salvar a los ecosistemas que dependen.

Eso ya ha pasado hace algunas décadas  reprodujeron el caballo de Przewalski, hasta que se llego a un punto que se pensó en repoblar sus antiguos habitad en Asia central, y se murieron debido a que tenian que competir con los herbívoros que el hombre había introducido y el hambre del pueblo ruso que se los comían.
También tenemos el ejemplo de la desastrosa introducción del cóndor de California en sus antiguos habitad
Esa atracción a lo inusual tiene otras implicaciones en la ecología
Supongamos que un país cualquiera tiene un tesoro,  de los últimos animales de una especie vivos  en un parque, puede ser el leopardo de las nieves o el tigre siberiano, algo tan magnifico que los turistas pagarían fortunas para verlos,, seguramente ese pais destinara la mitad del parque para la construcción de hoteles, ya que eso da una ganancia inmediata, y al construirlo se incrementa la cantidad de desechos que se verte en el parque y se ayuda a destruir el mismo parque y ser mas raro aun.
Entonces aparece en la prensa  titulares como “¿los últimos gorilas de montaña?” . Esto es traducido en que si esta pensando e ir a verlos usted mismo, es mejor que se apure, lo cual aumenta el problema.
Nos gusta lo raro..
Y también  tiene efecto una variante sutil de la economía de carestía que tiene como característica, ganancia económica inmediata de explotar mal los frágiles ecosistemas.
Esta paradoja no solo se da a que un tesoro ecológico aumenta su valor al ser mas raro, si no también al caso inverso, cuándo algo que estaba al borde de la extinción pierde valor su valor al recuperar su fuerza o su numero.
Por ejemplo en Australia existe la corporación de santuarios terrestres y se dedica a crear reservas y cría animales raros. El valor comercial de la compañía tiene su base en que el valor de los animales  es proporcional a su escasez o abundancia, peo cuanto mas éxito tiene la compañía en aumentar su numero, mas disminuye su valor. Y se crea un conflicto entre el éxito económico y el biológico, por esa razón existe tan poca preocupación en eliminar los “peligros de extinción” y al mismo tiempo ir a la bancarrota.
Buscar un equilibrio  es demasiado difícil; nos gusta lo raro. Lo común no nos interesa.
No digo que si usted desee conocer el Serengeti y ha ahorrado durante años para realizar ese viaje no lo haga, ya que sin los aportes de los turistas hace años las ultimas manadas paleolíticas de Ñu habrían  desaparecido o ser convertida en alimento para esas pobres personas que habitan ese pais. La solución a estos problemas lo tienen las naciones y las organizaciones que se benefician  de sus incentivos económicos… y ellos son los menos indicados para ponerlas en práctica.
Nuestra afición por lo raro nos esta llevando a extinguir lo mas precioso, cuando actuamos con malas intenciones. Pero a pesar de todo  hemos contribuido a poner en peligro las cosas preciosas y en el proceso hacer daño a nuestra civilizaron a pesar de tener las mejores intenciones.
Nos gusta lo extraño

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