El secreto de sus ojos

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La primera vez que la vi, me gustó un poco, no mucho, pero algo. No me pareció una obra maestra, y tampoco la creía merecedora del Oscar a Mejor Película Extranjera que ganó este año. De hecho, comparada con La Cinta Blanca de Michael Haneke, La Teta Asustada de Claudia Llosa, y Un Profeta de Jacques Audiard, claramente, salía como la peor del conjunto.

Claro, que al ver las otras cintas nominadas (haciendo la salvedad de que no he visto Ajami) uno entiende por qué ganó esta película. Es una cinta correcta (correctísima), no muy incómoda, nada polémica y bien ajustada a esa corrección política que lamentablemente ha movido en los últimos años a la Academia a premiar cintas en su mayoría inofensivas e inocuas en la categoría reservada a las películas de habla no inglesa. Basta darle un vistazo a las premiadas en este renglón durante la última década para encontrar, en su gran mayoría, películas blandas, qué aunque excelentes en su realización, no dejan de ser correctas y complacientes con el público.

Un breve repaso

En algún lugar de África (2002) y Los Falsificadores (2007), son dos películas dedicadas al horror nazi, con un enfoque conservador, que no aportan mayor cosa, ni desde el punto de vista histórico, ni cinematográfico. Las invasiones bárbaras (2003), Mar adentro (2004), y Despedidas (2008), son dramas intimistas, igualmente inofensivos y nada incómodos o innovadores. El tigre y el dragon (2000), es la incursión de Ang Lee en el wuxia, a mi juicio es buena, pero nada del otro mundo. Mientras que Tsotsi (2005), cuenta una historia de redención, enmarcada en una suave denuncia de la pobreza y violencia en Sudáfrica, que acaba con un final feliz y tranqulizador.

Tal vez las únicas excepciones a la regla las constituyan Tierra de nadie (2001), la maravillosa película de Danis Tánovic; una extraordinaria disección de la guerra de los balcanes, incorporada por dos soldados de bandos contrarios, obligados a sopotarse luego de caer atrapados en medio del conflicto. Una visión distinta, y ciertamente atrevida sobre los conflictos bélicos, alejada de maniqueísmos, y permitiéndose mucha ironía. Y La vida de los otros (2006), la excepcional cinta de Florian Henckel von Donnersmarck, uno de los retratos más certeros sobre el totalitarismo que haya hecho el cine en mucho tiempo.

El secreto de sus ojos (2009, Juan José Campanella) es una película plana, predecible, y sobre todo, mecánica. Demasiado pensada, calculadora y manipuladora. Al verla la primera vez, hice algo estúpido: la comparé con las películas venezolanas, y en ese examen, salía bien parada. Pero la película de Campanella no soporta una segunda mirada, y menos aguantará el paso del tiempo.

En 1999, Benjamín Espósito (correcto Ricardo Darín), un gris trabajador de tribunales, se jubila. Buscando que hacer con su tiempo libre, decide escribir una novela sobre un caso que llevó en 1974. Por azar y burocracia, a Espósito le tocó investigar la violación y brutal asesinato de una joven. Una vez que se adentró en las investigaciones, empezó a relacionarse con Ricardo Morales (Pablo Rago), el viudo de la víctima, quién quedó desolado, ya que la amaba profundamente. Conmovido por la devoción de Morales hacia su fallecido amor, Espósito le promete encontrar al asesino, y levarlo ante la justicia para que le den “cadena perpetua”. Con la ayuda de Pablo Sandoval (un extraordinario Guillermo Francella) su asistente alcohólico, aunque brillante, Espósito emprende una búsqueda indagando en la vida de la occisa, y descubriendo que un hombre siempre estuvo obsesionado con ella. Además, Espósito deberá lidiar con la presión de su nueva jefa, Irene Menéndez (unidimensional Soledad Villasmil), de la que está secretamente enamorado.

Hasta ahí todo bien, la trama se desarrolla siguiendo el ABC de toda película policial. Pronto, el asesino, Isidoro Gómez (el español Javier Godino, a quién se le sale el acento y la sobreactuación durante todo el metraje) es encontrado, en una inverosímil aunque espectacular secuencia que se desarrolla en un estadio de fútbol, y luego de ser interrogado por Espósito y Menéndez, confiesa su crimen y es encarcelado. Pero el giro se da después, cuando al poco tiempo, Gómez es liberado por el gobierno peronista, y hasta se convierte en guardaespaldas de Isabel Perón, en un giro que bien pudo servir para que la película tomara un interesante rumbo de thriller político, pero que aquí es, cuando menos, absurdo.

De ahí los personajes supuestamente descienden al infierno: Irene se casa, Espósito no se atreve a confesarle su amor, y se conforma con verla en brazos de otro. Sandoval es asesinado. Y Morales no sabe qué hacer para seguir con su vida porque no puede olvidar a su amada, y supongo que ya se imaginan lo que hará este personaje: vengarse.

El secreto de sus ojos, es una película fría y carente de alma, aunque de manera irritante presume de un supuesto aire trágico y melodramático. La historia de amor entre Menéndez y Espósito es supuestamente triste, pero en realidad resulta infantil, tonta, y carente de emoción. Además, la escasa química entre los actores y lo calculada de las situaciones en las que se ven involucrados, hacen que permanezcamos indiferentes ante su supuesta tragedia de amor.

Las escenas que resaltan por su pericia técnica y artística: la persecución en el estadio, la despedida en el tren, y el asesinato de Sandoval, son rápidamente opacadas por otras secuencias mal (ma)logradas y algunos aspectos que desmejoran la producción. Por ejemplo: las escenas románticas entre Espósito y su jefa, el momento en que Espósito descubre cual fue el verdadero destino de Gómez, y el lamentable trabajo de maquillaje. Especialmente, este último aspecto: Las canas de Darin cambiaban de color en cada escena, y cerca del final, más que envejecido, Gómez, parece haberse practicado una quimioterapia.
Una muy desacertada dirección de actores, hace lucir a los intérpretes demasiado acartonados y sin vida. Aunque la culpa también puede ser del guión, plano, lleno de obviedades y de personajes anodinos. Cero profundidad psicológica, y mucho arquetipo telenovelesco.

Sumémosle un final de doble rasero y absolutamente moralista, en que el asesino es torturado durante décadas, ante la indiferencia de Sandoval, que decide alejarse; mientras que los amantes, por fin, se confiesan sus sentimientos, en un final cursilísimo.

Choronguismo, le llaman en Argentina.
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9 Comentarios

  1. Sólo una sugerencia: no estaría mal advertir los «spoilers» para quienes no hayan visto la película. Ese, afortunadamente, no fue mi caso.

  2. si la toma del estadio en pleno partido de argentina en el mundial 78 es lo mejor de esa pelicula, llega incluso a marear

  3. Para nada de acuerdo con la crítica.
    Obvio: cada uno con su opinión. Por eso mismo, en vez de recurrir al «nosotros», sería muy oportuno que el redactor asumiera su opinión utilizando la primera persona del singular.
    Sí muy de acuerdo con JOsé sobre la necesidad de avisar cuando se dan tantos detalles del argumento. O sea, en algunos párrafos parece más una síntesis que un comentario.
    Y si no se desea maltratar a los lectores del blog, mejor avisar al comienzo del artículo, no al final en los comentarios.
    ¿De qué le sirve al lector una disculpa si ya se le contó todo? Por respeto a sus lectores, qué bueno que avise al comienzo del escrito!

    Y la última ya es una curiosidad: Qué significa choringuísimo? A pesar de vivir en la Argentina, jamás escuché esa expresión.

  4. De acuerdo en cosas como que el amor de los protagonista no me pareció verosímil, le faltó mucho a ese aspecto de la película.

    A mi me pasa algo raro con esta cinta JM y es que la considero una obra regular con momentos brillantes.

    La mejor escena, de lejos, es protagonizada por un inmenso Guillermo Francella cuando le explica a Espósito que un hombre cambia de todo menos de pasión. Brillante por el contenido, los diálogos y sobre todo por la actuación de Francella

    Y la segunda escena es cuando le arrancan la confesión al asesino, a mi parecer, está muy bien lograda

    Por esas dos escenas y algunos detalles más, vale la pena ver la película. Tal vez envejezca en su conjunto pero la escena de la pasión es una joya

    Adri

  5. Pec. Tal vez, pero no entendí que papel juega esa secuencia en el relato.

    Paty. ¿Qué quieres que haga? Básicamente, se me olvidó la advertencia de spoilers, y ya la maldad está hecha :)

    Lo de la tercera persona en singular, si es discutible. ¿Tú no sueles leer crítica de cine? Si fuera una crítica positiva, ¿tendría que escribirla en primera persona singular, para no ofender a los que no les gustó la película?

    La definición de Choronguismo, corresponde a la revista argentina El Amante Cine, te la copio: «Choronguismo: A veces significa sensiblero, a veces cursi, a veces inverosímil, a veces antiestético, a veces masivo o burdo, a veces manipulador o deshonesto. A veces todo eso junto.»

    Juanito. ¿Qué película viste? Es decir, ¿cuál es tu opinión?, ¿te gustó?

    Adrianonimo. De acuerdo con que esas dos secuencia son de lo poco salvable del filme. Pero, como leí por ahí, la película tiene, sobre todo en esa escena del interrogatorio, un mensajito subyacente a favor de la tortura.

    Explico: En un principio, cuando dos obreros bolivianos son acusados, por un funcionario corrupto, de haber cometido el crimen, Darin, lo denuncia, se indigna y evita el atropello. Pero, en cambio, cuando el asesino verdadero es encontrado, proceden a torturarlo psicológicamente (lo que hacen Darín y Villasmil con el asesino mientras lo interrogan es una tortura psicológica light).

    Y al final (ALERTA, HAY SPOILER) cuando Darín descubre que el asesino no está muerto, sino que ha permanecido prisionero del viudo de la víctima, durante 25 años, Darín, opta por no hacer nada, sigue adelante, y va dónde su viejo amor a confesarle sus sentmientos.

    ¿Cuál es el mensaje? ¿Los inocentes no pueden ser torturados, y los culpables sí? Nunca lo sabemos, porque Campanella opta por la ambigüedad, en el mal sentido del término.

    Gracias a todos por sus comentarios

  6. JM:

    Gracias por tu respuesta, y gracias por tu gracias por mi comentario XD

    Tal como tú mismo lo defines, lo de la falta de aviso es una maldad. ¿En serio no puedes editar lo escrito? Hummm…

    Opino que es mucho más acertado evitar la tercera persona, porque así eludes involucrar en tu opinión a más personas que tú mismo. En todo caso sería mejor buscar una forma de expresarse que no implique la falsa seguridad de que el que lo vea necesariamente sentirá/pensará lo que tú sientes/piensas. Porque… ¿qué sabes tú de lo que le pasa al otro o al conjunto de los otros?

    Es claro que sirve, es genial escribir así si uno quiere dejar en el lector la idea de que yendo a ver la peli le pasará lo mismo que al escritor. Unido eso a la maldad de los spoilers, me surge la inquietud de si tú no desearás realmente aportar tu granito de arena para que menos gente se «arriesgue» a ver esta película.
    ¡Quiero pensar que no es así!
    Gracias por la definición. Menos mal que «El amante» coloca la definición, ya que jamás la escuché mencionar. No es de uso habitual en mi país.

    Campanella no opta por la ambigüedad en el mal sentido del término, sino que es fiel a sus personajes. Ninguno de los cuales es un héroe, sino personas que tratan de resolver lo que les toca vivir lo mejor que pueden. Eso es lo que los hace tan humanos, eso es lo que lleva a que muchos nos identifiquemos con sus dilemas. ¿Hizo lo correcto Darín al final? Yo creo que no, como también creo que Morales se equivocó y mucho. Esto no le quita nada a la película, sino que le agrega. Porque luego es cuestión nuestra plantearnos qué haríamos nosotros. La película no tiene que dar cátedra de ningún tipo, sino que hace bien en buscar ser fieles a sus personajes y dejarnos a nosotros pensando en nuestras propias decisiones.Así como dejarnos pensando en otros temas, como la justicia por ejemplo
    Mi opinión. XD

  7. Del final se pueden hacer otras lecturas, que obviamente, el autor de la crítica no llegó a siquiera imaginar. Y sobre todo, es un final que se propone para el debate.
    Esperar que Hollywood premie obras de gran denuncia en su premio a la mejor película extranjera, es de una ingenuidad sin precedentes. El Oscar es el invento de una industria cinematográfica que se autopremia, se autofesteja y que premia obras extranjeras de cinematografías generalmente aplastadas por la producción yanqui de basura marketinera con muchos efectos especiales. Su principal propósito es el autobombo, más marketing en una palabra.
    Decir que una obra es «políticamente correcta» o no, es tan subjetivo como todo lo otro. De hecho presenta algunos temitas que son bastante duros aun hoy en la Argentina.
    Podría seguir, pero en resumen, rescato la frase que inicia la «crítica»: «la primera vez que la vi, me gustó un poco, no mucho, pero algo», lo que habla de la más purísima subjetividad, de la que ningún crítico se salva y con la que NO deberían comenzar a comentar una película. No se si lo tuyo es remunerado, pero si a un crítico le pagan por decir «no me gustó/me gustó», entonces es la forma más fácil de ganar dinero…
    Saludos

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