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Vargas Llosa y la nueva cacería de brujas

Cuál es el rollo con Vargas Llosa? Cuál es el escándalo? Por qué el pana no puede venir aquí a ejercer su libertad de expresión?

Vargas Llosa no es santo de mi devoción.

Para mí, sus ideas son tan rígidas y monolíticas desde la derecha como las de sus adversarios de la izquierda. Sin embargo, estoy dispuesto a salir en defensa de su derecho a venir a mi país, a expresarse cómo quiera y en dónde quiera sobre el presidente o sobre cualquier tópico. Repito, es su legítimo derecho y es su decisión. El tiempo dirá si el pana se equivoco o estaba en lo cierto. Por lo pronto, el tiempo le da la razón.

En todo caso, el gobierno insiste en meter la pata y en manejar el asunto desde la arbitrariedad, el cinismo, el maniqueísmo y la impostura inquisidora del canal ocho, al armar un verdadero show mediático alrededor de la llegada del escritor peruano a la republicana bolivariana, con el respaldo de Globovisión.

Mi amiga la CH no pudo describir mejor la situación en medio de una conversación entre panas. Para ella, lo de Vargas Llosa es otro bochornoso pote de humo, fabricado por el estado para desviar nuestra atención de la problemática agenda nacional en tiempos de crisis, donde los despidos masivos acompañan y secundan a una gigantesca ola de depresión colectiva, bajo la sombra de la caída internacional de la economía de mercado.

Mientras tanto, la inseguridad hace de las suyas y crece como la espuma, al imponer un nuevo régimen de facto, una dictadura, un totalitarismo neofascista con sus reglas estrictas, sus toque de queda, sus cámaras de tortura, sus desapariciones silenciosas, sus intolerancias y sus injusticias.

Por ejemplo, la semana pasada fui víctima de semejante dictadura, al ser vilmente secuestrado por espacio de seis horas. No pienso extenderme en el asunto, porque no viene al caso y porque todavía me cuesta superarlo, pero sí lo expongo como un modelo, como la punta de un iceberg y como un argumento para mi tesis. Es decir, en Venezuela sí existe una dictadura.Y es la dictadura del crimen y la impunidad amparada, auspiciada y consentida por una revolución fallida.

La dictadura de la impunidad me secuestra en la puerta de mi casa, porque me toca el turno, y me desaparece por medio día, hasta poder pagar una fianza, una vacuna millonaria por mi regreso a casa, por mi devolución. Pero nadie garantiza mi retorno sano y salvo. Todo es cuestión suerte.

Si le caes bien a tus verdugos y los complaces, te devuelven enterito. Si te pones Poppy y discutidor, chao pescado, porque la dictadura del crimen no acepta disensos ni discusiones. Sus sentencias son inapelables, lapidarias e indiscutibles. Si te imponen una multa de 200 cohetes, de 200 palos, pues a pagar 200 cohetes. De lo contrario, te cortan la cabeza. Es como el tribunal absurdo de Alicia en el País de las Maravillas. Un tribunal del pánico y del horror no muy lejano de la prisión de Abu Grahib, de los campos de concentración, de los Gulags. Y después el gobierno habla del Imperio, de Bush y de las torturas promovidas por la pandillita de Donald Rumsfeld.

Aunque usted no lo crea o le parezca exagerado, aquí también tenemos nuestro particular y personal Camino a Guantánamo. Sin ir muy lejos, a mí me secuestraron sin previo aviso y me mantuvieron encapuchado, aislado e incomunicado por cerca de seis horas, para cobrar una recompensa.

Mis captores eran fríos, especuladores, calculadores, profesionales, cínicos y resolutivos.Sin un ápice de humanidad. Se cebaban en mi dolor y hacían chistes de mi condición, como los carceleros y verdugos de la época de Pinochet, Videla y compañía. Es la noche de los lápices en versión criolla. Algo muy bien representado, documentado y proyectado por mi amigo, Jonathan Jackubowicz, en su película Secuestro Express. Ahora sí lo entiendo: la realidad de su film no es un juego de carritos, no es ficción, es la pura verdad, duélale a quien le duela, y le guste o no a José Vicente Rangel y a Mario Silva.

Pero los números no mienten.Semana tras semana, la epidemia del secuestro cobra la vida de entre 15 y 30 víctimas reportadas. Imagínense cuantas quedan sin denunciar, fuera de los libros y de los registros. Por ello, no es descabellado comparar a nuestro país, a nuestra dictadura de la impunidad con el historial de torturas y secuestros de la guerrilla colombiana, cuya metodología se fotocopia y se importa a Venezuela al calco, al carbón. Los fines, los medios y las justificaciones son idénticas en el espacio mundial del fracaso de las ideologías duras y de los grandes relatos.

Por tanto, la industria del Secuestro en América Latina define las coordenadas de un escenario social tan fracturado como decadente, tan darwinista como capitalista, tan oscurantista como ilustrativo del fiasco geopolítico del concierto de nuestras naciones. Se dice construir el socialismo, el hombre nuevo, pero el resultado salta a la vista y echa por tierra el ánimo de refundar a la patria con teorías reencauchadas de Marx según el caricaturista Rius. Marx de caricatura para niños y para mentes formateadas por la Hojilla.

En paralelo, el teatro de las sombras chinescas de CONATEL, debe continuar en medio de un clima de persecuciones, cacería de brujas, chismorreos,sapeos y delaciones. Más claro no canta un gallo.El mensaje es claro, diáfano y obvio. La moraleja se cae de madura: cualquier asomo de disidencia y resistencia será puntualmente expurgada, atomizada y desmembrada de raíz. Nadie puede disentir, so pena de ser condenado, subestimado, caricaturizado, humillado y señalado públicamente por los órganos de la propaganda de estado.

Poco a poco, nos vamos pareciendo más a un retrato distorsionado de la estampa fascista del Senador McCarthy. Poco a poco, nos vamos pareciendo más a una fotocopia amarillista del semblante siniestro de Torquemada. Poco a poco, vamos aproximándonos, a paso de vencedores, a la hoguera del nazismo, quemando libros y sometiendo al escarnio a los intelectuales y a los artistas incómodos al régimen.

En suma, se trata de una política de terror justificada de manera arbitraria por los diseñadores del consenso de Miraflores.

Burdas marionetas empeñadas en descubrir y detectar inverosímiles teorías conspirativas del imperio, para ocultar y encubrir el saldo rojo de los últimos años de desgobierno, a las órdenes de una corte bufa de militares obtusos, corrompidos y obcecados por el poder perpetuo y vitalicio del delirio monárquico con pretensiones mesiánicos y redencionistas.

Para cerrar y según me informan, Leonardo Padrón incluyó a Vargas Llosa en el repertorio de su nuevo programa. A Leonardo Padrón le censuraron su programa por entrevistar a escritores y artistas como Vargas Llosa. Por eso, comenzó su serie de Los Imposibles con una mediocre e inofensiva interpelación a Gustavo Dudamel, el títere de la orquesta bolivariana, encargado de hacer música para los oídos de los reyes en ejercicio. Desde aquí, nos solidarizamos con el colega Leonardo Padrón, aunque tengamos diferencias de enfoque y de criterio con respecto a muchos temas. No obstante, algo nos une y nos convoca: el derecho a expresarnos en libertad y sin represiones de ningún tipo.

Es hora de salir del closet y de quitarse las caretas.

Amigos del colegio nacional de periodistas, seguimos esperando por el pronunciamiento de ustedes.

Buenas noches, buena suerte.

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