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Por lo general para esta época muchos de los locales comerciales hacen inventarios de mercancías, y también, tradicionalmente, en nuestros países se acostumbra hacer una limpieza y renovación de nuestros hogares. Aunque no soy tradicionalista, quisiera también dar una limpieza de muchas cosas que no necesito o que ya no quisiera tener, porque simplemente me estorban. Las tengo a la venta, por si alguien está interesado en comprarlas:

Política: Es definitivamente la primera cosa que me deshago. Ya no me interesa. Si alguna vez tuvo alguna función positiva, desde hace muchos años que dejó de tenerla. Es un lugar para satisfacer las ansias de poder, de alimentar los egos, por encima de su objetivo que supuestamente está hecho: conducir a un bien común a la sociedad. Está en oferta.

Noticieros: Supuestamente están hechos para informar, pero la noticia también es un negocio, y muy lucrativo. Las malas noticias son las que más venden, las que produzcan zozobra y las que defiendan ideales gubernamentales, de cualquier índole, llámese de «izquierda» o «derecha». Están a mitad de precio.

Debates: Sean políticos o filosóficos, nunca llegan a ningún lado. Sobre todo esos debates de bar, mientras más alcohol se tenga en la cabeza más necio se vuelve el debate. Al día siguiente nada ha cambiado y quienes debatieron siguen siendo los mismos de antes, sin ningún cambio significativo. Una pérdida de tiempo, pues. Está que se agota.

Estos no son objetos que elimino totalmente, pero sí hago una exhaustiva selección:

Libros: Son muchos que a la larga no sirven para nada, si no es para creer o pensar cosas que no ayudan en nada, sino es para confundir y para tener de qué hablar en los debates mencionados anteriormente. Me quedo con tal solo los que me den herramientas para comprender lo real, y que no me enturbien.

Música: Más o menos el criterio con los libros. Hay mucho ruido, tristeza, agobio. Me quedo con aquella que me levante el ánimo.

Gente: Aún no terminaré siendo ermitaño, pero por los vientos que soplan me estoy acercando a ello. Un montón de gente, conocida o no, que no me aportan nada, en lo absoluto, sino es malestar. Los primeros que elimino son los políticos, todos, sin excepción, no hay ninguno que medianamente me dé algo trascendental, sino engaños, argucias para que él satisfaga su ego. Kaput con ellos. De resto todo aquél que no me aporte una luz para la liberación, también será ignorado totalmente. Es muy probable querido lector que usted esté en esta lista, qué pena.

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Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

4 Comentarios

  1. Ante lo que propones, uno de los padres del budismo de «Occidente»: la escuela estoica de filosofía, te responde lo siguiente:

    «¿Que mi padre es malo? ¿Que mi vecino es malo? Lo serán, en tal caso, para ellos mismos, pero no para mí. Para mí son muy buenos, por el contrario, pues su manera de ser sirve para que yo ejercite y fortalezca mi tolerancia, mi generosidad y mi paciencia; poderoso Mercurio, dame tu admirable varita; y no para trocar en oro cuanto toque, que ello sería ínfima y menguada cosa, al fin y al cabo, sino para cambiar en bienes todo cuanto pasa por males: la enfermedad, la pobreza, la ignominia y aun la muerte misma.» (Epicteto, Disertaciones).

    Es conveniente exponerse de vez en cuando a esas cosas «malignas» ya que el mundo no esta conformado solo por lo que es «afin» a nosotros. De la misma manera que desapegarse de vez en cuando de lo afin es conveniente para el desarrollo de tolerancia. Aislarse completamente es perder la capacidad humana de adaptación y si mal no recuerdo el sufrimiento proviene de la conformación de un caracter inadaptado al mundo.

  2. @Juan Carlos: Así como nadie podría decir que el cigarrillo, la comida chatarra y la cocaína son beneficiosos para la salud, del mismo modo digo que la política, los noticieros y los debates políticos\filosóficos no son, en ningún modo, beneficiosos para mi salud mental. No siento aversión por ellos, simplemente no los consumo.

    Con respecto a los libros, la música y la gente, es una cuestión de preferencias: prefiero lo que me dé paz, felicidad, sabiduría, no sus contrarios. Prefiero leer el Dhammapada que a Paulo Coelho, prefiero escuchar las cuatro estaciones de Vivaldi que reguetón, prefiero estar al lado de alguien que esté enfocado en la trascendencia espiritual que con un político o un mafioso (que muchas veces la división entre uno y otro es muy difusa).

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