Menos errado

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Nuestra mente tiene bastantes limitaciones para apreciar lo real debido a que, seamos conscientes de ello o no, nuestra apreciación de las cosas tiene casi siempre un sesgo observacional importante. De entre todos estos sesgos el de supervivencia, o en otras palabras el confundir o tomar una muestra como la totalidad del universo observable y estadísticamente significativo ya que el resto de elementos que conformaría el universo real tiene poca visibilidad porque simplemente no está, no existe, es bastante común y fuente de todo tipo de paradigmas que eventualmente encuentran su uso en el lenguaje. Una vez que encuentran su uso en el lenguaje se cierra un circulo a manera de profecía auto-cumplida. El sesgo se toma por cierto, no se cuestiona, ni siquiera muchas veces uno es consciente de que se trata de una falacia. Nuestro uso del lenguaje está plagado de hegemones con pies de barro.

 

Me parece que una tarea más efectiva que tratar de entender el algunas veces poco intuitivo mundo de las estadísticas Bayesianas es tratar de desmontar ciertos usos del lenguaje. Ciertas frases que se toman como verdades absolutas y que solo confunden y nublan nuestra apreciación de la realidad. Al desmontar ciertos mitos se crea una historia que es mucho más fácil de digerir y por tanto más efectiva en hacernos ver que algo que se tomó como cierto quizás no lo sea tanto. Al menos nos incentiva a pensar, a cuestionar nuestra entendimiento de ciertas cosas que se tomaban por ciertas e irrefutables.

 

Esto es muy importante ya que nuestras decisiones en la vida están hechas de palabras, de lenguaje; ese es nuestro software, el único que tenemos. Mientras más puro sea, mientras menos mitos poco sustentados tenga tanto más viviremos y tomaremos decisiones apegadas a la realidad. Nuestras decisiones tenderán a ser menos erradas.

 

Traigo esto a colación ya que tomando una frase bastante utilizada en estos años como lo de estar del “lado correcto de la Historia”, cuestión que en todo caso es una apreciación a priori, es mucho más importante que la Historia esté del lado de uno. Esto último es mucho más difícil, azaroso y sin duda lo (único) que hace diferencia.

 

Los cementerios están llenos de gente del “lado correcto de la Historia” pero, ¿de quién estuvo la Historia al lado? Sin duda de los que están vivos que son los que se pueden llenar la boca diciendo “estamos del lado correcto de la Historia”. He aquí el sesgo de supervivencia. Pero la realidad es que la Historia no necesariamente está del lado de los mejores, lo que subterráneamente implicaría esta frase, pero ciertamente sí de los más osados y de los que asumieron grandes riesgos. De ser así, de la Historia siempre estar del lado de los mejores, de lo moralmente superior, de los que tienen la razón, ésta sería desde el principio de los tiempos una espiral de virtuosismo, creatividad y energía inacabable y no como en realidad es: una larga suma de ceros donde de vez en cuando aparece un uno. Es una idiotez irresponsable decir que se está del lado correcto de la Historia y decírselo además a gente dispuesta a seguir ciegamente al que lo proclama. Más bien habría que preocuparse por tener a la Historia del lado de uno y la mejor manera de lograr esto es influenciándola, manipulándola, cambiándola. La Historia es un libro que escribimos y en el que también nos escriben y no como muchos piensan una narrativa que ya está escrita o que seguirá un curso particular prestablecido por los Dioses (los de antes y los de ahora) teniendo uno la posibilidad de situarse estratégicamente en el lugar “correcto”,  mientras se degusta un güisqui, y dejar que la Historia simplemente siga su curso. ¡Grave y muchas veces trágico error! La Historia se hace de ahí la frase que me parece mucho más apegada a la realidad de “…con sus hazañas hizo Historia”. La Historia no es algo que nos vendrá pasivamente y Dios quiera que no sea así porque todos los que terminaron entrando en la Historia que hacían otros lo hicieron de manera muy traumática.

 

Como dijo Thomas Carlyle, la Historia es un libro que escribimos y en el que también nos escriben lo que es una manera elegante de decir que o tomamos las riendas de nuestro destino, es decir o hacemos Historia, o alguien no las hará a nosotros y no necesariamente cuidando nuestros mejores intereses.

 

 

http://patanium.wordpress.com

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