Activismo con un clic

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Ya ni recuerdo para qué, el hecho es que me suscribí a una página para una solicitud de firmas, por la dictadura en Venezuela, para que activen la carta democrática, o algo por el estilo.

Ahora, cada cierto tiempo, me llegan solicitudes de firmas por cualquier cosa, por los orangutanes en Sumatra, o por los refugiados en la frontera de Gaza e Israel, o por la liberación de un preso político en Corea del Norte… Y más o menos es lo mismo, es firmar, luego de una suscripción a la página con el correo-e incluido, por alguna causa loable. El hecho que si se hacen tantos millones de firmas cibernéticas, quizá liberen al pobre hombre de Corea del Norte, o dejen en paz a los orangutanes, o qué sé yo.

Ya no es necesario salir a la calle, no es necesario gastar telas y pinturas para unas pancartas, ya no está el peligro de unos rolazos o de inhalar lacrimógenas, ahora, desde la comodidad de su hogar, puede defender cualquier cosa defendible, en cualquier parte del mundo, en lugares que ni puede ubicar en un mapa mundi y con nombres que no sabrá pronunciar, pero que con tan sólo un clic puede salvar la vida a unos elefantes que jamás verá, y ni siquiera saber cómo huelen.

Es la manera más fácil, rápida y cómoda de ser activista. Sólo tiene que pararse para ir a la nevera a tomarse una cerveza y regresar a la PC y listo, ya hizo la buena acción del día.

Es algo similar como cuando le da una moneda a un mendigo, ya con eso se ganó el cielo, o más modernamente, al republicar la foto del niño con una enfermedad terrible que ni los médicos saben qué es, pero si se republica facebook donará cinco centavos de dólar a esa pobre criatura.

En resumen, hipocresía virtual a un solo clic.

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Mido un metro setenta y cinco. Tengo una docena de libros. En mi cuarto hay un altarcito con un Buda. Me gusta el color azul. A veces me despierto alunado. Prefiero los gatos a los perros, porque no existen gatos policías. Soy de acuario, pelo negro. No colecciono nada, guardo la ropa ordenada. Me aburro en las fiestas y soy de pocos amigos. Tengo los ojos color café tostao. Dicen que soy bueno, aunque no sea bautizado, y aún no me llevan las brujas. Nací a las siete y media de la mañana. No creo en ovnis ni en zombies (pero de que vuelan, vuelan). Uso prendas talla "m". Prefiero quedarme en silencio. Duermo del lado derecho y con franela si hace frío. De la vida yo me río, porque no saldré vivo de ella. No uso saco ni corbata, ni me gusta el protocolo. Estoy en buena compañía, pero sé cuidarme solo. No me complico mucho, no me estanco, el que quiera celeste, que mezcle azul y blanco. No tengo adicciones, mas que de leer y estar solo. Antes creía que no tenía miedos, hasta que vi la muerte a milímetros. No me creo ningún macho y soy abstemio, aunque si hay una buena compañía y un vinito se me olvida esto último. Prefiero más a los animales que a la gente. No tengo abolengo y dudo mucho que tendré herencia. Tengo una rodilla que a veces me fastidia. Tengo cosquillas, no las diré hasta que las descubras. No traiciono a mis principios, que son cinco. Me gusta ser muy sincero, por eso no hablo mucho. (Inspirado en una canción del Cuarteto de Nos)

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