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¿Realmente eran necesarios los controles de precios?

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Control de precios y escasez

Ante las catastróficas distorsiones que ha sufrido la economía venezolana, no solo debemos apuntar a sus efectos y, más allá, a sus soluciones sino también, para resaltar más aún la incapacidad reinante, apuntar a las medidas alternativas que pudieron ponerse en práctica y que nos habrían ahorrado (buena parte de) lo que estamos sufriendo.

El control de precios distorsiona toda la cadena productiva. Es más, la destruye. Destruye la producción y no es casual el desabastecimiento subsiguiente. La alternativa real y sostenible la reservo para otra ocasión. Para evitar el mal mayor (control de precios) pudo haberse planteado una opción menos distorsionante (el mal menor): El subsidio directo. Si las autoridades consideraban que los bienes, productos y servicios X, Y y Z tenían «sobreprecio» (un error conceptual) entonces podían haber creado un fondo para distribuirlo entre aquellas personas que esas mismas autoridades consideraban incapaces de pagar ese precio alto. Cada persona o cada familia recibiría semanal, quincenal o mensualmente una cantidad que compensaría la diferencia entre el precio «alto» y el precio «justo» (otro error conceptual). ¿Ventajas? Evitar la costosísima cadena burocrática que necesariamente debe crearse para administrar los organismos paralelos creados por el Estado para la venta de alimentos y servicios pero, sobre todo, se evitaría la escasez y la destrucción de la producción nacional: al no tener que forzar a las industrias nacionales a producir cerca o bajo el precio de coste, podrían seguir abasteciéndonos sin cortes.

Estoy consciente que esta «solución» es contingente porque depende en última instancia de los ingresos petroleros, pero es mucho mejor que lo que tenemos. (También estoy consciente que muy difícilmente se hubiera aplicado porque fue una política de un gobierno anterior. Pero nunca está está de más demostrar que siempre se pudo hacer algo mejor que lo que se está haciendo.)

Entonces, en definitiva, se evita la destrucción de la economía nacional, se evita la, en la práctica, nacionalización de la economía y, lo más importante, se evita que el Estado siga acumulando tanto poder con el cual, tarde o temprano, nos someterá más aún.

Ver también: Contrólame.

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