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La dictadura del software libre, o la ignorancia al cuadrado de Leomagno Flores

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Decir que he quedado pasmado con la intervención de Leomagno Flores en la Asamblea Nacional es poco. Pensé que lo había visto todo con el “Diputado Mozilla”. Pero no, resulta que hay más gente dispuesta a meter la pata, a hacer el ridículo, cuando se trata de hablar del Software Libre, de lo que implica y significa.

¿En que estaba pensando este caballero, cuando en plena transmisión (de lo que supongo, será ANTV) nos dice que “El software libre es la dictadura de un sistema informático”? ¿Sabrá ese señor que carajo es un Sistema Operativo, para empezar? ¿Habrá tenido la decencia (o la inteligencia) de buscarse al menos que demonios es “Software Libre”, aunque sea en Wikipedia?

No creo que estemos solos en aquello de tener parlamentarios que legislan en materias las cuales ignoran por completo, pero aquí definitivamente se llevan el premio.

Hay que ser demasiado tapado, demasiado ignorante, demasiado MAJADERO, para hablar del Software Libre como una “dictadura”

Ignorancia y arrogancia

Si, como dice este amigo en Prodavinci, el gobierno ha fracasado en implementar el Software Libre en la administración pública. Lo que no me sorprende, vista la forma tan mediocre como se han llevado iniciativas (que de otro modo, habrían podido ser muy buenas) como la de Canaima, por ejemplo. Un programa que le podría hacer entender al estudiante promedio la naturaleza y beneficios del Software Libre se ha añadido al currículo como una tarea más, como una actividad extra “con una laptop”. Lo que podría ser lo mismo que decir que los muchachos tienen ahora una pizarra eléctrica, o algo parecido, porque desde el punto de vista pedagógico, Canaima (tal y como está planteado e implementado) no ofrece mayor innovación: Es aplicar la misma estrategia cansina que han utilizado los docentes durante décadas, sólo que ahora, con una computadorita que tiene un SO bien extraño (para quien no haya sido introducido previamente a Linux y sus bondades)

El gobierno fracasa, sencillamente porque no entiende de que va esa cosa llamada “Software Libre” (como podemos esperar que lo entienda el pana Leomagno). Se limita a “lanzarle” a estudiantes (y ahora, a empleados públicos) el SO (y la computadora) sin explicarles primero que es el Software Libre, con que se come eso. La inducción es mínima, y esto se ve en los resultados: Los estudiantes quieren luego “hackear” la máquina para instalarle Windows XP (hay varias publicaciones al respecto, en blogs de indignados desarrolladores de Canaima)

En las oficinas de la administración pública pasa igual: La gente se resiste al cambio, y le huye a los computadores con Software Libre como si de leprosos se tratase. Una amiga que trabajaba en el Ministerio de Relaciones Exteriores me llegó a contar de las peleas entre los empleados de su oficina por la única PC que tenía Windows XP disponible. Yo mismo pude conversar con un empleado del Ministerio del Trabajo al respecto, y lo que me pudo decir en cuanto a su inducción es que había sido escasa. No sabía ni siquiera ubicar los documentos guardados en su equipo, usando el explorador que Canaima tenía para tal efecto (análogo del Windows explorer).

Entonces, ¿es que los que están detrás de estas iniciativas, simplemente esperan que las cosas de den, y ya?

Ventajas que realmente, no importan

La comunidad del Software Libre en Venezuela es, como lo es en todos lados, voluntariosa y con ganas de colaborar (con quien sea). Lamentablemente, tiene también su parte en este desguisado que conocemos como Canaima, y su implementación. Apegarse a las cuatro libertades del Software Libre como cuatro dogmas tiene sus desventajas.

La primera, es creer que un “appeal”, un atractivo para los usuarios venidos del mundo del Software Privativo va a ser “La libertad de estudiar cómo funciona el programa, y cambiarlo para que haga lo que usted quiera” (libertad 1). Falso: Al usuario que viene de ese mundo dominado por los acólitos de Bill Gates (y en alguna medida, los de Steve Jobs) sólo le interesa que la cosa funcione, y que no le resulte complicada. El usuario novicio en Linux (a menos que sea programador, o estudiante de informática) no tiene el menor interés en ver el código fuente, que para empezar no sabe ni que es. Promocionar el SO Canaima en base a esta “ventaja” no sólo es un despropósito, sino una pérdida de tiempo. La gente se le va a quedar mirando a uno como si se estuviera hablando del último tratado acerca del sexo de los ángeles. Una explicación bizantina.

No digo que eventualmente, pueda desarrollarse un interés en el tema, y haya alguien que decida convertirse o educarse como programador, pero seamos realistas: Estos usuarios que vienen de Windows (o Mac) lo que quieren es FUNCIONALIDAD no una explicación detallada e interminable de como veremos los códigos del sistema como Neo vería los numeritos chinos de la Matrix.

¿Ideología? ¡No me jodas!

El otro gran problema en este enredo que es la implementación del Software Libre, es como se ha tratado de ideologizar/politizar el asunto. Por eso, hay gente (gente de oposición, en su mayoría) que termina creyendo que toda esa charla acerca del Software Libre, las cuatro libertades, etc., es “propaganda chavista”, que el Software Libre “lo inventó Chávez” y necedades de ese estilo.

Si, es innegable que hay un componente ideológico en todo este asunto, que son los contenidos que se añaden a ese software (orientados a a ideologizar al estudiante, y hacerlo proclive a aceptar como cierta toda la cháchara de “Patria grande” del chavismo) más NO el software en sí, o el movimiento del Software Libre, que tiene más años en este planeta (muchos más) que los que tiene el chavismo en Venezuela.

Consideremos, por un lado, que las iniciativas públicas (y privadas) que funcionan con programas y ambientes de Software Libre lo hacen a través de todo el mundo. La comunidad del Software Libre es lo bastante diversa como para aceptar a individuos y entidades con distintas posiciones políticas. ¿Que hay ideólogos dentro de la comunidad? Si los hay (algunos de ellos nos han visitado). Con sus sombras y luces, lo que predomina es el pragmatismo. Se los puede decir este servidor, que siendo opositor convencido al gobierno de Chávez, no se siente para nada incómodo (o chavista) al utilizar Linux.

En todo caso, son algunos chavistas los que se sienten incómodos usando Linux (que conozco a más de un “revolucionario” incapaz de funcionar en otra cosa que no sea una PC o una laptop con Windows)

Libre no es gratis

Otra gran confusión, y otro gran engaño: Pensar que todo dentro de la comunidad del software libre “es gratis”. FALSO: El Software Libre promueve la libertad absoluta de desarrollo, no la gratuidad absoluta de contenidos. Ese es el gran berenjenal ideológico que tiene confundidos a los dirigentes rojo-rojitos (los que han tratado de imponer a sangre y fuego el Software Libre dentro de la administración pública, y que han fracasado): Para ellos la gran ventaja del Software Libre es que es gratis. Y en cierta medida, adaptado (medio “tweakeado”) a sus necesidades.

Lo que me lleva a mi última reflexión (para terminar con este rant): ¿La gente del proyecto Canaima piensa seguir siendo la copia “más o menos” de Ubuntu (antes de Gnome 3.0)? ¿Por que no desechar ese escritorio, que es tan pesado, y adoptar uno más ligero, como XFCE, o LXDE, para aprovechar mejor las capacidades de la maquina? ¿Porque no adoptar un diseño de escritorio que no confunda TANTO a los usuarios que vienen de Windows (especialmente, a los que vienen de Windows XP)? ¿Por qué no hacerles las cosas más llevaderas a esos usuarios que apenas se están integrando al mundo de GNU/Linux?

¿Porque seguir estancados en versiones tan viejas de LibreOffice?

Sería bueno aclarar estas cosas.

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