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Capriles versus Chávez: Una Campaña Floja


Me disculpan pero no le veo la ciencia por ningún lado a la campaña. Y lo digo de forma literal. Ambos hablan en un lenguaje abstracto y metafísico, lleno de promesas huecas, donde es imposible conectar el cable a la tierra. Uno aplica la retórica del marxismo para proponer una serie de dogmas de fe.
Como Stalin, la matriz de dicha ideología no la aprovecha para analizar las contradicciones de su proceso de cambios, plagado de boliburgueses en desmedro de una clase proletaria desahuciada y alienada.
Por tal motivo, su proyecto conocerá un destino similar al de la Unión Soviética.
El otro, quiere enderezar el país por los cauces del sistema republicano, ajustándose al derecho. Garantiza la separación de poderes y una reafirmación de los principios democráticos lesionados por la revolución.
Aun así, su discurso económico también peca de confuso y ambivalente, coqueteando por necesidad demagógica con ideas populistas y neoliberales pasadas de moda, bajo una suerte de coctel con sabor a receta de antaño.
De las dos opciones, la de Henrique sigue siendo la menos mala. La de Hugo merece interrumpirse nada más por la cantidad de cadenas y abusos de la comunicación social, por no mencionar corruptelas y deficiencias de su gestión en general.
Fracasó en conseguirle una solución a la inseguridad. Le dio patente de corso a los piratas y ladrones de la calle, quienes operan con plena libertad en la ciudad, cual mafias amparadas por el gobierno paralelo.
Las encuestas dan números encontrados. El 7 de octubre descubriremos el resultado real.
Cabe esperar por la derrota del opio del pueblo. Ustedes saben su nombre y apellido.

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