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Primero Dios, segundo mi comandante.

El corto comienza así: Un sol naciente se asoma por las colinas llenas de ranchos, al fondo se observa la figura del Avila coronado por nubes que pasan acariciando su cima. En primer plano, varios edificios con forma de pirámide truncada, adornan sus azotea con antiguas antenas parabólicas que datan del siglo pasado.

Las letras en blanco anuncian el mismo nombre que se oye en off. Andres Antonio Ospino 43 años. «Yo tenía ocho años, murió mi mamá y quedé un niño de la calle, lo que me pasó a mí no lo quería para mis hijos. Me gustaría que vieran el cerro donde yo vivía, hasta que llegó el Bolívar (¿o debo decir bolívar?) este. El hombre que sacó a mi familia de abajo».

Hasta aquí el panorama que se nos ofrece es el quizá el que más aterra al venezolano: caer en la miseria, en situación de calle, pero al mismo tiempo se nos habla de algo que ocurre todos los días , niños que tienen que ganarse el sustento.
Ahora bien, los invito a hacer un ejercicio matemático,( el hombre afirma tener 43 años, y dice que su mamá murió cuando este tendría 8), 43 – 8 = 35. Entonces Andrés quedó en la calle hace 35 años. Quiero que conserven ese dato en la memoria, será por unos pocos segundos, no hay de qué preocuparse.

Vamos ahora a la parte del bolívar este. Señala el mega poster de Chávez, enfundado en su traje de militar y con sonrisa malévola. El hombre que sacó a mi familia de abajo, dice. Sigamos con las cuentas: 43 – 14= 29. Cuando el teniente coronel llegó al poder, Andrés tenía 29 años. ¿Adonde quiero llegar? La manipulación es simple y clara, en el video se nos miente, diciendo que Chávez sacó a Andrés de la calle, cuando este era, no más que un niño inocente. Ahora bien, las incongruencias no terminan allí, de los 14 años de gobierno, la Misión Vivienda Venezuela ha tenido solo 1 de existencia. Andrés salió de la calle a los 43, cuando ya no era un niño.
El descaro mayor ocurre en el minuto 0:25 cuando afirma: nunca me imaginaba ni trabajando toda la vida vivir acá. A los 43 años, ya se tiene el suficiente raciocinio para reflexionar acerca de qué se hizo en toda una vida y al escuchar eso de ni trabajando toda la vida me pregunto: ¿qué esperamos los venezolanos, luego de esta afirmación? ¿qué nos queda a tantos profesionales, TRABAJADORES, obreros? ¿tener la misma suerte de Andrés? ¿montar un rancho en lo más inestable del barranco y esperar a que la naturaleza haga su trabajo?

Finaliza el video más jalabolas que he visto, diciendo: «tengo un dicho que dice… Primero Dios, luego mi comandante». Es increíble que bien entrado el siglo XXI, encontremos frases tan patéticas como esa, que revela una vez más que la pobreza no es un asunto de tener o no tener dinero, o una casa digna, como afirman los entes gubernamentales, la verdadera pobreza está en creerse tan infinitamente inferior.
Andrés, si trabajaras duro y toda la vida, como los demás, podrías adquirir una vivienda de verdad digna.

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