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¿Maldonado o no Maldonado?


Por William Zitser.

William Zitser fue el crítico de cine de Urbe en la edad dorada de la publicación. El colega era la envidia del gremio por ocupar la columna del mejor periódico alternativo de la capital, antes de su degradación. Ahí, el comunicador social cuajó un estilo personal de escritura con impacto sobre el imaginario cultural de la generación de relevo. De repente, Willy se despidió del país y decidió buscar nuevos horizontes en el extranjero. Igual siempre nos mantuvimos en contacto a través de la red social. Precisamente, ayer recibimos un mensaje de su parte donde nos confío su interés de volver al ruedo del medio, para colaborar con el siguiente artículo para panfletonegro. Por ende, aquí lo tienen de retorno con un texto alrededor del caso de la semana: la victoria de Maldonado en la Fórmula 1. Disfruténlo. Ojalá su firma se haga viral y omnipresente a lo largo de los próximos meses y años de nuestra página.

Hay muchas cosas que entender antes de tomar la decisión de celebrar o no el triunfo de Pastor Maldonado en el Gran Premio de España, Catalán. Pastor Maldonado no es un muchacho que solo a punta de talento se montó en una monoplaza deficiente de Williams y ganó una carrera que nadie creía que podía ganar.

Williams es uno de los pocos equipos independientes de la Formula 1, es un equipo que solo existe para el deporte, Williams no produce carros deportivos como Ferrari ni power drinks como es el caso de Red Bull. Depende absolutamente de inversionistas y patrocinantes. Este modelo de equipo tenía años en peligro y durante los últimos 15 años no les ha ido muy bien, hasta que como a Fidel, le llegó el niño dorado (¿o es negro tornasolado si viene del petróleo?). Llegó Chavez con su petrochequera personal y dijo, yo lo que quiero son juego ‘e carritos. Una valla gigante en la cara de los jeques árabes que tanto envidia porque pueden hacer lo que les de la gana con su dinero y su pueblo y los gringos los aplauden.

PDVSA, o lo que es lo mismo, Chavez, se bajó con $250 Millones por un contrato de 5 años como patrocinante principal de la Williams F1, con el derecho de nombrar a uno de sus pilotos. Esta cláusula en un contrato de la Fórmula 1 es normal. Williams agarró ese dinero, $45,2 Millones el año pasado y $49,8 Millones este año, y lo utilizó para reconstruir su taller de aerodinámica, contratar a Mike Coughlan (quien fuera el diseñador de McLaren Formula One desde el 2002 hasta el 2007), y romper su contrato con Cosworth para regresar a Renault como proveedor del motor.

Todo esto se tradujo en un carro infinitamente mejor que el del año pasado, el FW34, del que ya se ha visto su potencial en esta temporada, y si no fuera por lo parejo que están todos los equipos, estaría mucho mejor posicionado.

Por otro lado, el gobierno consiguió su niño dorado en Pastor Maldonado, un excelente piloto que ganó el GP2 2010. El GP2 es considerada como la serie de entrenamiento para la Formula 1, lo que antes fue Formula 3000. Pastor no tiene problema en declarar su amor en público a Chavez si eso va a hacer que se monte en un carro del nivel que Williams puede producir. La mayoría de los que no siguen F1 y GP2 lo vieron por primera vez, antes de comenzar la temporada del 2011, picando caucho en el Paseo Los Próceres y luego sonriendo y saludando al lado de Chavez. Si a Maldonado no le ha ido mejor en esta temporada (8 puntos por su 6to lugar en el Grand Premio de China) es por la pava que ese patrocinio oficialista incluye, porque el talento y la tecnología (o como lo llama el mismo Maldonado: «las herramientas») lo tiene. Maldonado es tremendo piloto, está en tremendo carro, y tiene todas las de ganar más de una carrera.

Ahora, no por eso voy a aplaudirlo y salir a decir que «ha dejado el nombre de Venezuela en alto». Sería ingenuo pensar eso si no mezquino. Pastor Maldonado es una pieza más de la propaganda Chavista, una pieza bastante efectiva. Su triunfo es el triunfo de Chavez y su chequera personal que se llama República Bolivariana de Venezuela. Es un dinero que se le robó al país para meter a una sola persona en un lugar clave del deporte más elitista del mundo, populado por reyes Arabes, oligarcas Rusos, y gente con un poder adquisitivo que alguien como yo no puede ni comenzar a comprender. Gente que no acepta expropiación y que su ley es el dinero. Hace tres semanas se corrió el GP de Bahrain y a pesar de las críticas mundiales por el comportamiento del reinado en cuanto a DDHH, Bernie Ecclestone, amo y señor de la Formula 1 dio la orden de correr y todo el mundo cumplió su contrato a cabalidad. Porque a diferencia de Venezuela, en el país de la F1 si se respetan los contratos, y el capitalismo y los dólares son la única ideología. Yo no voy a pretender que puedo saber lo que una persona tan rica como Chávez pudo haber hecho por un pueblo pobre con 250 Millones de dólares si de verdad lo amara, la verdad es que no se cuantas casas o cuanto empleo se puede producir con $250 Millones de dólares, pero la cabeza me da para pensar que es bastante el bien que se puede hacer con ese dinero.

Por eso critiqué todo este asunto desde que se perfilaba como un rumor al final de la temporada 2010, y por eso yo no puedo celebrar el triunfo de Maldonado. No tengo la desfachatez para hacerlo. Independientemente de quién haya cruzado la meta este domingo 13 de Mayo en el Circuito de Cataluña, el ganador es Chávez. Me encantaría poder estar feliz por el triunfo de un Venezolano en el deporte que amo, para eso puedo esperar al final de la temporada y quizás alegrarme por Rene Dias Torcato, un ingeniero Venezolano en el Equipo Lotus. Total, para la categoría reina del automovilismo, el premio a los constructores es el que más importa.

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