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Pérez Pirela: El Nuevo Rostro de la Censura Bolivariana


¿La versión hipster y esnob de Mario Silva?¿El hijo pródigo de las luces bolivarianas? ¿El retoño pedante del árbol de las tres raíces?
¿Quién es Pérez Pirela? ¿Por qué habla así con tanta seguridad cuando en realidad solo dice vacuidades de doble moral, fantasías chavistas y banalidades del gusto del presidente?
El hombre quiere imponerle un lenguaje diferente al viejo y desgastado discurso de la propaganda en favor del gobierno, bajo una mampara y pantalla de sentido del humor negro, ironía de caballero ilustrado y actitud de tipo canchero.
Resumen del estereotipo del caraqueño soberbio, de la izquierda caviar, con un alto aprecio por sí mismo, a pesar de sus limitaciones formales y conceptuales. Es la síntesis del intelectual dizque con calle pero elegante.
Un Eli Bravo con alma de Carvajalino y corazón de Amorín. El fashion de «Zurda Konducta» y «Avila TV» en pleno. El rostro cool y mainstream de la guerrilla comunicacional, orquestada por Andrés Izarra. Una verdadera operación piscológica. Por fortuna, soy inmune a ella.
Al moderador de «Cayendo y Corriendo», nadie le quita lo bailado. Sin embargo, al presidente no se lo pueden tocar ni con el pétalo de una rosa, porque enseguida brinca como una leona en defensa de sus cachorros. Levanta y sube las garras, ruge e intimida a los tigres de la Colina, cuyos directivos lo escuchan y atienden con el celo de un represante del Rey en la tierra, con el poder de recibir llamadas en directo del Comediante en Jefe durante sus sesiones de ministros.
¿Semejante lealtad será de gratis? Lo pongo en duda. En cualquier caso, un vivo ejemplo de la censura inquisidora en marcha. El objetivo, como siempre, es ahogar y contener a la disidencia, al pensamiento crítico. Al final, lo de los Premios Pepsi fue la punta de un iceberg, donde la fuerza radica en el interior de su masa de hielo.
Los bloques de guerra fría del PSUV se sostienen con yugo estalinista y ánimo de secta. Los excluidos y marginados del grupo, somos los enemigos del estado a condenar y escarnecer en público. Poco a poco, Venezuela va asumiendo el estándar de la dictadura China. «Cayendo y Corriendo» es apenas un síntoma de la enfermedad de la distopía. ¿La violencia es culpa de la oposición? Por favor.
¿Y la hija del Cónsul de Chile?, se pregunta Claudia.
¿También la mató Capriles?
Pérez Pirela debería comenzar por editarse así mismo.
No aguantará una evaluación seria en el futuro.
Pan para hoy, hambre para mañana.

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