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Del cómo terminé participando en la JMJ 2011 (4/4)

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He participado activamente por más de 20 años dentro de la Iglesia Católica. Con un par de “pausas” que me han permitido tener una perscpetiva un poco más distante que el resto de mis correligionarios.

Para ilustrar los cambios comento mi experiencia con Juan Pablo II (JPII). No recuerdo casi nada de su visita a Venezuela en1986, apenas tenía 11 años, no había vivido nada trascendental y, además, mi familia no fue un referente de fe muy fuerte. Para su visita de 1996, había vivido años intensos que, con determinación, me habían alejado.

En 1995 fue el culmen de una serie de eventos que me llevaron a retomar la fe con fuerza, pero sin poder vivir como creyente y con apenas una formación de adolescente. En ese momento, JPII hizo el servicio que correspondía a su cargo, el ministerio de la unidad. Me recordó que eso que me pasaba no era un asunto sólo personal, sino que también yo estaba hermanado con otros en el mundo y en la historia. Me ayudó a volver, a buscar la manera.

Más adelante acabé peleado con JPII al darme cuenta de que mucho de lo que yo leía con ilusión del Concilio Vaticano II era ignorado en la práctica. Sólo por nombrar un detalle, los obispos elegidos en su pontificado fueron cada vez más conservadores, con lo que los formadores de los seminarios fueron cada vez más conservadores, y los curas jóvenes son más chapados a la antigua que sus mismísimos compañeros, hoy ya ancianos. Peor aún, algunos de los teólogos que leía con más ilusión terminaron teniendo problemas con el Vaticano, en el ministerio presidido por el entonces Cardenal Ratzinzer. Me dolió profundamente cuando fue elegido Papa, aunque un cura amigo trató de tranquilizarme diciendome que él sería diferente como Papa Benedicto.

Ahora, consciente de las contradicciones que vivo en mí mismo y las de mi alrededor, sigo agradecido de los tesoros compartidos durante milenios, de las historias generosas e intensas. Me duelen la mierda que huele en la sopa, como quien sabe que la olla es de su abuela, y de todo lo bueno que puede cocinarse en ella. Como escribe Antoine de Saint-Exupéry en El Principito: “Esta es mi rosa. Lo sé por el tiempo que he perdido con ella”( La cita en este contexto no es mía, sino de Javier Vitoria).

Cuando me enteré de las jornadas, supe por dónde venía la movida. La Iglesia española pretende hacer una demostración de fuerza. La Iglesia del Papa también ha querido mostrar su músculo. Ya no soy joven, hace un rato, pero igual lo menos que quería hacer era ver a Ratzinger pasearse por la ciudad en la que vivo ahora. Eso decía yo.

Pasaron dos cosas. Me escribió alguien del movimiento/asociación laica con que me reúno y me invitó a un encuentro con jóvenes profesores y el Papa, en el marco de la JMJ. Arrugué la cara y contesté que me tendría que morder la lengua. Me contesta que algo parecido haría ella por allá. Me lo pienso. No tanto por el Papa, sino porque creo que estaré incomodo. Que los otros tendrán miradas y comentarán cosas que terminarán irritándome, y que no estaba de humor. Pero… me preguntaban si quería, que viene a significar que si podía. No puedo decir que no.

Cuando vi la carta de aceptación se confirmaron mis sospechas. El punto cumbre es cuando nombran el ‘rico bagaje doctrinal con que viene sorprendiéndonos y enriqueciéndonos’ el Papa, entre otras frases de adulación completamente gratuitas. El eslogan de resistencia puesto en una esquina de la carta también delata las intenciones: “Arraigados y edificados en Cristo. Firmes en la fe”. Ladrillo. Columna. Fuerte. Trinchera. ¡A salvar al Europa de las raíces cristianas! Como si eso fuera un objetivo en sí mismo. Más adelante informan que el evento será en traje académico o en traje oscuro. Nunca he estado en ningún evento religioso de traje, menos de un color determinado. Parece que vamos como representantes de la universidad, y no como personas creyentes que trabajamos en ella. En todo caso, no puedo decir que no. ¡Esto es lo que hay! Es la familia que me ha tocado, y de la cual sigo nutriéndome. Me lo tomaré como una oportunidad para ver a los demás de verdad, más allá de mis prejuicios.

Es así como terminé engrosando el número de asistentes a la JMJ, pero ¡hay más! Aún en las épocas en que la pertenencia eclesial se me hacía imposible, me quedaba la espiritualidad y el silencio. En medio de eso me volví asiduo a los cantos y el estilo de oración de Taizé. Cada viernes voy a un rato de oración, que son fundamentalmente cantos en varios idiomas. Repetitivos. Que invitan a la intimidad. Otra cosa que me gusta es la ausencia de discursos complicados, por los que tanta debilidad tengo. Me simplifica. Me humaniza. Además me gusta cantar, y a pesar de lo hago fatal, en la iglesia no suele echarse a la gente por mal que lo hagan. Más adelante recibo otra invitación. Decían que los hermanos de Taizé han estado desde siempre ligados a las JMJ y que este año organizarán varios momentos de oración. Que si podemos ayudar en el coro. ¿Cómo puedo decir que no? Esta gente está en la Iglesia y también me prestan un valioso servicio. De nuevo, terminé apuntado para ir a cantar durante el resto de los días de las JMJ.

Al final terminaré participando cada día en la JMJ a pesar de que no quería participar.

Mi historia al final no es tan diferente de otras. Los chicos vienen por diferentes razones. Porque los invitan, claro, pero también para viajar. Para juntarse con otros. Algunos son fuertes militantes creyentes o de sus grupos, otros vienen también para conocer chicas y chicos. No será muy frecuente que conversen sobre los temas más controversiales como el aborto o los anticonceptivos. Pero hablaran entre sí. Cada uno tiene su historia. No son simplemente un grupo de fanáticos fundamentalistas, aunque claro que hay fundamentalistas.

Todo es mucho menos sólido y uniforme de lo que parece. Ser cristiano pasa por dudar. Después de todo, lo que encontraron fue el sepulcro vacío y no los rayos estelares que aparecen en cuadros tardíos, donde Jesús parece más bien Superman. Ser cristiano es también quedarse sin respuesta completa sobre por qué sufren los justos y los inocentes, comenzando por ejemplo por Jesús.

Mucha gente piensa que sería mejor que todo esto del Cristianismo y las religiones desaparecieran de la sociedad. Que las religiones sólo producen división. Yo creo que todo es una oportunidad para la división. En el siglo XX los conflictos principales no fueron religiosos, porque las religiones habían estado perdiendo importancia. Antes, cuando estaban más en el centro de atención pues lo producían. Ahora son las ideologías u otras cosas.

También piensan que la religión lo que hace es que la gente crea en tonterías. Es posible. Lo que no sé es por qué otros tienen que decidir sobre qué tonterías creen los demás. ¿Quién no se ha levantado pensando en cómo buscar la mirada amorosa de la otra, del otro y, en un intento de producir un imposible milagro?

Otros piensan que estas cosas deberían ser privadas, y coincido en algo con ello. No tanto por lo privado, sino porque la misma Iglesia tiene traumas por juntarse con poderes políticos y económicos. Otra cosa es que a la gente la vean mal por llevar un crucifijo, pero nadie se escandalice por otro que lleva un símbolo de Coca Cola.

La JMJ se vivirá. A las manifestaciones en contra irán muchas personas, pero la mayor parte de los chicos que vienen a la JMJ no se anotarán en confrontaciones. Cuesta imaginarlo, pero no es para tanto. No van a ir a levantarles carteles en contra. Lo máximo que harán será opinar desde la distancia: ¿Qué les pasa? Mientras se sientan en la grama del retiro, y preguntan a los otros cómo son los grupos en su parroquia y qué hacen, y que dado que son alemanes, que perdonen, pero que si pueden contar algo de lo de la pedofilia que ellos no se fían de lo que dice la prensa. Hablarán. Creo que gente en la iglesia puede quedar un poco mejor, más allá de los balance económicos.

La jerarquía y los políticos concluirán un poco más peleados con la sociedad española, pero casi todo lo que ocurre es una oportunidad para ello, en esa relación entre una sociedad que se comporta como adolescente que no soporta que la madre ya sin autoridad diga algo y la iglesia que sigue comportándose como si la sociedad fuera su niña de cuatro años a quien debe alimentar con cucharilla.

Antes de comenzar la JMJ tengo ya la sensación renovada de que no hay tantas cosas diferentes en el mundo. Que los conflictos dentro de cada grupo se parecen entre sí. Que las religiones tienen que ver con los sueños y pesadillas de grandes grupos humanos, que no son las únicas que sueñan, y que nadie está libre de sus sueños.

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Al publicar este texto, ya ha terminado la JMJ. Del encuentro del Papa con los profesores, fue como esperaba.

El Papa, normal. Lo que dijo lo encuentro inobjetable en sí mismo. Algunos puntos son compartidos por el resto de la sociedad, como la necesidad de que las universidades sólo sirvan para formar profesionales, sino personas sensibles. También apunto a lo inabarcable de la realidad y la necesidad de ser humildes. Mi problema son las omisiones. Sólo habló de dialogo de manera generica, y no habló de cooperación con los otros. La justicia también estuvo ausente. Un discurso filosófico y teológico, pero poco aterrizado. El tema son las omisiones.

En cambio la gente y el contexto fueron pesados. Me parece profundamente antievangelica toda esta devoción frente al Papa. Pregunte de todos a todos, y confirme que todos eran bastante simpáticos, y muy conservadores.

Fui también, en un acto de comunión, de la misa de Cuatro Caminos. Estuvieron un millón y medio de personas, según estimaciones de la policía. Sufrí en la celebración, como que muchas cosas se hicieran en Latin. Pero al mismo tiempo ese millón y medio de personas están en mi vecindario. Tengo que estar conciente de eso. En efecto ir a esa misa fue un acto de renovar la comunión, con ellos y con el Papa.

Por otro lado terminé yendo a la manifestación del 17 de Julio con lema «De mis impuestos, al Papa cero». Los manifestantes más cercanos para mi eran Redes Cristianas. Fui porque aunque creo que en el fondo las cuentas mas o menos casan y no hay grandes usos de dinero público, el asunto es muy muy poco transparente. La mani era un saco de gatos. Ateos, agnosticos, creyentes de base. Carteles con que Dios no existe, el Papa persiguiendo niños. Había muchas citas a la Biblia referidas a como contrastaba la movida JMJ con la humildad y la pobreza. Esas me gustaron.

Alguien me preguntaba como podía estar en esa manifestación donde se atacaba directamente a la Iglesia. Yo respondía que fui al acto de los profes con el Papa, donde muchos están a espaldas de la sociedad, detienen avances sociales, etc. Cuando me preguntaban como podía reunirme con el Papa, decía que esos son mis hermanos.

Al final, me sorprendió y alegró la iniciativa de una asamblea conjunta entre gente Pro-JMJ y gente Pro-15M. Usaban en hashtag #jmj15m. Conversaron. Se gritaron también un poco, pero estuvo bien.

La sociedad española profundiza su rotura por un lado. Por otro lado los peregrinos dieron en general buena imagen, excepto por aquellos que terminaron atormentados por los cantos en el metro. Sobre los enfrentamientos entre peregrinos y manifestantes exaltados, el gran perdedor es la policía y el gobierno local, a quedar grabados fuertes abusos policiales.

Puedes consultar las entregas anteriores:

Apareció primero en el blog Rayas y Palabras: Del cómo terminé participando en la JMJ 2011 (4/4).

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