panfletonegro

Fibonacci versus Festival Nuevas Bandas 2010


A sus veinte años, FNB debe expandir sus límites para crecer. De lo contrario, no sobrevivirá para contarla. Dos décadas después de su fundación, sigue operando a destiempo y fuera de contexto como una organización partidista y clientelar, donde la transparencia y la democracia brillan por su ausencia.
Por eso, hace cuatro años atrás, le dedicamos un artículo a su director-dictador, Felix Allueva, publicado por la revista Zero y Panfletonegro, con la idea de generar debate alrededor de su necesario cambio de timón, a la luz de problemas y contradicciones evidentes.
Sin embargo, la discusión fue en vano, porque el caballero no sólo continúa aferrado al puesto,cual clavo caliente, sino además anclado a un pasado caduco en términos de gerencia, administración de recursos y criterios de curaduría.
Así, en la última edición, volvieron a seleccionar a su once ideal, al margen de las necesidades del público, de las condiciones del contexto y de las nuevas características de la cultura musical, en la era del Internet 2.0, el ejercicio de la infociudadanía y las inmensas necesidades de inclusión de los excluidos de costumbre.
A espaldas de la audiencia y encerrados en su torre de marfil, se abocaron entonces a su tarea de siempre: discriminar y dividir para vencer, bajo la sombra de su nomenclatura estalinista, inspirada en la estructura vertical del PSUV, sin derecho a replica, pataleo y respuesta por parte de las personas afectadas.
En consecuencia, las decisiones de FNB son incontestables, inapelables, irrefutables y sentenciadas casi por decreto divino de sus autoridades. Cualquier semejanza con el funcionamiento oscurantista de la Asamblea Monocolor, no es mera coincidencia.
En efecto, una de las víctimas recientes del comité de sabios de FNB, resultó siendo la banda “Fibonacci”, cuyos integrantes conocen de sobra y en carne propia las raíces institucionales de la mezquindad, al ser relegados a tocar en una esquina en “Por el Medio de la Calle”, luego de sufrir el descarte de la programación oficial, a pesar de haber ganado Festivales, pertenecer al circuito criollo de toques en vivo, arrastrar a un ascendente colectivo de fanáticos y obtener el reconocimiento de la crítica, a la altura de las bandas escogidas para competir en la edición número Veinte del FNB. De hecho, a cada rato, se ven las caras y comparten tarima con ellos y entre ellos. Por ejemplo, Chupi Lumpi y Fibonacci se repartieron los primeros premios en el concurso de bandas universitarias “U-Rock”.
Paradójicamente, a “Chumpi Lumpi” la invitan a participar en FNB y a “Fibonacci” le cierran las puertas. La razón es una incógnita, nadie la sabe.
A lo mejor las narices de payasos de “Chumpi Lumpi” privaron a la hora de establecer el fallo, pues si de algo carecen los chicos de “Fibonacci” es de una imagen para vender en la portada de un disco. Sus integrantes visten con su ropa de trabajadores, de a diario, y no les interesa cuidar su look. Menos hacer un show de sus naturales pintas de “proletarios grunge”.
En realidad, no es una bandita de hijitos de papá o de guerrilleros comunicacionales, tipo “Dame Pa Matala”. Ideológicamente, se ubican en el centro de nuestra absurda polarización y más allá. Por ello, los condenan y segregan a diestra y siniestra.
De cualquier modo, no es una banda del gusto circense de FNB, presta a consagrar a grupos liderados por chicos bellos y fotogénicos, o a impulsar la carrera de quienes jueguen con tempera y prometan un espectáculo digno de “Viva la Juventud”, “Sábado Sensacional” y “American Idol”. Verbigracia, uno de los nortes comunes de FNB es la estética prefabricada de MTV Latinoamérica.
En la carnestolenda feria de vanidades del aniversario 20, abundó el disfraz, el empaque de diseño, el uniforme confeccionado en laboratorio y la clásica indumentaria de modernillos con complejo de creativos.
Según Yolimer Mejías de El Universal, “los gritos llegaron con el toque de Lebronch, cuyos integrantes aparecieron vestidos con franelas y shorts playeros y sombreros pelo e guama para acompañar sus temas de reggae y sonidos jamaiquinos.”
“La irreverencia continúo cuando aparecieron en escena los miembros de Chupi Lumpi usando narices de payaso, que recordaron al actor en el film Patch Adams”.

¿Vaya ridículo, no? Irónicamente, “Fibonacci” interrumpió el toque de “Chupi Lumpi”, cuando arribaron de sorpresa a la jornada inaugural de FNB en la platabanda de una grúa, como forma de protesta pacífica y para sentar un precedente, ante el régimen de Felix Allueva.
El atentado lo orquestaron en secreto y lo ejecutaron el sábado a las siete de la noche en la Plaza la Castellana, durante veinte minutos de pura adrenalina por romper con un tabú, un cerco de censura y un conuco en proceso de consolidación.

Recibieron miradas asesinas de las mentes cuadradas del cogollo y de los hombres de negro con carnet, mientras la prensa y la concurrencia los celebró con aplausos y gritos, por su curioso atrevimiento en las narices y en la casa del lobo feroz, rodeado por sus guardias de seguridad y por sus emblemas de la rebeldía en venta, al gusto de patrocinantes, sellos de fábrica, logos y marcas registradas, capaces de filtrar e imponer una lógica de consumo en la velada. Por consiguiente, valió la pena ofrecer resistencia en compañía de la alternativa planteada por “Fibonacci”. Pronto un video clip dará cuenta, pormenorizadamente, de lo acontecido allí, de la proeza de los osados miembros de “Fibonacci”. Símbolos de su generación hastiada de las injusticias del presente.
La pelota queda entonces del lado de FNB.
O corren o se encaraman.
O modifican su anticuada metodología o la historia no los absolverá y les pasará por encima como una aplanadora.
O convocan elecciones sanas y abiertas o le dicen adiós a los valores de la república, con su sistema de sufragio popular y universal.
O inician la Perestroika o pican y extienden la Pérez torta del Chavismo perpetuo del siglo XXI.
O nos dan voz y voto o repetimos la experiencia de “Fibonacci” a nivel macro.
Ustedes y nosotros tenemos la última palabra. No se les olvide: la transmisión de poder es saber.
Bienvenidos al futuro.
Good Bye Lenin(es contigo,Felix Allueva,hermano mayor de Farruco Sesto).
Se acabaron las comiquitas.

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