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Si no estamos dispuestos, pues abracemos la hecatombe

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A los hombres que te enseñan las vísceras se les teme, se les odia, se les execra. A nadie le gusta que le saquen de su mentira, de su egoísmo, de su hipocresía. A nadie le gusta que le digan en su cara que aquí vinimos a soportar, no a buscar la felicidad. A nadie le gusta escuchar que todos vivimos una mentira. Que somos todos unos huevones. Unos dementes. Unos adictos a nosotros mismos. Unos estafadores.

Hacen falta más seres malditos que tengan la suficiente compasión para decirle a la gente lo que son, no lo que pretenden ser. ¿A dónde se han ido los Bukowskis? ¿Dónde están los Budas, los Jesucristos, las Teresas de Calcuta? Mentirosos, mentirosos. Eso es lo que somos. Mentirosos que vivimos la mentira desde las mentiras. Mentirosos que pasamos nuestras vidas señalando porque la verdad es que nos aterroriza vernos en un espejo, nos horroriza devolver el dedo para señalarnos a nosotros mismos.

No nos creamos todos nuestros autoengaños mientras el barco se sigue hundiendo. La nave viene hundiéndose desde hace tiempo, hasta el capitán lo sabía como dice Leonard Cohen, así que cada quien que agarre su balde y empiece a sacar agua, que cada quien ponga la boca en las acciones y, por favor, que cada quien deje de mentirse y de mentir. O tirémonos al agua. De una vez. Y dejemos de joder.

Paremos de juzgar, de opinar, de tratar de influir, paremos la proyección. Paremos de manipular la realidad y el exterior a nuestro antojo y a nuestra conveniencia. Paremos de creer que los demás están obligados a pagar por nuestros errores, nuestras expectativas, nuestras necesidades, por los resultados de nuestros juegos y nuestras decisiones. Paremos de pensar que hay seres menos jodidos que otros, reconozcamos que todos lo estamos por igual, pues es de ese reconocimiento que nace la prohibición individual de meternos en las vidas de los demás. Vivamos pensando en la responsabilidad que significa serse a sí mismo y no ser nada. Paremos de buscar afuera víctimas, ovejas negras, mártires y chivos expiatorios. Reconozcamos que los problemas vienen siempre de nosotros y no a nosotros.  Paremos ya las revoluciones externas, empecemos las internas de una maldita vez. Paremos de llenarnos la vida con cuanta mierda creemos que nos la podemos llenar: apartamentos, televisores, carros, bicicletas, blackberrys, microondas,  Iphones. Paremos de tratar de ganarle a la muerte en sitios nocturnos, en camas, en mesas, en lugares exóticos, en futuros, en libros de autoayuda, en spas. Paremos de justificarnos la incompetencia con definiciones psicológicas extraídas de libros creados desde el sistema de la propia locura: psicópatas, sociópatas, maníacos, deprimidos, ludópatas, alcohólicos, drogadictos, mitómanos… Asumamos las verdaderas etiquetas: mentirosos, frustrados, pusilánimes, cobardes, egoístas, acomplejados… Paremos de darle la vuelta a lo que somos y elijamos una de las dos opciones simples y posibles de nuestra existencia: abrazarnos las vísceras, cuidarlas, amarlas, arrullarlas hasta que se callen y queden enmudecidas de cansancio, o entregarnos hasta que el fango nos tape y todo se vaya a la mierda.

Seamos sinceros por Dios.

O vayámonos al carajo sin chistar.

Vía / Crónicas del Hígado Encebollado

10 Comentarios

  1. Buen texto y, como era de esperarse, ningún comentario.
    Bien lo dices, los que muestran sus entrañas son excluídos.
    El miedo de ver nuestras miserias es lo que las profundiza.
    Saludos.

  2. vforte, un saludo, he leído tu artículo, como me pasa generalmente estoy de acuerdo con algunas cosas y en desacuerdo con otras.
    Tu artículo es un acto de protesta, así lo veo, pero cuando dices o infieres a dejar de lado unas cosas al escribir «paremos» de esto o aquello, te refieres a actitudes en el ser humano, en específico a la mentira, al hacer un llamado a ser «sinceros».
    Ahora bien, como yo lo veo, o desde una de las perspectivas que lo veo, mejor dicho, es que haces un llamado a hacer algo que tú no haces ni vas a hacer, por una simple razón, y es que una de las capacidades que tenemos y desarrollamos como seres humanos es la mentira, a mentir, es una de nuestras herramientas, y lo hacemos creo que desde el Neolítico, es una herramienta de defensa yo diría, así como algunos animales se camuflan o dejan sus crías para que se las críen otros animales, nosotros también tenemos la capacidad de mentir y no lo dejaremos de hacer a menos que nos inyecten algo en el cerebro para hacernos perder esa capacidad o no dejar que la podamos desarrollar, yo digo.
    Vale decir, que así como aprendemos y sabemos mentir y ser viles, también aprendemos y sabemos decir la verdad y ser compasivos, de modo que, todas son capacidades desarrollables en cada ser humano por naturaleza, igual que en los animales de otras especies.
    Creo que el llamado sería más bien a desarrollar más o a fortalecer más otras capacidades “positivas” del ser humano como la sensibilidad o la compasión, la empatía o la tolerancia, el poder ver a los demás como a nosotros mismos, y así quizá entendernos mejor los unos a los otros, por ejemplo.
    Cuando uno hace un llamado a la «sinceridad» o a cualquier cosa, el primero que debe estar dispuesto a serlo es por supuesto uno mismo, porque sino, caemos en discursos vacíos y sin valor, y eso lo digo no para pretender decir que tú estás haciendo el llamado y no lo sigues, sino para darte a entender que el primero en sincerarse contigo mismo eres tú, debiste haber tenido un acto de reflexión propia antes y después de llamarnos a dejar la «mentira» y a «sincerarnos», y empezar por dejar de pretender cosas, cosas que todos pretendemos y seguiremos pretendiendo al igual que tú, como muchas de las que mencionas.
    Y por otra parte, aportar o sugerir algo a cambio, algo viable, algo lógico y ejecutable, algo practico pero funcional, es decir, ¡paremos la mentira y activemos la sinceridad! ¡okey que bien! ¿Pero como sugieres hacerlo? ¿Cual es tu primer aporte que nos sirva de paradigma?
    Creo que habría que empezar por tratar de entender, que como seres humanos somos entes muy complejos, y que podemos ser muchísimas cosas a la vez, quizá no todas contenidas en un mismo ser humano al mismo tiempo claro, pero si así como podemos ser padres, tíos, hermanos, primos y sobrinos, todo al mismo tiempo, también podemos ser mentirosos, miserables, cobardes, inmorales, falsos, psicópatas, sociópatas, maníacos, deprimidos, ludópatas, alcohólicos, drogadictos, mitómanos, etc. y también podemos ser valientes, divertidos, inteligentes, compasivos, bondadosos y etc. todo eso contenido en un mismo ser humano en distintas etapas, momentos, entornos o circunstancias.
    Ósea, que podemos estar dispuestos o no, podemos estar interesados o no, podemos mentir o ser sinceros, podemos tantas cosas, incluso abrazar la hecatombe o tratar de evitarla.
    Debemos, en todo caso, empezar por nosotros, tratando y empezando a hacer lo que pensamos que es lo más adecuado y lo más correcto, pero sin desligar lo que es nuestra realidad como entes humanos de lo que pretendemos llegar a ser o dejar de ser.
    Yo te preguntaría ¿que filosofía o estilo de vida sugieres o propones y que estás haciendo en ese sentido?
    Creo que es mejor tener y enfrentar visiones opuestas o criticas, porque nos fuerza a pensar y a dudar, a buscar nuestras propias antítesis.

  3. Hola Alfonso.
    Muchas gracias por tu comentario.
    Sólo el hecho que haya despertado todas esas preguntas y opiniones en ti (espero que en otros también), quiere decir que no escribí el artículo en balde.
    Tienes mucha razón en tus consideraciones. Y definitivamente, el escrito es un acto de protesta.
    Yo no dije que yo estaba exento de lo que allí plasmo. Por eso lo traté en primera persona.
    Mi intención no era crear una fórmula o proponer un camino, solo mover a la reflexión individual. Creo que cada persona debe seguir aquello que le sirva para ser mejor. Eso lo sabe cada uno. No a todos nos funciona lo mismo.
    Sin duda yo sigo un camino y lo intento. A veces lo logro, otras no, pero el estar atento conscientemente, el reconocer que soy responsable de mis condiciones y consecuencias, y el hacer esto reiteradamente, me ayuda a que lo logre cada vez más.
    Gracias por tu tiempo.
    Un abrazo.

  4. vforte, gracias por tu respuesta tan ecuánime, pero quizá lo que a mi me parece que llama más a pensar y a preguntarte, ¿como hacemos para parar? Es cuando escribes «Paremos de juzgar, de opinar, de tratar de influir, paremos la proyección. Paremos de manipular la realidad y el exterior a nuestro antojo y a nuestra conveniencia. Paremos de creer que los demás están obligados a pagar por nuestros errores, nuestras expectativas, nuestras necesidades, por los resultados de nuestros juegos y nuestras decisiones. Paremos de pensar que hay seres menos jodidos que otros…», es decir, paremos de hacer eso, ¿pero como lo haces tú que eres quien hace el llamado y la propuesta?, dices que «Creo que cada persona debe seguir aquello que le sirva para ser mejor. Eso lo sabe cada uno. No a todos nos funciona lo mismo.» y creo que es cierto, ósea, cada quien debe aportar lo que mejor pueda aportar, tratando de que eso sea una extensión hacía el otro, aportarnos y aportar, por eso mi curiosidad va hacia saber ¿como aplicas tú eso que demandas en los demás y en ti mismo? ¿Que es lo que te sirve a ti para ser mejor? ¿Como haces para parar de juzgar, influir y manipular?, puedes quizá aportar un poco con tu experiencia para ver si a alguien más le sirve, ya que creo que es cierto cuando dices que «No a todos nos funciona lo mismo.».
    Entiendo también cuando dices que «Mi intención no era crear una fórmula o proponer un camino, solo mover a la reflexión individual», lo cual me parece bien en principio, pero lo que creo, es que cuando uno llama a la reflexión, es porque uno primero debe haber reflexionado, cuando uno dice o cree que algo no está bien, uno debe haber pensado o uno debe pensar en propuestas mejores, por lo que, la intención es buena, pero quizá podrías aportar más, justamente proponer un camino que a ti te parezca mejor, en el que tú creas y el que creas que te sirve para ser mejor.

  5. Vforte, admirable asumir el Mierdero que llevamos por dentro y decir: !Ya basta! y lo expreso y !ya! ¿cual es el Peo? aqui no hay mentiras ni verdades sino REALIDADES. Ojala todos tuvieran las bolas de decir !ya!. Pararse frente a un espejo y ver la mierda que somos, confrontarla y luego asumirla..es de Valiente..no de Guevones.

  6. Lo extraño del caso es que no practicas lo que pregonas.

    Pides que dejemos de responsabilizar a otros de nuestras propias acciones, que dejemos las revoluciones externas por las internas, que dejemos de buscar víctimas, mártires y chivos expiatorios. Pero cuando tú haces esta aserción, asumes que quienes así son (los que hacen revoluciones, buscan ovejas negras, etc.) son los que joden al mundo, es decir, se convierten en las ovejas negras a las que deseas conjurar.

    Por otro lado, cuando dices: “Paremos de juzgar, de opinar, de tratar de influir, paremos la proyección. Paremos de manipular la realidad y el exterior a nuestro antojo y a nuestra conveniencia.”, eso es justamente lo que estás haciendo: juzgar, influir, proyectar, manipular la realidad y el exterior a tu antojo y propia conveniencia.

    Por lo demás, escribes con la grandilocuencia de los que buscan notoriedad. Yo sí disiento: tu escritura está llena de lugares comunes y exhibe un insoportable hedor post modernista.

    ¡Y claro que hay seres más jodidos que otros! Quizá tú seas uno de ellos.

    Desde México,
    Marlene Ordorica.

  7. Hola Marlene.
    Por tu tono, parece que te toqué una fibra sensible.
    Gracias por tu comentario. Dice mucho.
    Saludos.

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