Inevitabilidad

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«Meditador,
Ese cadáver horrendo del que todos hablan
es el cuerpo mismo que cargas puesto»

Jetsun Milarepa

Es curioso observar como paseamos nuestros cadáveres a diario
luego de lavarlos,
cepillarlos,
hacerles mantenimiento básico,
ejercitarlos para que no se dañen,
vestirlos
y ponerlos a andar.

Cuando cambia el semáforo se ve un sinnúmero de mentes
arrastrar sus cuerpos nerviosamente hacia algún destino,
algunos los llevan al banco para sacar o meter dinero,
otros van a un cubículo cerrado con aire acondicionado
para recibir radiaciones durante ocho religiosas horas,
otros más se la pasan el día encerrados en tumbas metálicas
ambientadas musicalmente
que recorren la ciudad lenta y agresivamente.

Luego llega la hora de dar el mantenimiento final del día al despojo de carne,
se riega con agua y químicos,
se le incorpora material orgánico para que nutra las partes vitales
y se le extraen o incorporan diferentes fluidos utilizando
rituales tribales de reproducción
y apareamiento.

El objetivo supremo es conservar el cadáver en buen estado,
hasta que la vejez
y la enfermedad
le dan esa pálida claridad a la piel que hace inevitable observar la verdadera naturaleza
de nuestro traje carnal:
somos gusanarina,
alimento de gusanos,
abono para la tierra,
polvo para el viento.

Sólo la música es extraña a este zombie desgastado,
la música alimenta al tripulante sonámbulo de este curioso cadáver ambulante,
pero la música solo sirve para dos propósitos,
el primero,
el más común,
servir de apoyo en el ritual tribal nocturno,
el segundo -propósito sublime-
nutrir la sensibilidad del piloto en temas vibratorios.

El eje central de nuestro vehículo es transparente y vibrante,
es el eje central de la conciencia que en sus más profundos
estados de olvido se confunde con el cadaver ambulante,
y en sus más lúcidos estados de conciencia se maravilla
y se burla
de la seriedad con la que todos arrastran sus cuerpos.

Inconscientes,
olvidamos nuestro estado cadavérico,
corremos hacia la periferia identificándonos con el sólido chasquido de los dientes,
bebemos con nerviosismo la luz colorida que penetra en las esferas cristalinas
que se incrustan en nuestra cara,
nos arropamos del frío de la conciencia con nuestra piel,
abrazamos nuestra unidad sensorial
y nuestro sentido de separación con cálida locura.

No importa cuan ricos o pobres,
ni cuanta familia o cuán solos,
ni cuanto cuidemos nuestro cuerpo.

A pesar de todo,
es inevitable,
y no sabemos cuando,
ni como.

Pero, sucederá.

Tales cosas no están destinadas a permanecer.

Sólo la conciencia
la claridad
lo vibratorio
permanece.

5 Comentarios

  1. si, esta muy bueno… me agrada mucho
    bueno muchos ya son cadaveres vivientes, a veces el conocimiento hace la diferencia para no ir en ese camino a ciegas
    el video quedo del carajo puesto alli, me dices que banda es???
    se me parecio burda a una llamada dying fetus…
    saludos

  2. Excelente el artículo, como dijo alguien por ahí que no me acuerdo «la vida es el camino a la muerte».

  3. Hola lisandrom

    Intenso el video,… realidad pura cuando señalas:

    «No importa cuan ricos o pobres,
    ni cuanta familia o cuán solos,
    ni cuanto cuidemos nuestro cuerpo.

    A pesar de todo,
    es inevitable,
    y no sabemos cuando,
    ni como.

    Pero, sucederá.»

    Sólo nos queda seguir insistiendo en el verdadero significado de la vida… y yo misma me pregunto ¿sabemos realmente cuál es?
    Saludos

  4. Si, la pregunta de las cuarentamil lochas..

    El significado de la vida han intentado explicarlo y aplicarlo muchos a su manera, desde Hitler hasta Buda, pasando por Mahoma, Mao y Jesus…

    Pero lo unico seguro parece ser que no hay un camino único para todos, cada quien tiene que buscarle el sentido propio a la vida… y eso es solo responsabilidad nuestra.

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