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Menos mal que tenemos las fábricas socialistas…

En el anuncio presidencial del sábado, el señor Chávez hizo alusión a las fábricas socialistas que su gobierno ha impulsado como alternativa y salida a la crisis. Tenemos margen de maniobra –repitió como cinco veces-. Entre el Fonden (que no mencionó), la deuda que el gobierno va a tomar y, en el peor de los casos, los encajes legales de los bancos, Venezuela tiene cómo seguir desarrollándose al impulsar las fábricas socialistas. Creo que es el momento entonces de echarle un ojo a los grandes logros de estas empresas socialistas que representan nuestro futuro (y nuestro pan).

Este texto lo escribo sobre todo para las personas que no hablan inglés, ya que el blog Oil Wars realizó un análisis (mucho mejor y más profundo) sobre este tema que acá resumiremos (sin lo sarcástico del autor anglófono).

Acá está el informe del 2008 sobre los empleos creados por las fábricas socialistas en ese año. Lo primero que notará el lector es que en estas iniciativas para producir leche, computadoras, carros, papel y demás, sólo se emplea la escuálida cifra de 1628 compatriotas. No es exactamente la revolución industrial, lo cual se nota en sus resultados económicos: 154 millones de bolívares fuertes en ventas, entre todas las industrias.

Ahora, lo que raya en lo absurdo son las cifras detalladas. Si nos concentramos en las computadoras, las bicicletas y los carros, tenemos:

Ahora, los que no estudiamos economía puede que nos confundamos con estas cifras. Pero basta con haber pasado del tercer grado y saber dividir para entender varias cosas:

Por supuesto que nada de esto importaría si las empresas hubiesen producido suficiente para que todos vivamos cómodos o desarrollemos al país. Pero si usted divide el total de ventas entre el total de venezolanos, cada ciudadano recibirá la zimbabuesca cifra de tres dólares, o casi seis bolívares.

Y con eso, por más barato que sea, usted no se compra ni un carro socialista…

Los dejo sacar sus cuentas a ver si alguien me explica por qué, ya que estos son los proyectos «faro» de la revolución industrial-socialista, me parece que la única palabra que se les puede endilgar es: Fracaso rotundo.

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