La Residencia de mi Amor

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He publicado pocos mensajes en este medio y todos ellos tocan el tema del SILA desde una perspectiva metodológica. Ahora recapacito en el hecho de que PanfletoNegro es multifacético. Uno de sus temas es la poesía. No soy poeta pero sentí la obligación moral de contribuir al esfuerzo colectivo de los poetas. Este mensaje lo escribí hace algún tiempo para el amor de mi vida, mi actual compañera.

Tu cuerpo y tu alma, son ellas las dos habitaciones de mi amor.
 
Quiero arar tu cuerpo con mis labios, nutrirlo con mis besos, elevarlo en mi pasión para caminar juntos los pasadizos que van de la conciencia al éxtasis y encontrar en lo banal del orgasmo una razón más para adorarte. Me encantan tus quejidos de deseo. Son leves, como si creyeras que al quitarles volumen te adueñaras más del placer. Mis manos se agitan como pájaros prisioneros y hambrientos: quieren tocarte con voracidad y acariciarte con dulzura. Cuando recorren las intimidades de tu cuerpo, mis manos labran formas de placer en la arcilla de tu anatomía y mi boca les da el aliento de vida a esas formas para que salten como duendes alegres a decirle a tu cuerpo que lo amo.
 
A decirle también a tu alma que no soy un accidente; que soy parte de tí. Le hablo a tu alma con placer, con amor, con trabajo. Voy al rio de la vida con un balde pequeño a traer agua para la acequia de tus sueños y deseos. Y no me canso de esos viajes. Te traigo poemas malos, ideas buenas, disgustos, celos, indiferencia, rabia, pasión, plegarias, y estos mensajes escritos de madrugada inspirados por un amor que busca tu compañía para crear la historia: “cuando venga lo perfecto, aquello que es en parte no será más”.

4 Comentarios

  1. Pescador, esperaba una respuesa más inteligente. Pensé que la aguda percepción de la satira inserta en Drama Siloso era un buen indicador de un alta capacidad de inferencia. Lamento haber leído más de lo que había. De todos modos aquella fue una buena inferencia.

    Tendré que calibrar mejor el tamaño de los fantasmas minúsculos de Panfleto.

  2. ¿Y qué quieres que te diga ante la imbecilidad de tu prólogo: «sentí la obligación moral de contribuir al esfuerzo colectivo de los poetas», y ante el tema tan manido de la noviecita propia? Tu novia podrá tirar rico, pero eso no es suficiente para poetizarla. Y si es por la porquería de tus símiles («Mis manos se agitan como pájaros prisioneros y hambrientos»), no puedo darte la inteligente respuesta que querrías.

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