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Juan Lluvia — De: Luis Perozo Cervantes

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LA HISTORIA DE JUAN LLUVIA
 

Esta es la Historia de Juan Lluvia, que vivía en pequeño pueblo llamado San Lucia del Cántaro, que estaba a las orillas de un río. Desde muy joven la gente comentaba que su difunta abuela poso sobre el un conjuro, porque desde el momento de su nacimiento ella advirtió: —Mi único nieto, no será ni campesino ni carpintero, será alguien importante—. El caso es que este hombre no podía trabajar como los demás. Aunque no padecía ninguna afección física y mucho menos mental, este hombre no podía sudar en una labor común, porque como arte de magia, aparecían sendos nubarrones por todas direcciones y el pequeño pueblo de Santa Lucia del Cántaros se veía con el río al cuello.
 

El primero en notar esa anomalía fue el cura del pueblo, Josefino Carrizales, quien aprovecha este extraño don del joven Juan Lluvia, para que sus misas ganaran fama como las misas de la lluvia. Cada vez que un terrateniente necesitaba agua a torrentes, el cura tornaba a explotar al jovencito y provocar un señor palo de agua. Hasta que un día, cuando el jovencito contaba 14 años, se dio cuenta de su maravilloso poder, y quiso compartir ganancias con el avaro cura, que llevaba ya 6 años haciendo las celebres misas de lluvia. Más tardo Juan explicando en negocio que el cura respondiendo con una negativa absoluta.

Este descubrimiento le costo a Juan el único trabajo fijo que vería en años. Lo ciento es que un joven de 14 años, fuerte y robusto, como Juan; no tardaría mucho en conseguir ocupación, pero no todos los jóvenes de su edad tienen el poder de controlar el clima. Esto trajo como consecuencia que a sus 18 años, ya hubiera agotado todos los trabajos en el  humilde pueblo de Santa Lucia de Cántaros, que ya estaba harta de aguantar agua y agua, día tras día. Fueron cuatro años de inundaciones. Ya la gente sospecha, las viejas chismosas lo decían una y otra vez. — Cada vez, que alza un pico llueve. Y llueve a cántaros rotos—.
 

Esta fama, tan terrible, lo llevo a buscar trabajo en los pueblos vecinos. La Sabanita del Río perdió todo el comercio que tenia por las lluvias torrenciales que acaecían cada vez que alguien osaba a dar ocupación de vendedor, carpintero, albañil o cualquier trabajo que implicara esfuerzo al joven Juan Lluvia. Pronto la gente se convencía, hasta el más incrédulo hacia la prueba y terminaba achicando agua de su casa. Igual le paso, en Santa Maria de Campo Alegre, en Santa Cruz de Mara, en Cola de Caballo, Santa Inés de la Posada, en Gregorito, en Caigua de la Loma y muchas haciendas del camino. Lo cierto, es que con tan solo 22 años ya era una leyenda en toda la región.
 

Después de su ultima decepción decidió retornar al pueblo que lo vio nacer, su querido pueblo, Santa Lucia de Cántaros, pero en el camino, se topo con algo diferente. Al llegar a Caiga de la Loma, la gente lo trata con agrado, haciendo lo posible por no ocuparlo en nada, asegurándose que en su camino por el pueblo, no moviera ni una piedra y de esta forma evitar la catástrofe y las inundaciones en sus pequeños pueblos. Paso tres días en pueblecito e hizo muchos amigos. Rápidamente las autoridades de Caiga de la Loma, informaron al pueblo de Gregorito, que el hombre de la lluvia, o mejor conocido como Juan Lluvia iba camino a su pueblo.
 

Cuando llego a Gregorito, hasta el alcalde lo recibió con un abrazo, paso tres semanas en Gregorito, se turnaban las muchachas para hacerlo reír y no permitir que se ocupara en nada. Lo ciento es que la historia se repitió hasta llegar ha Santa Lucia de Cántaros y en todos los pueblos, un gran comitiva y la gran fiesta lo esperaba. Mucha gente quería hablar con él y conocer sus experiencias, los periódicos lo entrevistaban y la primera radio de la Región abrió sus puertas con una suntuosa entrevista al popular Juan Lluvia; tardo tres años en llegar a Santa Lucia de Cántaros y para entonces era el hombre más famoso de la Región.
 

Al final después de mucho pensarlo, consiguió un trabajo que no lo hacia sudar, que no producía lluvias; después de una larga vida de rechazos, descubrió que el único trabajo donde no se trabaja nada, es la política venezolana, llego a ser gobernador de la Región y de vez en cuando, cuando  hacia falta, movía la lengua decía mentiras y le daba lluvia a la región.
 

                                                                       FIN

Luis Perozo

Nota: por eso… cuando algunos politos hablan mucho… Llueve… :P

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