Uno de mis placeres culposos es leer los titulares de Russia Today. Es uno de los mejores sitios de humor involuntario y un caso singular: el único medio que, con un estilo editorial de periodiquito de pueblo, ha logrado un alcance global —demostrando que no faltan locos hambrientos de creer cualquier mentira.
De los mismos creadores, llega el Ministerio del Trolleo.
Un tipo del New York Times se da a la tarea de investigar a una agencia de desinformación financiada por el gobierno ruso, cuyo único propósito es evitar que la internet sea útil. Esto lleva años sucediendo, pero recientemente la agencia extendió sus operaciones hacia EEUU:
Despite his unpleasant disposition, Ass had a half-dozen or so fans who regularly liked and commented on his posts. These fans shared some unusual characteristics. Their Facebook accounts had all been created in the summer of 2014. They all appeared to be well-dressed young men and women who lived in large American cities, yet they seemed to have no real-life friends. Instead, they spent their free time leaving anti-Obama comments on the Facebook posts of American media outlets like CNN, Politico and Fox News. Their main Facebook interactions, especially those of the women, appeared to be with strangers who commented on their physical appearance. The women were all very attractive — so attractive, indeed, that a search revealed that some of their profile photos had been stolen from models and actors. It became clear that the vast majority of Ass’s fans were not real people. They were also trolls.
Una de las cosas que más me fascina del sistema de comunicaciones de Putin es que es el resultado de darle recursos ilimitados a una pandilla de conspiparanoicos con el mandato de crear un prodigio de la desinformación. Es como si, en un universo paralelo, la manga de ineptos que «trabajan» para el SIBCI —o como sea que se llame— sirviera para algo.
Nada distinto a lo que Ravell hacía en Globovision o lo que muchos «comunicadores» hacen por Twitter: ataques con armas químicas (gas verde???) en la plaza altamira el año pasado, por ejemplo.
No. Este es financiado con dinero del estado.
Es como el SIBCI, pero sin oligofrénicos.