Uno de los aspectos más interesantes de esta página es su experimento como sitio abierto, anárquico y participativo. ¿Qué significa esto? Significa que quienes publican acá lo hacen con total libertad, a sabiendas de que no vendrá un “editor” o un “corrector” a bloquear su texto o a cambiárselo.
Evidentemente, esta postura tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Ya que todos podemos abrir una cuenta y publicar nuestros textos, la página carece de una línea definida, de un estilo o una ideología particular. Panfleto Negro es probablemente la única página de la red venezolana que haya sido acusada de ser “comunista”, “anarquista” y “de ultraderecha” al mismo tiempo; hemos llegado incluso a publicar llamados a acabar con la propia página, así como textos llenos de resentimiento e insultos hacia los colaboradores más asiduos y productivos.
La otra cara de la moneda ha sido la publicación, sin concesiones, de denuncias políticas (sobre la corrupción de Farruco Sesto, por ejemplo), de cuestionamientos directos y altamente inflamables de personas del gobierno que serían impublicables en los medios “serios” (sobre Luis Brito García, por ejemplo) y de críticas severas y hasta violentas de bandas de rock, películas de cine y escritores contemporáneos que serían echadas directo al cesto de la basura por cualquier “editor responsable”.
Huelga recalcar que ni los autores que publican acá, ni quienes administramos la página, compartimos la opinión de los artículos publicados (a pesar de que siempre nos ofrecen coñazos por lo que escribió alguien más; c’est la vie).
De esta manera, Panfleto Negro como plataforma abierta de publicación sigue siendo un experimento. Es cierto que acá se han publicado mamarrachadas mal escritas y llenas de errores o poemas espantosos que no interesarían ni a la mamá del autor. Pero entendemos que ese es el precio a pagar para que los autores tengan la libertad y la tranquilidad de saber que sus textos no tendrán curaduría alguna.
Es también la razón por la cual mucha gente visita esta página, porque a pesar de que nos odian, saben que en Panfleto Negro leerán opiniones y críticas denuestas de favores a pagar. Cuando las demás páginas avanzan sus fichas e intentan imponernos tendencias culturales, el lector sabe que en Panfleto Negro ese no será el caso y que si parece mierda y huele a mierda, siempre aparecerá alguien en Panfleto a gritarlo.
Por supuesto que esto está lejos de ser la norma. Como bien dijimos, con gran libertad no viene absolutamente ninguna responsabilidad, por lo cual es posible que el lector promedio encuentre la mayoría de los textos de la página carentes de interés o inconsecuentes.
Además, en Panfleto Negro el lector encontrará los típicos ataques bajos, sin fundamento, que nacen de la envidia y el resentimiento. Habrá insultos. Habrá gente ofendida. En Panfleto Negro, el lector encontrará también textos sin ningún gusto, de bajísima (o nula) calidad, así como ajustes de cuentas y burlas infantiles.
Siempre que esto pasa, los administradores solemos recibir correos electrónicos de la parte de los afectados pidiendo que se elimine el texto en cuestión.
Es acá cuando el tema de la censura vuelve a aparecer. ¿Deberíamos eliminar textos? ¿Bajo qué criterio? ¿Qué perderíamos y qué ganaríamos?
Entendemos perfectamente que las víctimas de un texto insultante puedan sentirse mal; lo entendemos mejor que nadie, ya que si bien para esa persona, banda de rock o director de cine, puede que sea la primera vez, acá tenemos años coleccionando todo tipo de insultos y odios.
Son decisiones difíciles ya que muchas veces *todos los administradores* de la página detestamos el texto y no le vemos argumento alguno para existir. Pero no es un grupo selecto de programadores y escritores el que tienen la potestad de decidir qué es el buen gusto ni qué es lo que puede o no decirse.
El único compromiso que tenemos como administradores de la página, es garantizarle a los autores que su texto no será editado o borrado.
¿Significa esto que *nos gusta* lo que escriben? Por supuesto que no. Muchas veces las opiniones están en las antípodas de nuestras propias creencias, o estamos radicalmente en contra del contenido.
Por otro lado, es obvio que Panfleto Negro es una página enmarcada en la legalidad, por lo que los textos haciendo apología a la pedofilia, al racismo, a la violencia contra una minoría o grupo y demás cosas penadas por el derecho internacional, serán borrados, ya que estamos obligados por las leyes de un montón de países de Occidente a hacerlo.
Pero hay una línea muy fina entre un texto “ofensivo” y el coartar toda libertad de expresión. Hace años, en Venezuela se multó a un comediante por escribir un texto malo sobre una tortuga en el futuro y la hija de Chávez, argumentando que era “ofensivo”. Los medios impresos han sido perseguidos con saña, invocando siempre ese criterio subjetivo de “ofensa”, llegando incluso hasta la irrupción de una diputada en un plató televisivo para darle cachetadas y llevarse preso a un periodista por escribir un libro, y el nec plus ultra de la ley que dicta que los artistas “no pueden hablar mal de Venezuela”.
Así, nuestra postura siempre ha sido tomar lo bueno y lo malo (lo malísimo, lo humillante e insultante) que trae este experimento de página anárquica sin edición. Si alguien se siente denigrado por lo que otra persona publica aquí, tiene toda la libertad de defenderse publicando su propio texto (lo cual en nuestra experiencia es una mala idea, le echa leña al fuego).
Por nuestra parte, mantenemos nuestro único compromiso: garantizar que los autores puedan escribir lo que les venga en gana, cuando les venga en gana y como mejor les parezca.
Lo expuesto en este artículo se refleja en el hecho de que, solo aquí, vemos críticas de verdad. En los tiempos que corren, cualquiera publica un libro, hace una película o cuelga una foto instagram y de inmediato saldrán todos a aplaudir sin siquiera detenerse a pensar si lo creado es realmente bueno.
¿Es normal que un carajo publique novelas, poemas, cuentos para niños, recetarios light y manuales de bricolaje y que todo, absolutamente TODO, sea fabuloso? ¡Por favor!
Ustedes sigan ahí que yo seguiré ignorando las «giuras de medios» de la payola del autobombo.