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Porqué odio mi trabajo

Este texto fue originalmente escrito en octubre del 2013 y finalmente he decidido compartirlo.

El articulo apareció originalmente en la emisora web: Rockdio y es ahora sindicado aquí para darle mas visibilidad.

Porqué odio mi trabajo

Hoy me toco evaluar a un ser humano, simple, sencillo, amistoso. Un hombre de Filipinas que logró conseguir un trabajo hace 40 años en una plataforma como ayudante y que con mucho esfuerzo llego a ser operador, hoy el tiene 60 años, se jubila en abril del 2014 y su sueño es pasar tiempo con su familia a la cual abandonó para ganarse la vida, para darles una casa y ofrecerles un futuro a sus hijos, a sus nietos, su ambición en la vida, se cumplió – me dijo – Poder proveer y ahora sólo desea terminar su trabajo y volver a su familia en las afueras de Manilla.

Nunca tuvo una educación, sólo conoció el trabajo duro, Durante la evaluación me mostró que no entendía nada de lo que hacemos cada día, pero que el cumplía sus órdenes lo mejor que podía, de vez en cuando me preguntaba si podía consultar sus notas para responderme, pensando que había hablado con otros candidatos y que tenía una lista de las preguntas le dije que si, que las mirara, yo lo que quería era echarle una ojeada para confirmar mis sospechas.

El hombre sacó un cuadernito desvencijado, sucio, deshojado y empezó a buscar en él.

Cuando finalmente encontró lo que creía era mi pregunta, humildemente me leyó lo que tenía escrito, evidentemente sin entenderlo. Yo le pregunte que tenía en el cuaderno, si podía verlo, me dijo que si y me lo entrego.

Las hojas estaban amarillas, no era un cuaderno sino dos engrapados cuidadosamente, y las últimas hojas contenían efectivamente algunas de mis preguntas y la respuesta proveniente de algún libro o manual.

Pero al mirar las entradas precedentes, muchas con fechas, eran procedimientos simplificados, paso a paso, muy sencillos, de operaciones rutinarias como abrir una válvula aquí o allá, todo escrito con mucho cuidado, con un dibujito sencillo, con una letra redonda, algunas entradas estaban en inglés, otras en filipino, todas muy precisas y muy simples.

Le pregunte que era ese cuaderno, y me dijo que era su referencia, que anotaba todo lo que le pedían hacer y al aprender a hacerlo lo transcribía en su cuadernito. Paso a paso, meticulosamente, con mucho cuidado.

Seguí hojeando el cuaderno, ya con un poco más de respeto. La primera entrada estaba fechada un dia de noviembre de 1974 y era un procedimiento para limpiar un tanque.

Este hombre ha pasado 40 años sobreviviendo en el mundo petrolero gracias a ese cuadernito, a esas notas que ha acumulado con respeto, con cuidado, sin entender el porqué o los riesgos.

Todo eso para poder darle un futuro a su familia.

Ese hombre se disculpó por hacerme perder los estribos con su meticulosidad y su inocencia y me invito a pasar por su casa si alguna vez iba a las Filipinas.

Ese hombre empezó su cuaderno el día que yo nací y lo a conservado durante toda mi vida…

No sólo eso, las últimas hojas las utilizo para anotar cosas que yo le iba a preguntar…

Ese hombre pone en riesgo su vida y la de sus compañeros cada día, sin comprender los riesgos de sus trabajo, la peligrosa reacción en cadena que una acción incomprendida puede causar…

 

Aquí estoy, con lágrimas en los ojos, escribiendo esto, cuando debería escribir un reporte sobre sus capacidades, un reporte que será muy negativo y que probablemente lleve a que lo despidan, a no poder terminar su carrera tranquilamente, pero si no lo hago, a lo mejor su carrera termina trágicamente…

Durante la entrevista decidí enseñarle sobre las mediciones de gas y la explosividad antes de empezar un trabajo… Fue un honor cuando me pidió permiso para anotarlo en su cuadernito. Estoy seguro de que no lo entendió, así que decidí simplificarlo aún más.

 

 ¿Como puedo hacer esto? ¿Cómo puedo no hacerlo? ¿Cómo puedo ir por la vida con la cabeza en alto?…

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