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Lo desvirtuado, lo distorsionado, lo borroso, lo confuso y lo correcto Por Alfonso Carril

DSC_0887En un país como Venezuela, o más específicamente en Venezuela como país, y su división, antagonismo, confrontación y polarización política son producto de un fenómeno que desde hace años ha nacido y ha venido creciendo en Venezuela.
La filosofía de Chávez (Hugo Rafael Chávez Frías) presidente fallecido de Venezuela el 5/3/2013, ahora República Bolivariana de Venezuela (con su caballo en el escudo viendo pa´ lla´ incluido), fue una filosofía contraria al Capitalismo y lo burgués, una filosofía contraria al lujo y al poder en manos de los más ricos y poderosos, una filosofía contraria al feudalismo y la fascismo, una filosofía que buscaba propiciar y lograr “la mayor suma de felicidad posible” que por cierto, para quienes no lo sabían es un pensamiento de Simón Bolívar enmarcado en un paseo de un discurso donde se refiere a la estabilidad de un gobierno y más completo decía que “El sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política.”
En este punto creo que ya podemos ir percibiendo lo que en esencia contiene el título de este artículo, y es que frente al antagonismo siempre hay confusión, porque las cosas lucen distorsionadas, desvirtuadas, borrosas y se entienden a medias, en el mejor de los casos, pues obviamente que te digan un día que van a hacer plátano frito para el almuerzo y te sirvan yuca salcochada porque bueno incidieron una serie de factores entre ellos que no se consiguió plátano sino yuca, uno quizá lo puede entender, pero que al día siguiente suceda lo mismo y al otro día también y la semana próxima ocurra algo similar, ya nos vuelve incrédulos a los comensales y al que prepara el almuerzo lo convierte en alguien en quien no se puede creer del todo, así este o esta tenga las mejores intenciones, o parezca tenerlas. ¿Si me explico con este ejemplo?.
Bueno, así sucede cuando en la política un gobernante nos habla de “Socialismo de Siglo XXI” que es algo como el Moñongo de Lila Morillo, ósea algo que no todos terminamos de entender de qué se trata, así la misma Lila lo explique, porque nunca le hemos visto el Moñongo a Lila, por ejemplo.
Eso sucede con el gobierno y la filosofía del extinto Chávez y sigue ocurriendo con el gobierno del actual “hijo de Chávez” Nicolás Maduro, aunque Maduro no pareciera tener una filosofía propia sino seguir justamente esta filosofía de Chávez que no pocos entendemos, por no decir nadie entiende, es como la misma filosofía del Socialismo de sus inicios, el Socialismo original, del cual luego se generaron los otros Socialismos, incluido el del Siglo XXI, pero que si revisamos un poco caemos en cuenta que pocos o ninguno ha funcionado en la práctica como tan bonito se lee en la teoría, una especie de “Alicia en el país de las maravillas” pero ¿Dónde está ese país?.
Esto no quiere decir, sin embargo, que Marx o Bolívar o Chávez o Maduro o Capriles o usted o yo estemos errados o acertados en todo, creo que lo que debemos entender es que hay filosofías, proyectos, sueños y pensamientos que corresponden a su tiempo, otros que están desfasados y otros que están adelantados, y que probablemente todos manejamos la mejor opción para la mayoría como lo correcto y que en este mundo globalizado de hoy debemos tomar en cuenta todas las líneas de pensamiento y las minorías pero lo que nos puede parecer borroso, desvirtuado, distorsionado y confuso en estos tiempos es que una minoría con poder político en cualquier parte del mundo quiera, pretenda y obligue a los demás a aceptar todos sus lineamientos y concepciones de lo que “es y debe ser” dentro de un Estado y una sociedad de conciudadanos que hoy han logrado alcanzar el derecho a un libre pensamiento y albedrío, a una libre opinión y un libre tránsito por el mundo, el gobierno en todo caso debería aupar y defender esos derechos y no criminalizar a los ciudadanos, sus pensamientos, opiniones y acciones, por el hecho de que estos no concuerden con los que el gobierno pretende implantar como los correctos y únicos.
Es una lucha o un debate que tiene que ver al final de cuentas con quienes creen en el pragmatismo y quienes creen en lo contrario, una lucha y un debate ideológico, que enfrenta y confronta lo que hoy en día debemos entender como diversas corrientes de pensamiento, tanto las de vieja data como las nacidas en este siglo, quizá unas no pueden y no deben aniquilar a las otras sino más bien nutrirse las nuevas de las viejas porque allí estaría el crecimiento y la madurez del pensamiento.
Aunque ante tantas formas de pensar es natural que unas puedan chocar con las otras, como de hecho sucede, y la pregunta que surge es ¿Qué es lo correcto?, ante esta pregunta, terminamos por darnos cuenta que seamos de una u otra tendencia, de una u otra corriente de pensamiento, de una u otra generación, lo que debería ponerse de moda es el PLURALISMO IDEOLOGICO pues eso pareciera ser LO CORRECTO y eso no es otra cosa que una nueva corriente de pensamiento que busca entender y respetar todas las demás.
Y así van naciendo los nuevos Estados donde el primer PLURALISTA que defienda el PLURALISMO como una adecuada y correcta forma de vivir sea respetar a los demás pensamientos y quienes así piensan, tomando esencialidades de los conceptos y filosofías ya existentes pero quizá hablar de un PLURALISMO del Siglo XXI. Así tendríamos países multiplurales y multiculturales donde puedan convivir toda clase de ciudadanos con la más importante premisa, el respeto de los demás, y necesariamente con unas reglas comunes que se puedan alcanzar en debates multisociales de manera convencional.
Y si se quiere nuestro trabajo y responsabilidad entonces debe empezar por entender tanto al Antagonismo como al Holismo, al Altruismo, al Colectivismo, al Igualitarismo, al Comunitarismo, al Estatismo, al Dirigismo, al Intervencionismo, al Keynesianismo, al Sindicalismo, al Capitalismo, al Anticapitalismo, al Imperialismo y al Antiimperialismo, y así tras un arduo trabajo de conocimiento y entendimiento podamos quizá ser más coherentes con nosotros mismos y saber con un poco más de conciencia reflexiva en que creemos y que defendemos.

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