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Señor, hazme un instrumento de tu paz

namaste

En cierta ocasión, leyendo las actualizaciones del facebook me consigo este maravilloso texto, adjudicado a San Francisco de Asís:

Señor, hazme un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo armonía,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo la luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

Oh, Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado como en consolar,
en ser comprendido,
como en comprender,
en ser amado,
como en amar;
porque dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
muriendo se resucita a la vida.

A pesar de no ser católico, es el santo que más me agrada y más me llama la atención. Lo asocio con la renuncia plena, con el amor a la naturaleza y los animales, con fe y una devoción absoluta, y leyendo este texto me he sentido muy identificado, y quise compartirlo.

Este texto nos invita a la generosidad absoluta, al amor absoluto, a la compasión absoluta, a la paz absoluta, y ser nosotros mismos portadores de todas características, ser ejemplos vivientes. A pesar que mi práctica no ha sido consecuente a veces la gente se da cuenta que manejo otra “energía”, que mi presencia da paz, y eso me lo han dicho varias personas en varias ocasiones. Si es así, aún sin ser estricto en la práctica, ¿cómo sería si se es determinado y firme, a ser consecuente con el ideal de paz, amor, compasión, verdad, sobre todos los seres? Quizá hasta renazcan las flores a nuestro camino, como cuentan los relatos de la vida de los santos…

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