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Descendiendo por la espiral del pensamiento colectivista

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colectivismo

El siguiente no pasa de ser un ejercicio básico de análisis.

Premisa Nº 1: Desear un mundo mejor
Es un objetivo realmente loable y plausible, incluso si nadie sabe con qué se come eso.

Premisa Nº 2: Aspirar al fin de la pobreza
Es una idea concreta, noble, hermosa y admirable, inclusive si es solo eso, una idea.

Premisa Nº 3: Reducir las desigualdades (económicas)
Es una idea respetable en tanto ella signifique impulsar la pobreza hacia arriba y no lo contrario.

La unión de las tres ideas anteriores conjuntamente con aquella (totalmente errónea) de que la riqueza es un juego de suma cero no es otra cosa más que la pretensión de algunos de conseguir la resolución al asunto planteado en tales premisas no mediante el aporte voluntario de su esfuerzo, tiempo o su propio patrimonio sino, fundamentalmente, mediante la apropiación forzosa del patrimonio de terceros y su posterior transferencia bajo el esquema de una justa redistribución de la riqueza, el problema es que algo no es justo simplemente porque se le ponga esa etiqueta, y aquí se tranca el serrucho. La fuerza bruta nunca ha sido un argumento válido, al menos no en el campo de las ideas y las discusiones racionales.

En palabras de Milton Friedman:

Yo pienso que hay una falacia básica esencial en todo esto de la seguridad social y las medidas de bienestar: es la falacia, y este es el quid del asunto, de que es factible y posible hacer el bien con el dinero de otra gente. Si voy a hacer el bien con el dinero de otra gente primero se lo tengo que quitar, eso significa que la filosofía del Estado de Bienestar de hacer el bien con el dinero de otra gente, en su esencia fundamental, es una filosofía de violencia y coerción, es una filosofía contra la libertad porque tengo que usar la fuerza para conseguir el dinero.

No existe ningún fin que justifique el uso ilegítimo de la violencia de un grupo/sociedad/Estado/gobierno (sin importar si son mayoría o no) contra algunos individuos para desposeerlos de su patrimonio o parte de él, todos los asideros morales del colectivismo se estrellan en su fracaso del uso de medidas suasorias al usar la coerción para imponer sus fines, dicho de otro modo no hay moral alguna detrás de ese tipo que luego de robarte la cartera te dice “vamos a respetarnos”, de hecho sería hasta cómico sino fuera tan trágico.

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